Entrevista
Omar Fraile: «Siempre estoy en el sitio adecuado en el momento justo»
El ciclista español se confirma como un ciclista con remate, capaz de aspirar a las grandes clásicas y el mundial
Al entrar descorcha su alegría. «¡El Giro! ¡Ahora el Tour! ¡Iré a por la Vuelta!». Omar Fraile (Santurtzi, 28 años) era la luz de Mende. Sonrisa total. Una ristra de cámaras le rodeaba. «¡No me lo creo!», repetía en inglés y español. Ni siquiera iba para ciclista. Del remo le apartó el frío. Del mountain bike le sacó la falta de equipos. De la historia del ciclismo no le apartará nada. Y le queda mucho por escribir. Hábil, potente, atrevido y rematador , vale casi para cualquier carrera. Ahora ya sabe lo que es: un ganador.
Está eufórico.
Es que no me lo creo.
Tenía esta etapa marcada.
Era un día para la fuga. Lo sabía. Se ha hecho un grupo muy grande y eso hacía más difícil la victoria. He tirado de mi experiencia en fugas. He tenido sangre fría y he dejado que se desgastaran el BMC y el Quick Step.
Pero Stuyven ha llegado con un minuto al pie del puerto. ¿Ha temido ahí por la victoria?
No creía que fuera a llegar. Pegaba mucho viento de cara. En nuestro grupo costaba pasar al relevo, así que Stuyven tenía que ir reventado. Por eso lo he intentado desde el inicio de la cuesta. A tope. Que salga lo que salga.
¿Cuándo se ha visto con opciones de ganar?
Al ver a Stuyven. Iba muerto. Él casi no podía pedalear y yo todavía tenía un cambio de ritmo. Conocía bien la subida. He corrido varias veces por aquí, como en la Estrella de Besseges. A falta de 200 metros me he visto ganador
Por detrás se le acercaba Alaphilippe, que tiene una gran pegada.
Ya, pero le iba controlando. Desde el coche de mi equipo me iban dando todas las referencias. Me ha ayudado mucho. Iba guardando algo de fuerza por si me cogía para luego esprintarle. Afortunadamente, no ha hecho falta y he podido llegar solo. Buah. Es increíble. Soñaba con esta victoria, había trabajando mucho para esto y por fin llega. Es un día increíble, un triunfo que no creía que pudiese conseguir.
¿Ha tenido tiempo para disfrutar la recta final?
Sí. Quería llegar con metros suficientes tras la bajada al aeródromo para disfrutar de esos 200 metros finales. Me he acordado de muchos momentos, sobre todo de lo que me ha costado llegar hasta aquí, tantas horas de trabajo, ufff. Por esto vale la pena todo lo que haces a diario.
Y ha besado sus pulseras, como cuando ganó en el Giro.
Es la manera de compartir el triunfo con mi novia, Eva, y con mi familia, que son los que están siempre a mi lado. Quería dedicárselo a ellos y aun patinador kazajo fallecido (Denis Ten, que fue apuñalado).
A la cuesta de Mende la llaman la ‘subida de los españoles’, por la victorias en el Tour de Marcos Serrano (2005) y ‘Purito’ Rodríguez (2010).
Sí, ya somos unos cuantos los que hemos ganado aquí, ja, ja. Me alegro de unirme a ellos. Para un corredor como yo ganar en el Tour de Francia es lo más grande que se puede conseguir.
En 2013 ya se había comprometido para dar el salto al primer equipo del Euskaltel, pero el patrocinador decidió cerrar el equipo. Ahí estuvo a punto de truncarse su carrera.
Sí, aunque la verdad es que siempre he tenido suerte. Siempre estoy en el sitio adecuado y en el momento justo. Al final pasé al Caja Rural y tuve la ocasión de competir en la élite. También tuve que superar una lesión. Cuando todo parece que se me tuerce, tengo un golpe de suerte. Estoy en el sitio adecuado.
Es su primer Tour. ¿Es como esperaba?
Hay una tensión increíble. Aquí nadie sabe lo que es el freno. Creo que todos nos hemos ido al suelo en alguna etapa. Nunca había corrido tanto. Hicimos 45 km/h de media el día del pavés con viento de cara. Se va realmente rápido todos los días. El Tour es diferente porque ninguna otra carera tiene esta tesión. Y por su repercusión. A nada que hagas, llega a todo el mundo. Esta carrera te hace más grande.
Ya es un cazaetapas. ¿Será un clasicómano?
Ojalá. Vine al Tour a hacer lo que más me gusta, que es trabajar para mi equipo. En el Astana me dan siempre algún día para que busque etapas. Y lo he aprovechado. Es verdad, soy un cazaetapas. Ahora volveré a trabajar para colocar a Fuglsang entre los mejores de la general. Y si en los Pirineos, con los de casa allí, tengo otra oportunidad...
¿Y las grandes clásicas?
Son mi objetivo en el futuro. En 2016 y 2017 fui a conocerlas. Ya me he visto delante en la Lieja-Bastogne-Lieja. Creo que se me pueden dar bien.
Tiene pegada, es un rematador y se adapta a las cuestas cortas. Perfecto para el Mundial.
Primero me tiene que llamar el seleccionador. Sería increíble trabajar este año para Valverde en el Mundial de Innsbruck. Me encantaría ayudarle a ganar el oro.