Ciclismo

Valverde se estira hasta los 39 años

El ciclista español con más triunfos de la historia seguirá en activo tres temporadas más

JOSÉ CARLOS CARABIAS

No hay límite ni fecha de caducidad en la relación de Alejandro Valverde con la bicicleta. Hace veinte años, cuando el ciclismo era el deporte que le hacía sombra al fútbol en España por los desfiles imperiales de Induráin en Francia, muchos padres de la región de Murcia miraban muy mal a un adolescente regordete que vestía la camiseta azulada de un equipo llamado Azulejos J. Ramos. Aquel mozalbete vencía siempre, en montaña o en descenso, al sprint o en contrarreloj, y quería ser como Induráin. El próximo español en conquistar el Tour. «Muchos domingos, en cualquier pueblo, me decían vete a casa y deja ganar a los demás alguna vez », cuenta el interesado, Alejandro Valverde, un tipo agradable en el trato, ambicioso como deportista y de mensaje escaso con la palabra. Le llamaban entonces «El Imbatido», tal era su supremacía en la categoría. Han pasado muchos inviernos y el ciclista de Las Lumbreras nunca ha dejado de ganar. Es el corredor español con más triunfos de la historia (97). Por este motivo ayer se hizo oficial un comunicado que premia la rentabilidad por encima del carnet de identidad. Valverde ha renovado con el Movistar hasta 2019, cuando habrá cumplido 39 años.

Valverde estira su talento pasados los 35, allí donde los ciclistas sucumben ante la explosividad de los recién llegados y se dedican a la noble función del gregario. No es el caso del murciano, cuya productividad admite pocas comparaciones. Fue el número uno mundial de la clasificación de la Unión Ciclista Internacional (UCI) en 2015 gracias a un promedio bárbaro de eficacia: 91 días de competición, 47 veces entre los diez primeros, 23 ocasiones en el podio, 9 triunfos.

En 2016 ha avanzado hacia números inigualables. Suma más días de competición que nadie (93) en un curso-maratón: corrió el Giro (tercero más una etapa), el Tour (sexto), los Juegos Olímpicos y la Vuelta a España después de inaugurar la temporada en marzo con victorias en carreras menos exigentes (Andalucía, Castilla y León) y una captura de primer nivel, su cuarta Flecha Valona , la del muro de Huy.

Valverde ganaba de niño, ahora en la frontera de los 40 y después de una sanción que lo relacionó con el dopaje. Fue castigado del 1 de enero de 2010 al 31 de diciembre de 2011 por su implicación en la Operación Puerto . Dos años que podían haberlo sepultado en el olvido solo supusieron un paréntesis en la conjugación del verbo que mejor conoce: ganar.

Valverde quería ser como Induráin, pero tenía un póster de Laurent Jalabert en su habitación, el ciclista que más se parece a él. El francés era un prototipo capacitado para todo tipo de carreras. Las clásicas y las de fondo, las que se resuelven en un sprint o en un puerto. El murciano exploró territorios prohibidos para los españoles, como la Flecha Valona, la Lieja-Bastoña-Lieja, la Clásica de San Sebastián o el Mundial de ruta. Valverde ha conseguido seis medallas, pero nunca el oro, caso único en la historia. Ha logrado casi todo lo que pueda estar a su alcance (la Vuelta de 2009), menos el Tour, viejo empeño imposible por su peculiaridad como corredor.

Es veloz y fondista, gran escalador y notable contrarrelojista, pero en ningún terreno establece diferencias como para sellar un éxito vestido de amarillo en París. El Tour se gana cada día en la montaña y en la contrarreloj, pero no en las bonificaciones de las metas.

No engorda

Los datos no oficiales exponen que su coeficiente aerodinámico en carrera es del 0,8 CX y, sobre todo, su potencia por pedalada alcanza los 500 vatios en una de los mejores proporciones vatios/kilo, el nuevo credo del ciclismo. Aunque, más que las cifras, la genética se postuló a su favor. Alejandro Valverde, como Perico Delgado o Eduardo Chozas y otros ciclistas afortunados, nunca engorda. Puede cometer excesos en la mesa, ya que siempre lo elimina en las carreras o los entrenamientos. La báscula, esa tortura para muchos deportistas (Induráin, sin ir más lejos), es su aliada.

Cuando envejecen, los ciclistas se vuelven más lentos, pero más resistentes . Valverde ha perdido esa punta de velocidad que enervaba a los padres de Murcia, pero ha apuntalado su fondo. Se recupera antes de los esfuerzos, supera la fatiga con más facilidad.

El Movistar, su mánager el incombustible Eusebio Unzué, no lo renueva por afecto o cercanía personal (el murciano lleva en el equipo desde 2005), sino por su cuenta de resultados. Es el ciclista que más victorias obtiene. Y aunque es como todos los profesionales del pedal, adscrito siempre a la mejor oferta económica que proporcione alimento a sus cuatro hijos , Valverde dice seguir en el Movistar «porque no voy a estar mejor en otro sitio».

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