Vuelta a España
Supermán López abandona el día menos pensado
El colombiano se retiró enrabietado a 22 kilómetros de la meta cuando perdía el podio y cedía cinco minutos
De la rabia y el descontrol surge una de las noticias de la Vuelta a España, del curso ciclista, tal vez algo nunca visto en este deporte. Miguel Ángel ‘Supermán’ López se para preso de la cólera, la furia, la exasperación y todos los sinónimos que se puedan plantear. Está perdiendo el podio de la carrera, ha caído en la emboscada de una clásica por tierras gallegas, le están levantando el trabajo de semanas, pero así es la ley del ciclismo, alguna vez se gana, casi siempre se pierde. El colombiano reacciona desnortado. Se borra, para la bicicleta, discute con su director Patxi Vila, intenta convencerlo su compañero Imanol Erviti. No hay manera. Incontrolable en la desesperación, se guarece en el coche del Movistar y desaparece. Del podio al coche escoba. Abandono el día menos pensado, incomparable guión para el próximo documental de Netflix. Se multiplican las chanzas en las redes, Supermán es el primer cliente que se da de baja de Movistar sin problemas. En el castro de Herville, diseño fantástico de un recorrido tipo clásica, vence por sorpresa el francés Champoussin . No hay victorias españolas, Roglic va a ganar la Vuelta.
El exciclista Óscar Pereiro se inventa una maravilla a las puertas de su casa en Mos. Ayuda a diseñar una etapa volcánica, impactante. Los últimos noventa kilómetros son una cadena de dientes de sierra por carreteras entre aldeas equipadas para el ciclismo. Cotas cortas, pistas rugosas de único sentido para un coche, Galicia profunda y frondosa por la Sierra de Groba, a las puertas de Baiona. Es una delicia para la vista el recorrido, pequeños puertos encadenados como una cuerda de nudos. Es un paraíso para atrevidos e inconformistas. Hay fuga, por supuesto, pero también ambición de un equipo multimillonario, el Ineos, que justifica la Vuelta con su actitud combativa.
Ineos prepara una ofensiva, no se sabe cual, en persecución de la escapada de 17. Por el Alto de Mongás se abre la tarde a sus acometidas, primero con Egan Bernal, omnipresente en la tercera semana, y luego con Adam Yates. El suplicio de Miguel Ángel López empieza con un derrote de Gino Mader que agrupa a Haig, Yates, Enric Mas y Roglic. Como el día de los Lagos, Supermán intenta enlazar y no llega. Es una mala noticia para un tipo de carácter muy fuerte. De repente, el cielo se cae sobre su cabeza. Egan, De la Cruz y los demás en su vagón no colaboran. Y comienza el goteo de segundos, luego minutos, después la debacle deportiva. Dos minutos de retraso a 38 kilómetros, cuatro minutos a 33. Solo Supermán se esfuerza en ese grupo y de nada sirve ante un tren en marcha por delante.
Al colombiano se le cruzan todos los cables. No hay reproche a la vista del Movistar, sino situaciones de carrera. Se quedó cortado y nadie quiso colaborar. Haig se queda con el podio, Supermán levanta el pie, la ayuda de Rojas no sirve, el suramericano está ofuscado. Se baja de la bici, se queda petrificado en el coche Movistar, no atiende a la ley no escrita según la cual se pierde igual que se gana. Hace dos días, de fiesta en el Gamoniteiro, tercero en la general , podio en Santiago. Hoy, destituido por su rabia.
«Como la mayoría ha visto, el momento del corte ha sido una situación incómoda, difícil de resolver. Nos hemos visto en un momento complicado y se nos han ido los mejores por delante; el Bahrain ha jugado bien sus cartas, y es difícil tapar un hueco así, aunque sea pequeño, a estas alturas de Vuelta. Hay mucho cansancio, mucho nivel y lógicamente nadie iba a ayudar a cerrar esa pequeña brecha en ese momento. Tardamos en reaccionar. Hay muchos factores y, al final, es una pena que tengamos que terminar La Vuelta de esta manera», ha apuntado López.
El colombiano ha querido disculparse con el resto de corredorires: «Quiero pedir perdón a los compañeros. Quedábamos ya pocos, éramos cinco en La Vuelta y para currar todos los días teníamos a tres, y ellos se dejan la piel día a día, dan todo de sí, su 100%. Ha sido un poco complicado, pero al final ha pasado así. Desistí de seguir luchando por una batalla que estaba prácticamente perdida. Solo quiero decirle a la afición, a los patrocinadores, a toda la organización de La Vuelta… pedirles perdón por lo que pasa y por cómo ha ido esto en el día de hoy».
Supermán, que renovó dos años por Movistar cinco días antes de la Vuelta, proviene de un episodio en 2011 en Pesca. Unos ladrones lo intimidaron con un cuchillo, le quisieron robar la bicicleta, pero él se negó y se enfrentó a los atacantes. Resultó herido por el cuchillo, la bici se quedó con él. Y otra. Vestido con el maillot de mejor joven en el Giro 19, fue derribado por un aficionado en una etapa. En vez de lamentarse, la emprendió a golpes con el inconsciente seguidor. Ese mismo año, tuvo un encontronazo en la Vuelta con el Movistar, su actual equipo, y Alejandro Valverde. «Hemos caído unos 20 corredores o más y siempre son los mismos estúpidos los que se aprovechan de estas cosas . Vaya equipo tonto que tiene el campeón del mundo», aseguró. Hoy, la última, esa retirada destructiva que ofrece una pésima imagen de equipo y de profesional, pero que invoca a los seguidores a la próxima entrega del documental de éxito «El día menos pensado».
La Vuelta acaba hoy sin victorias españolas, pronóstico fácil pues no hay un especialista en condiciones de aspirar a la última contrarreloj en la plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela. Será, si se cumple la previsión, la primera vez en la historia que ningún ciclista española haya ganado una etapa en el Tour, la Vuelta y el Giro en la misma temporada. Una cero devastador que se consumó en Mos. Ante la impávida respuesta del vagón de Roglic, con Mas, Yates y Haig en vigilancia, lo intentó Mikel Bizkarra llegando desde posiciones retrasadas. La victoria se niega a los españoles, porque el que lo consiguió con el mismo estilo de contraataque fue el francés Clement Champoussin, el invitado inesperado en un trazado de primer nivel.