Vuelta a España

Roglic abre una brecha en la Vuelta

El esloveno apabulla en la contrarreloj, coloca tres minutos a Nairo Quintana y es líder con gran ventaja

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A la gente en Francia le encanta el ciclismo, sus historias lindantes con la epopeya, su sentido de la épica. En Pau, puerta de los Pirineos galos, existe un museo al aire libre que se asemeja a los cementerios en Normandía de la II Guerra Mundial. En vez de tumbas con una cruz blanca, esta ciudad rinde homenaje a los ciclistas. «El Tour de los Gigantes» se llama la pradera que alberga un tótem amarillo por cada uno de los ganadores de la mejor carrera del mundo. A Miguel Induráin, Perico Delgado y Óscar Pereiro agasajó el Tour en su cien aniversario del maillot amarillo y la Vuelta (pertenece a ASO, la misma empresa del Tour) por sus diez años de maillot rojo. «Ahí está Dios», suelta un aficionado al reconocer a Miguelón. La contrarreloj era su terreno de expresión y este martes fue el punto de abastecimiento de la Vuelta para el Primoz Roglic. El esloveno abrió una brecha amplia: ganó la crono, cogió el liderato, sembró el terror entre sus rivales y los alejó en la general: 1.52 Valverde, 2.11 Supermán, 3.00 Nairo Quintana y 3.05 el quinto magnífico, Pogaçar, el otro esloveno.

En el jardín de los campeones, la placa de Induráin dice: «El siglo es ruidoso, charlatán. He aquí un campeón silencioso ...». Induráin no se cansa de firmar libros, dedicar autógrafos y hacerse fotos con los aficionados que, respetuosos y nada histriónicos, le reclaman. «Le llamaron el extraterrestre... Pero él no vino de otro planeta, sino de la tierra, del bosque de Irati...», sigue el relato.

Induráin habla como siempre. Mensaje en calma, la palabra justa , ningún estrés a su alrededor pese a que el acto es vocinglero y el presentador trata de animar al personal con un tono elevado. «Antes era distinto, porque se solían decidir las carreras en la contrarreloj», cuenta el campeón navarro.

Primoz Roglic comparte con Induráin el gusto por el silencio. Parece un tipo circunspecto, más propenso a la prudencia y el sigilo que al alboroto o la bulla. A las 17.45 de la calurosa tarde en Pau, también él ha emulado a Induráin. La contrarreloj, como la noche para Romario, es su amiga . Su acompasada figura en la bici ha partido la Vuelta en dos. Está él y luego los demás.

Con discreción, Roglic intentó ganar horas de sueño y descanso a la Vuelta. Su equipo, el Jumbo, alquiló un helicóptero para desplazar al esloveno de Andorra a Pau junto a varios compañeros. Cuatro horas menos de autobús que el resto. El aparato no pudo tomar altura por la niebla en Envalira y el convoy aéreo dio media vuelta y abortó la misión. Roglic, como todos los ciclistas, recorrió los 300 kilómetros por carretera.

Su ambición se funde con el espíritu de su equipo: el Jumbo ha ingresado muchos millones en el ciclismo para construir un vagón de primera clase ( el fichaje de Dumoulin ).

Roglic sale a la contrarreloj fundido en su bicicleta, perfecta la comunión. La cabeza abajo, la espalda plana, los brazos en escuadra, afinada la aerodinámica... Devora kilómetros en ventaja desde el principio. Siempre al mando sobre Nairo , que es lo contrario a él en contrarreloj, Supermán López y más ajustado respecto a Valverde y su compatriota Pogaçar.

Roglic se cayó el primer día en la crono por equipos, aquel escape en una piscina en Torrevieja . «No fue la mejor manera de empezar», recuerda hoy. De otra manera, tendría aún más ventaja.

Nairo se hunde en la cita, pierde el rojo, casi entrega la Vuelta. «Aún estoy ahí -protesta-. Tengo buen cuerpo y con Alejandro puedo hacer cosas». Supermán López tampoco alcanza. Cede dos minutos. Valverde se defiende lejos de su terreno. Nada que hacer. « Era lo esperado . Nada extraño lo que ha pasado».

Solo el adolescente Pogaçar tiene buenas noticias, porque se ha enganchado a la general. 3:05 respecto a su compatriota. «es un gran talento y una gran persona», lo elogia el nuevo líder.

El terreno quebradizo ha sentado bien al esloveno, quien lanza mensajes en positivo. « Aunque tuviera diez minutos no me parecería suficiente. Me caí dos veces, pero creo que tenemos capacidad en el equipo para llegar hasta Madrid». Sin duda, él es ahora la referencia.

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