Vuelta a España
Jesús Herrada, en nombre de su hermano José
El pequeño de la saga vence un día después de la derrota que vivió su hermano en Javalambre. Teuns, nuevo líder
![Jesús Herrada, en nombre de su hermano José](https://s2.abcstatics.com/media/deportes/2019/08/29/herrada-kmUB--1248x698@abc.jpg)
Los ciclistas ganan y se enternecen. Irradian emoción y se purifican con el llanto. Es la agitación interior que provoca el éxito, la recompensa a los esfuerzos estacionales, los entrenamientos en solitario, horas de fatiga en los pueblos. En Javalambre lloró el gorrión Ángel Madrazo y en la bellísima localidad del Maestrazgo de Ares del Maestre también sollozó Jesús Herrada, el vecino de Mota del Cuervo, hermano de José Herrada, al que Madrazo descosió en la subida turolense. En nombre de su pariente, confidente y compañero de equipo y habitación, el conquense ganó la sexta etapa de la Vuelta marcada por la desolación. Cuatro primeros espadas se retiraron por una caída masiva en la frontera entre Teruel y Castellón. En la vibración de la jornada, hubo cambió de líder. El belga Dylan Teuns, que ganó en el estreno de la montaña del último Tour, se ganó el maillot rojo gracias a una fuga masiva de once ciclistas y la renuncia o impotencia del Astana que comanda Supermán López.
La Vuelta visita poblaciones primorosas, muchas desconocidas, escondidas en carreteras secundarias casi todas. En Mora de Rubielos los vecinos jubilados se sientan en ordenada secuencia bajo unos soportales y, apoyados en el bastón, interactúan con los ciclistas. «No vayáis tan deprisa», aconsejan. «Un par de vinos no nos los quita la Vuelta», asevera un anciano. Pero los corredores van muy rápidos por las rutas deshabitadas, sin tiempo para deleitarse con un paisaje hermoso y duro. Y se caen, sin atender a las recomendaciones de los mayores.
A mitad de tránsito llegan malas noticias. Una caída ha decretado un reguero de fracturas. El Education First , equipo que acudía a la ronda con expectativas, pierde a su líder (el colmbiano Rigberto Urán) y a su mejor gregario (el británico Hugh Carthy) por sendas roturas de clavícula. El exlíder de la carrera, el irlanés Nicolas Roche, se retira lastimado. Y lo mismo el vitoriano Víctor de la Parte. Demasiados arañazos para una Vuelta a España que transcurría en calma en ese apartado.
El Ineos busca eco para justificar su presencia, sus 40 millones de presupuesto que no se ven por ningún lado. Trata de escapar Wout Poels, sin éxito. Lo hacen once corredores de diverso pelaje, que enfilan el pueblo de Ares de Maestre, arracimado a la vera de una inmesa roca, a 1.200 metros de altitud, ocupando una fortaleza que corona los restos de un castillo. Imperial. 190 habitantes. Ahí llega la Vuelta.
La etapa no le interesa a Valverde , quien no quiere tapar todos los agujeros del pelotón español con su presencia. Tampoco le afecta al Astana. No quiere o no puede cancelar la fuga que despoja a Supermán López del maillot rojo.
Siguen la velocidad y las caídas (otro Education First, Van Garderen), se suceden los ataques hasta que llega el bueno. Es Dylan Teuns quien arrastra a Jesús Herrada y descuelga a David de la Cruz, aspirante a líder. El belga va lanzado a por la prenda y transige con los pocos relevos de Herrada, antiguo excandidato a estrella que ahora gana carreras ( Luxemburgo, Mont Ventoux ), pero no vueltas. El conquense es más astuto y vence en Ares. Se lo debía a su hermano. «Estoy muy feliz por él», sentencia.