Mundial contrarreloj
Dumoulin, el amo del reloj
Gana su primer mundial de contrarreloj al arrasar en el puerto de Bergen. Froome, bronce. Castroviejo, decimocuarto
Fue el primer Mundial contrarreloj realmente divertido, agradecido para el ojo del espectador y tan dinámico que no pareció una prueba al uso. Una crono con puerto en el epílogo de los 31 kilómetros deparó una sensacional sesión de ciclismo, en la que Tom Dumoulin expuso los argumentos que lo ensalzan como el nuevo Induráin. Ganó el oro aplastando a sus rivales, soberbio el holandés que redondea el círculo de un curso excepcional. Conquistó el Giro de Italia, se impuso el domingo en la crono del Mundial por equipos (con el Sunweb) y ayer aplacó el deseo de Chris Froome. El pletórico inglés, único en su especie al haber alzado el Tour y luego la Vuelta, pretendía coronar 2017 con un premio superlativo:este título contrarreloj que ya descansa en la amplia espalda de Tom Dumoulin. Jonathan Castroviejo y Gorka Izaguirre concluyeron vigesimoséptimo, respectivamente.
Froome soñaba con los pies en la tierra. Un pronóstico realista para él era un oro más en su mejor año como profesional. Sin oposición en el Tour salvo en su propio equipo (Landa), sin resuello en su brillante ocupación de la Vuelta y sin dudas en este recorrido del Mundial noruego de Bergen .
El circuito era una invitación a la alegría para Froome. Medio trazado de largas rectas y un broche sinuoso sobre el Mont Floyen, muro tipo Lieja al nueve y el diez por ciento de desnivel. Ideal para su pedaleo robusto en el llano y su molinillo de centrifugadora en la escalada.
Ese perfil regaló imágenes desconocidas. Muchos ciclistas emplearon la cabra para el tramo sin cuestas (montura con rueda lenticular, centro de gravedad muy bajo y manillar de triatleta) y la bici normal para subir la cima. Es decir, hubo una transición sobre una alfombra roja al estilo del triatlón. Los corredores se tiraban de la cabra a toda mecha, como en el ciclocross, y capturaban el recambio como poseídos por una fuerza demoniaca.
Froome no cambió la bici. Confió en su tenacidad y sus watios para cancelar la ventaja frente a tantos candidatos a medalla. Rohan Dennis, Gianni Moscon, Nelson Oliveira, Vasil Kiryienka. Solo dos escaparon a su pedaleo. El esloveno Roglic, el antiguo saltador de esquí , y el fenómeno, Dumoulin.
Dumoulin se ha acostumbrado a ganar a Froome exponiendo con claridad que siempre hay que contar con él en una contrarreloj. «El puerto era muy duro –dijo el campeón–, pero me sentía tan bien que me veía capaz de cualquier cosa».
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