Solanas y umbrías

No somos holandeses

Parece que sigue costando admitir que las reivindicaciones de los cazadores son tan legítimas como las de otros colectivos del campo

Pablo Capote

Cualquiera que asistiera, viera fotos o vídeos de la manifestación del pasado 20 de marzo por el campo y la caza será consciente de la magnitud de esta concentración. ¿200.000, 400.000, 800.000…? ¿Fuimos más? Poco importa, seguro que más de lo que aventuraban las previsiones más optimistas y de lo que algunos podían temer. Pero si nos atenemos a las cifras que se barajan en los medios podríamos llegar a conclusiones como que, de los ‘400.000 asistentes’, 500.000 fueron agricultores o ganaderos.

Parece que sigue costando admitir que las reivindicaciones de los cazadores son tan legítimas como las de otros colectivos del campo y sigue siendo políticamente incorrecto reconocer la importancia de este sector y su peso.

Hay que recordar a los testigos de este evento que la serpiente, o la nutria (por poner un símil de morfología más acorde con la ola de muchedumbre que recorrió la Castellana), más que multicolor, esta vez era naranja. Y que no eran holandeses.

El naranja fue el color elegido por muchos cazadores, no por todos, para diferenciarse del resto de manifestantes. Aun así, se quiere hacer creer que en esta concentración, la más multitudinaria de los últimos tiempos, el cazador fue un actor secundario.

En cualquier caso, ha sido muy meritorio conseguir unir a los colectivos que desarrollan su actividad en el medio rural, un escenario tan heterogéneo y con intereses tan variados. Que yo sepa, es la vez que se ha materializado de forma más unánime. Un mérito que hay que reconocérselo a las políticas del Gobierno y sus socios. A cada uno lo suyo.

¿Quién, salvo los grupos ecologistas, no estaría dispuesto a denunciar la falta de apoyo y empatía de las Administraciones públicas para fomentar un entorno rural sano y diverso en el que sus habitantes puedan vivir y desarrollar sus actividades dignamente?

Una vez dado este paso es momento de seguir exigiendo las demandas concretas de cada sector. En el caso del cinegético, principalmente, la retirada del anteproyecto de ley de bienestar animal y del código penal y, sobre todo, el respeto a políticos como la señora Rivera y otros anticaza. Estamos en posición de hacerlo. A pesar del intento de hacernos luz de gas, los responsables públicos saben de sobra que no somos holandeses.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación