Vuelta a España

Roglic desmonta a Alex Aramburu

En la contrarreloj de apertura, el esloveno le quita la victoria al español del Astana en el último suspiro

CHARLY LÓPEZ

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Con cara de buen chico, de no haber roto nunca un plato, Alex Aramburu, ciclista guipuzcoano del Astana de 25 años, tuerce al fin el gesto, admite la lógica del ciclismo y a la sombra de la Catedral de Burgos, con la noche cayendo sobre la ciudad castellana, le cede la silla caliente al favorito de la Vuelta a España. Pasaron todos los ciclistas por el cronómetro que Alex Aramburu (8:38) certificó en siete kilómetros por el centro de la ciudad burgalesa y nadie lo franqueó después de horas de tránsito. Ni Egan Bernal, ni Carapaz, ni Valverde, ni los especialistas, ni los campeones nacionales... Solo Roglic, dos veces vencedor de la Vuelta, campeón olímpico contrarreloj, segundo del Tour, desmonta la obra de Aramburu por un suspiro. Seis segundos .

¿Qué queréis?, expresa Aramburu encogiéndose de hombros después de haber soñado con una pieza de calibre mundial. El primer maillot rojo de la Vuelta ante la constelación de estrellas que este verano han aterrizado en la Vuelta. Hay vencedores del Tour, del Giro, de la Vuelta, campeones mundiales, olímpicos, estrellas de las clásicas, especialistas contra el reloj. A todos afiló Alex Aramburu, corredor criado en Ezquioga-Ichaso, Guipuzcoa profunda, educado en el Murias y luego en el Caja Rural antes de saltar a la elite con el Astana y, según se cuenta, el próximo año con el Movistar . Ascensión rutilante para un ciclista que practicó el ciclocross al estilo de los actuales galácticos Van der Poel o Van Aert y que aspira a ser algo así como un clon de Alejandro Valverde. No quiero saber nada de las generales de la Vuelta o el Tour.

Un cazador

Él es un cazador de precisión, clasicómano que ya ha despuntado en la Milán-San Remo (dos veces séptimo), en la Amstel (13º) o en la Lieja (15º), o en el esprint de los Campos Elíseos en el Tour (octavo). Es amante de las carreras de un día y futuro protagonista de la selección española en el próximo Mundial de los muros en Flandes.

«Llevo tres semanas sin competir y se ve que me ha sentado muy bien –analizó el vasco–. La bajada tenía una parte muy técnica y se me ha dado bien».

La progresión de Aramburu durante los últimos cursos no hacía presagiar un momento como éste para él. La subida al Castillo, a la espalda de la Catedral, parecía penalizar sus posibilidades. Su tiempo no estaba entre los diez mejores en un recorrido de solo siete kilómetros. Pero el descenso hacia el centro de la ciudad fue espeluznante porque arañó segundos a Sepp Kuss, los Ineos que habían marcado mejores tiempos (Adam Yates, Van Baarle) y el resto del personal. «Pero cuando he visto el tiempo de Roglic en el alto, he dicho hasta aquí».

El esloveno sale el último, dorsal 1, jerarquía y autoridad. Cumple el pronóstico. Mejor tiempo subiendo, bajando y en la meta. Ciclista solvente, de una pieza, que ofrece una fiabilidad superior. A sus condiciones atléticas une en esta Vuelta un espíritu comunicativo y alegre que no se le había visto. Saluda a la parroquia, se explaya en las ruedas de prensa , transmite felicidad y ausencia de tensión. Una actitud que algo tiene que ver con sus éxitos recientes, campeón olímpico contrarreloj, de nuevo maillot rojo.

Bien Enric Mas

«No me ha sorprendido la contrarreloj de Aramburu –enjuicia–. Sé lo buen corredor que es. Pero yo he sido más rápido».

Una contrarreloj de emociones, sello la Vuelta, para empezar. Estreno que casi tumba al líder del Movistar, Enric Mas. «He tocado el suelo con el pedal en esa curva», explicó sobre el desliz que hizo temer por su estabilidad. Fue una magnífica crono del mallorquín, el mejor aspirante a la sombre de Roglic, 18 segundos peor que el esloveno con el contratiempo mencionado. «Estoy contento con el tiempo que he hecho. Creo que es una buen comienzo», se congratula Enric Mas.

El Ineos que arrancó potente la tarde burgalesa con Yates y Van Baarle, claudicó más tarde con sus primeros espadas. Carapaz cedió 25 segundos y Egan Bernal, 27 en un trazado que no era el peor para sus características escaladores y de eficacia en los descensos. Buen tiempo del colombiano «Supermán» López, 21 segundos más que el líder esloveno.

Landa hace un Perico

Fiel a su idiosincrasia ‘landista’, Mikel Landa se marcó un Perico Delgado en miniatura para empezar la Vuelta. El corredro alavés llegó apuradísimo a la salida de la contrarreloj, tan agitado que se subió a la bici cuando quedaban menos de diez segundos para tomar la salida. Y logró engazar las zapatillas en los pedales cuando faltan tres segundos. Landa terminó a 39 segundos de Roglic, mucha distancia para solo siete kilómetros. «En las curvas no arriesgué. Tengo optimismo en esta Vuelta», explicó.

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