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Alguersuari revela las miserias de la Fórmula 1: «Ha dejado de ser un deporte»
En una entrevista concedida a ABC, arremete contra Toro Rosso, su exequipo: «Es repugnante que un piloto más lento ponga 20 millones y te quite el sitio»
Jaime Alguersuari, un tipo jovial, de complexión menuda y barba a la moda, nacido hace 24 años en Barcelona, conoció el Olimpo de la Fórmula 1 y también la cruda experiencia de ver cómo le cerraba súbitamente sus puertas. Alguersuari se subió a un bólido de la élite con solo 19 años, el debut más precoz de la historia, un récord que perderá esta temporada con la llegada de un piloto de solo 16. Consagrado desde su infancia en ser figura del motor, entre 2009 y 2011 corrió con buenos resultados para Toro Rosso. Pero fue despedido y no ha logrado reenganchar en la Fórmula 1, de la que hoy reniega: «Ha dejado de ser un deporte». Su nueva vida está en las carreras de bólidos eléctricos la Fórmula E. Ha fichado por el equipo Virgin, la escudería de Alejandro Agag y del siempre rubio patrón Richard Branson: «Lo he conocido. Es un hombre con visión, todo un personaje». Tras cuatro carreras, ocupa el séptimo puesto. Pero promete dar guerra. Afincado en Londres, donde charla con ABC, asegura haber recuperado la ilusión tras pasarse del surtidor de combustible al enchufe.
–¿Qué cambios ha notado al pasar de los bólidos de gasolina a los eléctricos?
–La sensación es muy distinta, un desafío. Tienes que lavar tu cerebro y olvidar todo lo que has aprendido con los coches de combustible.
–¿Más fácil o más difícil?
–Simplemente distinto. En los coches de Fórmula 1 no te preocupas de gestionar la gasolina, de ahorrarla. Ahora un poco, pero en mi época no. Ibas a tope y listo, pendiente de los neumáticos un poco. Aquí en cambio tienes que gestionar la energía.
–¿A qué velocidad máxima iba entonces y ahora?
–En velocidad punta no es tanta la diferencia. Sí en las curvas y las frenadas, porque el coche pesa más que un fórmula 1 y tiene menos carga aerodinámica. En una recta puede llegar a 260 o 270. Pero cuanta más velocidad consumes más. Tienes que tener un mapa de carrera para ahorrar energía.
–Tras tres carreras va de décimo. ¿Contento?
–No, no. Hemos tenido muchísimos problemas. Fallos en el cambio de coche, porque en Fórmula E tenemos dos coches y tienes que cambiar a mitad de la carrera y utilizar uno nuevo, porque la batería no llega al final de la carrera. En ese cambio he perdido doce o catorce segundos y ahí se te va el podio.
–Pero lo hará mejor, ¿no?
–Sí, somos competitivos. Se trata solo de tener un día sin problemas. Aquí todo pasa en un día, el entrenamiento, la clasificación y la carrera, y tienes que estar pendiente de mil cosas. Si tienes un problema a la mañana ya no lo arreglas a la tarde.
–Se habrá pasado a un coche eléctrico en su vida particular…
–No, aquí en Londres la verdad es que no tengo coche.
–¿Tiene público el invento?
–Pues sí. Al correr en circuitos urbanos ayuda mucho a que venga gente.
–¿Qué tal paga Branson? ¿Es más generoso que los de Toro Rosso?
–Yo estoy contento con lo que cobro, desde luego. Pero lo que me ha hecho venir aquí no es eso, es la ambición del proyecto. Si te soy sincero, el coche no es nada del otro mundo. Estamos acostumbrados a coches que los ponemos a 330 por kilómetros por hora y a tener sensaciones más agresivas. Pero a esto hay que darle tiempo. Es un proyecto que acaba de nacer. En tres años será muy distinto. El año que viene ya se involucrarán tres o cuatro marcas de automóviles. El futuro de las ventas de automóviles se va a regir con los motores que se ideen aquí. Ese era el espíritu de la Fórmula 1, que se ha perdido y por eso me vine aquí. Será el futuro de las marcas
–Le he oído declaraciones contradictorias hablando de la Fórmula 1. En ocasiones ha dicho que volvería a ella gratis, en otras echa pestes de aquello…
–Hay un tiempo entre ellas. Recién salido de la Fórmula 1 yo me decía «claro que voy a volver». Era obvio. Me prometieron tres o cuatro veces de distintos equipos que ya estaba hecho. Nunca me imaginé que el deporte de mis sueños desde niño, cuando veía a Michael y luego a Fernando, pudiese depender de algo que no fuese el talento y el sacrificio.
–¿Pero qué paso? Sus resultados fueron correctos, a veces buenos.
–Dinero, solo dinero. No traía dinero al equipo y no podía comprar el asiento, por eso no pude volver. Me pidieron dinero y yo no lo tenía previsto.
–¿Pagar por correr?
–Sí, eso es. Y ahí me empecé a replantear toda mi vida. Me había entregado a ese deporte en cuerpo y alma y de repente me veía en un desierto donde no me pedían resultados ni conocimiento, me pedían dinero. El año pasado me fui a Los Angeles con mi novia y me replanteé mi vida: esto no me va a dar ningún futuro. Porque yo también tengo que pagar mis facturas a fin de mes, como todo el mundo. En Toro Rosso me dijeron que me echaban si no ganaba una carrera. Y luego vino otro piloto, que obviamente no puede ganar la carrera, porque no se dan las circunstancias ni se daban conmigo, está con diez menos que yo y lo suben a un equipo más grande. ¿Es esto deporte? Para mí no.
–¿Tiene usted algún problema de carácter? ¿Es una persona polémica?
–A ver… yo no me considero una persona política. Yo quiero ver las carreras de los años 80 y 90, cuando existía el factor humano. Que todavía lo hay, pero no como antes. Lo que está pasando ahora mismo con la Fórmula 1 no tiene nombre. El que le llame deporte a eso no sabe lo que dice.
–Ya que le veo así, me animo yo también: yo me aburro con la Fórmula 1 como una ostra, en cuanto pasa la salida ya no ocurre nada. ¿Soy un tío raro?
–Yo lo mismo. Me gusta el tenis, el golf, que tienen un ránking que veta a los de abajo ciertos torneos pero que es un modelo reglado. Aquí está la FIA y no logra establecer un ránking de pilotos donde haya un modelo sostenible para todo el mundo, que deje que luzca el talento y pese el factor humano. La Fórmula E por ejemplo tiene techos de gasto. No quiero volver ya a la Fórmula 1.
–Lo tiene que haber pasado fatal jubilado de la Fórmula 1 con solo 21 años.
–Sobre todo cuando había hecho mi trabajo. Si me hubiese ganado mi compañero de equipo, doy la mano y me voy. Pero no fue el caso. Aún tengo el récord de puntos de Toro Rosso desde que hicieron el coche por primera vez. Es repugnante que un piloto que es un segundo o segundo y medio más lento que tú venga con 15 o 20 millones de euros y te coja el sitio. Estoy feliz aquí.
–¿Hasta qué edad se puede ser competitivo en Fórmula 1? ¿No es Alonso ya un poco viejo?
–No. Depende mucho de las reglas del campeonato, que cambian cada cuatro años. Hoy los coches son mucho más lentos que hace cinco o seis años. El neumático es más rígido, los coches son más pesados. Todo es más accesible. Antes el motor corría muchísimo y el coche era muy difícil de llevar. Los récords de los circuitos siguen siendo de 2004 y 2005, la época auténtica. El Fórmula 1 ahora es un Fórmula 3 gordo.
–¿Dejó amigos en el circo o cada uno va a lo suyo?
–Cada uno va a lo suyo, porque todo el mundo intenta quitarte el sitio y tú a ellos. Desafortunadamente esto no son las motos, donde te juegas la vida y sí puedes demostrar. Si el equipo no se gasta 200 o 250 millones de euros no vas a poder frenar veinte metros más tarde, ni acelerar diez o veinte metros más tarde. Si coges a un Hamilton o a un Fernando y los pones en el peor coche nunca van a estar arriba.
–¿Quién es ahora el mejor piloto?
–Imposible decirlo. Tendría que verlos a todos con las mismas circunstancias. Es 80% tecnología y 20% piloto. Sigo pensando que Alonso es uno de los pilotos más completos del mercado y Hamilton un piloto rapidísimo. Pero no me creo que muchos de abajo no estén igual con un coche bueno. Márquez con una moto del final no ganaría, pero estaría delante, demostraría igual que es especial.
–¿Dónde afrontas más riesgo de matarte con un coche, en la Fórmula 1 o en la E?
–Hoy eso es difícil. La seguridad ha mejorado muchísimo. Velocidad no es siempre sinónimo de riesgo, depende más del circuito. Hoy los de Fórmula 1tienen muchísimas vías de fuga y todo el mundo puede ser valiente. Antes no había margen de error, como sucede en la Fórmula E, que si te pasas hay un muro. El fan al final quiere el accidente. Forma parte del show. Los accidentes son necesarios y buenos para el espectáculo, que debe ser dinámico. El espectador tiene que ver cosas imprevisibles. En Fórmula 1 pones la tele, ves un coche que se escapa y se ha acabado.
–¿Qué fue de su carrera de DJ?
–He madurado mucho lo que quiero hacer con la música. Pinchar en una discoteca fue un error, pero tenía otra edad y era atractivo entonces. La música me transmite, es algo personal, y sigo grabando cosas bajo un alias pero de otro modo. Es un escondite perfecto.
–¿Cree que acertaron las comunidades autónomas dando dinero público para traer la Fórmula 1?
–Para nada. La situación en España es penosa. Tenemos políticos que roban por todos los lados. La gente está cansada. Viviendo aquí me siento orgulloso de estar en un sitio con buenos servicios, donde la economía funciona, que no es de ahora. Salgo a la calle y aquí tengo ganas de vivir, de comerme el mundo. Salgo en mi caso en Barcelona y todo son malas noticias y desgracias. Hemos vivido muy por encima de lo que podíamos tener.
–Usted es barcelonés y ciudadano global. ¿Qué opina del pulso separatista?
–Yo me siento muy español y estoy orgulloso de ser español. Y también me siento muy catalán y la defiendo. Es una comunidad autónoma muy importante en España, tiene que tener mucha autonomía, incluso más de la actual. Entiendo que uno de Extremadura lo veo de otro modo. Yo amo a España pero también defiendo a Cataluña porque es mi tierra, mi región, donde he pasado la infancia y tengo raíces y amigos. Lo que sucede es un no vivir. A mí me gustaría que pudiésemos vivir juntos.