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Nadie puede con Pogacar en la lucha de gigantes

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El doble vencedor del Tour se impone por primera vez en la clásica de los muros adoquinados ante Van der Poel

Pogacar suelta a Van der Poel y Van Aert AFP

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La esencia del ciclismo se concentra en el Tour de Flandes. Lo tiene todo. Pronunciadas colinas empedradas en adoquín (19), soporte de resistencia (273 kilómetros, seis horas y doce minutos en la bicicleta), solera (104 ediciones desde su debut en 1913) y una atmósfera que envuelve y adora el escenario. Público entendido y neutral, que profesa admiración y no odio. Todo. En la lucha de gigantes del momento único que vive el ciclismo, nadie puede con Tadej Pogacar.

A la amplia avenida de Oudenaarde llega el esloveno como los campeones que han honrado esta carrera. Solo. Sin compañía. Con tiempo para pensar en su obra, celebrar con el público y preparar una hermosa foto para la posteridad.

Al fondo asoma la majestuosa estampa de Mathieu van der Poel, el ciclista que camina directo a la grandeza, doble vencedor en Flandes, propietario de la Milán-San Remo, Amstel Gold Race, Strade Bianche, y que ha sido derrotado por la firmeza y la sutil inteligencia del doble vencedor del Tour que hace prisioneros allí donde va.

Más atrás comparece Wout van Aert, el ciclista sin límite, nueve etapas del Tour y maillot verde, San Remo, Amstel, Strade Bianche, a quien el danés Mads Pedersen arrebata la opción de escalar al podio con los otros dos fenómenos en una imagen para el recuerdo.

A todos ha destrozado Pogacar en el viejo Kwaremont, semilla de Flandes, una de las colinas con adoquín que atraviesan los campos de labor y las granjas por las carreteras de tractores y remolques en este zona de Bélgica.

Una arrancada de Pogacar en una carrera incómoda, dura por las caídas, disputada a la contra, muy difícil para el príncipe esloveno. Van der Poel deshizo a Pogacar en el Poggio de San Remo con su ataque moviendo la bici de la lado a lado, y el esloveno devuelve la moneda, sentado en la montura, como si nada.

En el tránsito hacia la meta se desespera antes Van der Poel, que no visualiza la caza y desiste. Es una contrarreloj que gana Pogacar, quien se recluye a sus aposentos después de una primavera colosal (Jaén, Andalucía, París-Niza y Flandes) para preparar el Tour de Francia.

«Estoy orgulloso de lo que he hecho. Me podría retirar hoy mismo del ciclismo», concede el esloveno, hoy el ciclista más feliz de la tierra. Solo tres ciclistas han ganado en Flandes y en el Tour, Bobet, Merckx y él.

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