Tour de Flandes
El Deceuninck somete a Van der Poel
Kasper Asgreen se lleva el Tour de Flandes por delante del gigante holandés y de Van Aert
El magnetismo del ciclismo de nuestros días proviene de las clásicas, los monumentos, las pruebas de una semana. Llega de escenarios que no son habitual punto de abastecimiento como el Tour, la Vuelta o el Giro. Procede de aquellas carreras en las que concursan Mathieu van der Poel y Wout van Aert, sobre todo el primero. El neerlandés condiciona todas las pruebas en las que participa. También lo hizo en el Tour de Flandes, esencia del ciclismo, cita premium que concentra todas las virtudes de este deporte. No ganó Van der Poel después de decidir el desenlace, un mano a mano con Kasper Asgreen, danés que milita en el Deceuninck, siempre el equipo que garantiza los éxitos en las clásicas. El nórdico fundió a VDP después de una sesión magnífica por los muros adoquinados.
El Tour de Flandes es un compendio de todo. Resistencia, fondo, escalada, fuerza, inteligencia táctica, piernas, velocidad... Las 19 colinas con pavé emergen como jueces que separan la paja del grano. Es maravilloso ver cómo los ciclistas se retuercen para superar cada cota flamenca , cómo aceleran y se agrupan en el llano, paran o gestionan la compañía en los caminos agrícolas, angostos del sur de Bélgica.
Van der Poel y Van Aert han creado una moderna rivalidad que enlaza con Merckx y Ocaña, Fignon y Delgado, Induráin y Chiappuci... Dos colosos que suben, bajan y esprintan con el mismo poderío que Julian Alaphilippe, el tercer favorito que jugó su baza incrustado en un equipo que no falla en las clásicas, el Deceuninck.
Después de 18 cimas , Van der Poel hizo la selección y solo Asgreen le secundó, rezagados Van Aert, Alaphilippe y los demás. también el español Cortina, pasajero de un tercer o cuarto escalón. Pero VDP mostró, como en el Mundial de Yorkshire, que no es infalible. En el esprint en Oudenaarde, se fundió ante Asgreen, quien lanzó antes la bicicleta para ganar con solvencia.