Tour de Francia
El hinchable caído que atrapó a los favoritos del Tour
Cummings ganó la primera etapa de montaña sin batalla entre los grandes. El arco del último kilómetro se vino abajo
Fue como aquella foto de un aficionado que tiró a Guerini cuando iba a ganar en el Alpe d'Huez. O como la más costumbrista escena de un paso a nivel cortando a un pelotón para dejar pasar el tren. El ciclismo siempre es el deporte más expuesto a las injerencias externas. En la primera etapa de montaña del Tour 2016 se produjo una de esas situaciones cómicas. Se derrumbó el arco hinchable del último kilómetro, la célebre «flamme rouge» del triangulito rojo que decreta la meta a la vista, y atrapó con él a los principales favoritos del Tour, que perseguían al ganador de la etapa, el excelente británico Stephen Cummings.
Así se han encontrado los favoritos la pancarta del último kilómetro #TDF #TourEnCope (vía @Eurosport_ES) https://t.co/ajDqU48omI
— COPEdaleando (@Copedaleando) 8 de julio de 2016
Tregua en los Pirineos, en el primer puerto de primera de la ronda, el Aspin, y escapada con victoria del fabuloso Cummings , que gana en la Vuelta al País Vasco, la Dauphiné o el Tour. El más vivo y convencido de la fuga de 29 que emprendió la marcha camino del Aspin. Nibali, el vencedor del Tour 2014, dimitió ante la pujanza del inglés del Dimension Data. El equipo sudafricano es la referencia de la carrera: siete etapas y cuatro victorias para ellos (tres de Cavendish más su maillot amarillo y una de Cummings).
Lo que no sucedió durante la ascensión al Aspin (el ridículo de Pinot, poniendo a trabajar a su equipo y quedándose luego en las rampas del coloso), sucedió en el último kilómetro.
El arco hinchable con la publicidad de Vittel (el agua de los Alpes) se vino abajo. Los generadores, un reventón o el aburrimiento ante la ausencia de batalla originó que el globo se desinflase y atrapase a todos los favoritos. Ya habían transitado por allí Cummings, Navarro, Impey, Nibali y alguno más, y pasaba en esos momentos el pelotón de los principales ciclistas. Y allí se tuvieron que detener Froome, Quintana, Contador, Valverde y demás estrellas.
Unos intentaron superar el globo saltando por encima , otros bordeando por el lateral, alguno brincando como las cabras, y casi todos no pudieron avanzar. Al llegar todos en pelotón, nadie perdió tiempo, pero la situación no dejó de ser cómico y antinatural en una carrera tan bien organizada como el Tour de Francia. Los comisarios decidieron otorgar el mismo tiempo a todos los implicados en ese grupo desde tres kilómetros antes de la meta.
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