fútbol
El dilema de los clubes si un jugador es acusado de violación
La posición suele ser complicada. Reciben gran presión social y mediática antes de que la Justicia dicte sentencia, y actuar le puede traer problemas
Claves del caso Achraf: qué se sabe de la presunta violación y cuáles pueden ser las consecuencias penales y deportivas

Hace nueves meses, en mayo de 2022, la Audiencia Provincial de Almería condenó a Santi Mina a cuatro años de cárcel y una indemnización de 50.000 euros por un delito de abuso sexual a una joven, ocurrido en junio de 2017 en la ... localidad almeriense de Mojácar. Antes de que la Justicia dictara sentencia, el Celta siempre mantuvo una postura prudente en la que abogó por respetar los tiempos legales del caso. Así lo detalló su propio presidente en una entrevista con ABC en abril del pasado año, un mes antes de conocerse la sentencia: «No hemos hablado jamás con Mina de este asunto y, por lo tanto, habrá que esperar a la resolución. Ante todo, presunción de inocencia».
Una vez condenado, el Celta consideró que ya tenía los argumentos suficientes para dejar de contar con él, como así se lo exigió la mayor parte de su masa social, y por eso decidió sancionarle de empleo y sueldo, además de apartarle de la disciplina del equipo. Pocas semanas después tuvo que readmitirlo tras el recurso presentado por el jugador. La sentencia con Mina no es firme y eso impide al Celta hacer lo que hizo o despedirlo de manera procedente. Mina tenía, y tiene, contrato hasta 2024, y echarle del Celta hubiera sido considerado un despido improcedente que le hubiera supuesto al club un agujero en sus cuentas, con un importante daño colateral a su límite de masa salarial. Mina cuenta con una de las fichas más elevadas del equipo, cerca de cuatro millones de euros brutos por temporada.
El Celta, ante este callejón sin salida, hizo saber a Mina que lo mejor para las dos partes era encontrar un equipo que sí contara con él, ya que a pesar de ser readmitido no iba a jugar ni un solo minuto ni ser convocado. Además, su permanencia en el Celta suponía un daño para la imagen del club, por lo que el acuerdo de préstamo con el Al Shabab saudí fue la mejor solución para ambas partes. Pero estos casos son tan delicados que no siempre se encuentran una solución como la de Santi Mina.
«Los clubes tienen una posición muy difícil. Reciben una presión mediática muy grande y tienen que mirar con detenimiento la globalidad de la situación porque pueden cometer errores, impulsados por una corriente mediática y social acusatoria, que más tarde le conlleven demandas millonarias. Sé que ahora no es la tendencia, pero se debe apostar por la inocencia. Un futbolista no debe ser culpable hasta que se demuestre lo contrario. Y así lo debe gestionar un club, salvo que tenga firmado un contrato con el futbolista en el que se diga lo contrario», detalla Fátima Rodríguez, socia de penal y 'compliance' de Lupicinio Internacional Law Firm.
Ese fue justo el caso de Dani Alves, despedido de Pumas. En su contrato, a diferencia del que firmó Santi Mina con el Celta, sí que existía una cláusula en el que se penalizaba al brasileño por su participación «en cualquier escándalo que se haga público» o en «cualquier acto que sea considerado delito según la legislación del país en el que haya tenido lugar». Por este incumplimiento, el club mexicano hizo saber que Alves «está irremediablemente obligado a reembolsar al club el pago de la indemnización prevista en la cláusula decimoquinta del contrato, en el monto de 5 millones de dólares netos».
«Lo que hagas en el ámbito privado te puede afectar en los profesional. Ahora bien, cada futbolista y cada club firman lo que ambas partes consideran oportuno, por lo que si no hay una cláusula, como en el caso de Alves, legalmente un club debe esperar a que la Justicia se pronuncie», detalla Rodríguez. Lo que le llama la atención a la abogada es el último caso que ha salido a la luz, el de Achraf en París, en el que a pesar de no haberse cursado denuncia, la policía francesa está investigando el relato de una chica que asegura haber sido violada por el futbolista del PSG: «Si no denuncia es muy raro que la policía continúe con el caso. El relato de los hechos, por sí mismo, no es suficiente. Sin denuncia es complicado que vaya hacia delante. Al menos, en España, sería imposible».
Otros dos casos en boga tienen a los clubes de Mánchester entre la espada y la pared. Hace un mes, Greenwood, el joven futbolista del United, llamado a ser una de las grandes estrellas del equipo, fue absuelto y liberado de los cargos de violación, asalto y comportamiento coercitivo y controlador. El jugador inglés, de 21 años, jugó su último encuentro con la camiseta del United el 22 de enero de 2022. Ocho días después, y tras salir a la luz imágenes y audios en los que su expareja denunciaba agresiones físicas y sexuales, fue detenido por las autoridades británicas. Lo primero que hizo el United fue apartarle del equipo, sancionarle de empleo y sueldo, retirar la venta de sus camisetas y eliminar todo rastro suyo en la web del club. Ahora, una vez que su jugador ha sido declarado inocente y ha pedido la readmisión, no saben cómo proceder.
Algo parecido sucede con Mendy, el lateral izquierdo del City, apartado del club desde agosto de 2021 por la acusación de 13 mujeres, hechos que le hacían enfrentarse a una posible cadena perpetua. Sin embargo, en enero fue declarado «no culpable» de seis cargos de violación y uno de agresión sexual. Además, el jurado no pudo llegar a un veredicto sobre un séptimo cargo de violación y uno de intento de violación, que será enjuiciado de nuevo desde junio: «Dado que hay asuntos abiertos relacionados con este caso, el club no está en condiciones de hacer más comentarios», comunicó entonces el City.
Como con Greenwood, si termina confirmándose su inocencia al completo, tendrá una patata caliente. «Más allá del proceder de los clubes, creo que los futbolistas deberían recibir una formación preventiva en cuanto a delitos contra la libertad sexual. Desconocen lo que le puede pasar si le tocan a una mujer el pecho o la besan sin su consentimiento. No son conscientes de la gravedad de las penas y sus perfiles generan mucho revuelo, lo que habitualmente va en su contra», sentencia Rodríguez.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete