Fórmula 1
2.400 tests cada fin de semana en la F1
La Fórmula 1 sostiene la competición frente al virus a base de análisis masivos en cada gran premio
En el peor año para cualquier economía, la Fórmula 1 saca músculo y exhibe poderío como burbuja inexpugnable frente al Covid-19. El calendario de carreras se cumple con normalidad, Hamilton sigue acumulando poles (ayer la última en Portugal) o victorias (previsible hoy en el circuito de Portimao) y los casos positivos se resuelven con prestancia y profesionalidad. La F1 lo consigue no solo por su solvencia, sino por su nervio financiero. Cada fin de semana de carreras, la propiedad de la F1 (Liberty Media) y las diez escuderías en concurso realizan en torno a 2.400 tests PCR antes, durante y después de cada gran premio. Probablemente un coste sin igual en ningún otro deporte, una cifra que ronda los 250.000 euros cada fin de semana.
El protocolo de la Fórmula 1 para salvar el curso reside desde principios de julio en la realización de test masivos, concentrar la actividad de carreras en Europa y aislar a la burbuja con toda la eficacia que suele mostrar este deporte para cualquier asunto. El resultado son dos pilotos contagiados, Sergio Pérez y Lance Stroll , ambos de Racing Point, y la Fórmula 1 a buen recaudo bajo llave a falta de seis citas para la conclusión del campeonato (Portugal, Italia, Turquía, Bahréin -2- y Abu Dabi).
El caso Stroll ha activado aún más el protocolo Covid de la F1. El canadiense desveló en sus redes sociales esta semana que dio positivo y que ya ha pasado una cuarentena de diez días para poder competir hoy en Portimao. Quedaba la duda de si incumplió el protocolo Covid impuesto en la burbuja. Stroll estuvo en el circuito de Nurburgring para pilotar el Racing Point, pero las dos primeras sesiones de libres se suspendieron por la lluvia y el mal tiempo. El sábado, el equipo del que es propietario su padre, llamó rápido al alemán Nico Hulkenberg para que le sustituyese en la clasificación. Los Stroll no dijeron que la causa de su abandono fuera el virus. Y lo mismo la FIA y el director de carreras Michael Masi, quienes no relacionaron su ausencia al Covid. Sin embargo, el piloto anunció el miércoles que ha pasado el virus.
Así lo explicó: «Llegué a Nurburgring después de una prueba negativa, pero el sábado por la mañana comencé a sentirme mal y me desperté con malestar estomacal. Siguiendo el protocolo, me aislé y ya no entré en el paddock». Y argumentó: « No estaba en condiciones de correr , así que tomé un vuelo a casa el domingo por la mañana. Y como todavía me sentía mal, me hicieron una prueba ese domingo por la noche».
Los dueños del Racing Point recibieron una amonestación del delegado de Covid-19 de la FIA al considerar que el equipo incumplió el protocolo al no informar del resultado positivo del test de Stroll de inmediato. En la F1 las sanciones de tipo ético son menos duras que las deportivas.
No es la primera vez que alguien recibe una amonestación por parte de la FIA, la responsable final del cumplimiento de las normas en la F1. A Charles Leclerc se le llamó la atención por regresar a su residencia en Mónaco entre las dos carreras de Austria y fotografiarse junto a sus amigos. Y a Sebastian Vettel se le afeó su conversación con los responsables de Red Bull, Helmut Marko y Christian Horner, en el paddock de Spielberg.
Como consecuencia del caso Stroll, la Federación Internacional de Automovilismo ha endurecido el código de conducta . Todos los miembros del paddock, los que se desplazan a las carreras, están obligados a someterse a una prueba PCR a las 24 horas posteriores a su ingreso al circuito.