Ciclismo

Jóvenes, carismáticos y alucinantes: la nueva generación que está cambiando el ciclismo

El pelotón se está rejuveneciendo con figuras como Bernal, Evenepeol, Pogacar o Van der Poel, llamados a liderar la nueva etapa de este deporte

Egan Bernal, campeón del Tour 2019

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El análisis de Mikel Landa fue lúcido después de una de las exhibiciones de Remco Evenepoel en la Vuelta a Burgos . «Tenemos que aprovechar antes de que cojan experiencia porque en los próximos años va a ser imposible ganar algo». Landa, 30 años, lleva diez temporadas en la élite profesional y quince triunfos. El fenómeno Evenepoel, 20 años, es el ciclista con más victorias en 2020 (9) y ya suma trece en total desde que debutó en 2019 sin pasar por la escuela de la categoría sub 23, como Kobe Bryant que saltó del instituto a la NBA sin tránsito por la universidad. El belga Evenepoel, que en el Giro de Lombardía vivió la cara amarga del ciclismo con una durísima caída que lo emplaza ya para la próxima temporada por la fractura de pelvis, es el vértice de una generación de ciclistas jóvenes, carismáticos y alucinantes que emocionan con su estilo ( Mathieu Van der Poel, Egan Bernal, Tadej Pogaçar y Wout Van Aert ) y que están cambiando la cara del ciclismo.

Egan Bernal ganó el Tour 2019 de las avalanchas y de la honorable defensa del maillot amarillo de Alaphilippe. Con 22 años, el vencedor más joven después de la Segunda Guerra Mundial, su talante calmado y armónico, su innegable calidad y su ausencia de fogosidad no han provocado tanto impacto como Evenepoel o, el año pasado, Van der Poel .

En la Clásica de San Sebastián 2019 una jauría de veteranos (el campeón olímpico Van Avermaet, el campeón mundial Alejandro Valverde) persiguió sin éxito a Evenepoel por carreteras zigzagueantes. Más que una victoria de la insolencia fue la proclamación de un cambio de orden . El ciclismo está a los pies de esta generación del talento y la ambición. «Evenepoel es capaz de hacer cualquier cosa» vaticinó Alberto Contador. «Tiene condiciones para ganar una gran vuelta».

Ganar y dar espectáculo

Evenepoel ha ganado cuatro de las cinco carreras en las que ha concursado este año, San Juan, Algarve, Burgos y Polonia. Siempre al borde de la exageración, el periodismo lo ha comparado con Eddy Merckx por su motor de gran cilindrada , su potencia y codicia. Más allá de eso, el belga representa una regeneración del ciclismo, anestesiado durante años por la maquinaria aburrida e infalible del Sky. No solo gana, sino que da un recital cada tarde.

Esa capacidad para emocionar la tiene Van der Poel, genética pura , hijo de un ciclista enorme (Adrie van der Poel) y nieto de una leyenda, Raymond Poulidor. Surgido del barro, del ciclocross (campeón mundial), y de la bici de montaña (aspira al oro en Tokio), el holandés es polifacético y letal. El año pasado se impuso en cuatro de las siete carreras de un día entre marzo y abril.

No estamos ante una explosión por generación espontánea. El pelotón es cada vez más joven. El español Josean Matxín , que fue captador de talentos para el filial del Deceuninck y ahora es el tema mánager del Emirates, dice: «Antes los jóvenes tenían que demostrar su valor para lograr un contrato. Ahora les buscamos para permitir que crezcan».

Esto tiene que ver con el adelgazamiento salarial del ciclismo . La respuesta de esta generación ha dejado pequeñas sus aspiraciones. No ganan etapas de segunda fila, sino las principales piezas.

El esloveno Pogaçar , 21 años, ya anunció hace un año el talento que atesoraba en el Algarve y el Tour de California. Fue la sensación de la Vuelta a España que ganó Roglic . Se llevó tres etapas de montaña y el maillot al mejor joven. Pogaçar está cortado por el mismo perfil que Evenepoel, Bernal o Van der Poel. Su osadía acorta los plazos de una cocción lenta. Los jóvenes no quieren esperar su turno. «Aunque les falte experiencia, tienen un talento extraordinario», juzga Contador . Son cachorros aleccionados en la vanguardia de una tecnología, nutrición y ciencia de entrenamiento superiores a la de sus antepasados. Ninguno parece contaminado con el veneno de la EPO y la química, los tiempos bizarros del ciclismo.

En esa órbita gira el belga Wout van Aert, 25 años , debutante estelar el año pasado en el Tour, clasicómano, ganador, que este curso se ha adjudicado la Strade Bianche , la Milán-San Remo y una etapa del Dauphiné. Un aspirante al verde de la regularidad del Tour.

La hegemonía de Froome en el Tour captó adeptos en Gran Bretaña por patriotismo , pero dejó frío al resto del mundo. La retirada de Contador provocó un gran vacío en el ciclismo. Solo Peter Sagan, tres veces campeón del mundo, siete maillots verdes del Tour, es la única y genuina estrella del antiguo pelotón. Ahora llega al abordaje, como una manada de bisontes, una generación que posee el magnetismo para atraer a jóvenes aficionados a un deporte maravilloso que tantas veces decepcionó.

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