Giro de Italia
El Movistar, fiel a las dobles parejas
Carapaz y Landa reeditan en el Giro la convivencia de Induráin y Perico, Chava Jiménez y Olano o Valverde y Quintana
Richard Carapaz, el líder del Giro, no había nacido aquel 18 de julio de 1991, en el trasvase de poderes entre Jaca y Val Louron cuando Miguel Induráin provocó una hecatombe social y casi política en España. No fue que atacase en el descenso del Tourmalet para reventar el Tour e inaugurar una época de excelencia, cinco maillots amarillos consecutivos a un nivel similar del mejor Rafa Nadal, sino que Induráin sepultó ese día al ídolo de masas del deporte español: Pedro Delgado, su compañero de equipo. Javier Gómez-Navarro, el secretario de Estado para el Deportivo, llamó a José Miguel Echávarri al hotel del Banesto en Francia para formularle una única pregunta. «¿Qué pasa con Perico?». Echávarri, Eusebio Unzué y el alma navarra del equipo ciclista hoy llamado Movistar han convivido históricamente con dos líderes, una pinza de dos ganchos en la carretera, que han gestionado con habilidad y sobre todo calma. La convivencia y el trasvase de poderes que asumieron en su día Arroyo y Delgado, Delgado e Induráin, Chava Jiménez y Abraham Olano, Alejandro Valverde y Nairo Quintana, se traslada hoy al ecuatoriano Carapaz y a Mikel Landa, quien también persigue la maglia rosa del Giro.
Gómez-Navarro no vio aproximarse aquel tsunami Induráin por el instinto de protección al héroe Perico que enardecía a las masas, imprevisible y siempre festivo el segoviano. Desde hace 36 años, desde aquel Tour 83 que descubrió un universo a los españoles con Ángel Arroyo y Pedro Delgado, Unzué y su tropa manejan las artes de la diplomacia.
Ayer fue jornada de descanso en el Giro y el veterano Unzué lidió una faena conocida. Moldear las ambiciones personales de los dos ciclistas con el interés común de la empresa que paga, Movistar. «El equipo está siendo impecable en la elección de momentos y en comportamiento. Esperamos que con la ayuda de todos seamos capaces de luchar para que este rosa continúe en el equipo», analizó el mánager navarro.
La predicción ilusionada de Unzué tiene buen pronóstico, porque a Landa nadie le ha hecho la cama, sino que la carrera ha colocado a cada cual en un lugar. No será como en 1998, cuando Echávarri (ya retirado del ciclismo) y Unzué gestionaron uno de los pasajes más delirantes en la historia de la convivencia ciclista. Abraham Olano y José María Jiménez, enfrascados en una guerra sin medias tintas. Candidatos ambos a la victoria en la Vuelta a España, se enzarzaron en una discusión pública con intervención conyugal.
Karmele Zubillaga, la esposa de Olano , intrépida polemista y gran aficionada al ciclismo, activó el detonador en el programa nocturno de confidencias «Hablar por hablar». «No me gusta ver al maillot amarillo (Olano) sin compañeros», soltó Karmele Zubillaga, crítica con Chava Jiménez, que había atacado para conseguir su cuarta etapa en la Vuelta. «La avaricia rompe el saco», añadió. Chava, tipo espontáneo y único, no se amilanó. «Karmele debería estar callada porque Olano dice lo contrario. No sé cómo puede funcionar ese matrimonio si se contradicen todo el día». Olano ganó la Vuelta y Chava fue tercero, pero el vasco abandonó el Banesto.
Sueño amarillo
Alejandro Valverde y Nairo Quintana han protagonizado el penúltimo episodio de una transición amable, al estilo de la casa. Ya con los colores del Movistar, han perseguido sin éxito el sueño amarillo: volver a ganar el Tour. En dúo y en trío (se ha sumado Landa), ha resultado misión imposible con el Sky. Pero Valverde y Quintana no han chocado, sino que se han complementado. El colombiano es un ciclista de largo aliento y el español, un rematador inigualable, capaz de ganar en cualquier territorio, pero no de resistir el ciclo de tres semanas (ganó la Vuelta 2009 e hizo siete podios entre Giro, Tour y Vuelta). El Mundial de Innsbruck fue el Tour de Valverde y Movistar, campeones del mundo al fin.
En el día de descanso del Giro previo al efecto devastador del Mortirolo, la factoría navarra tramita ahora las apetencias personales de Carapaz –líder con 47 seg. sobre Roglic y 1:47 con Nibali– y Landa, quinto clasificado a 3:15 y el legítimo horizonte de una secuencia de montañas. «Me siento favorito y defenderé el rosa», anuncia el ecuatoriano. «Lo importante es Movistar... Confío en tener un papel protagonista», contemporiza el vitoriano. «El líder virtual es Roglic, que tiene la última crono», dice el pacificador Unzué, tan curtido en estas lides.