Al pie de una encina
Lentes, diafragmas y demás zarandajas
«La puntería en caza mayor se realiza con anteojo óptico en vez de punto y alza, y esta modalidad exige algunas aclaraciones»
Me he despertado envuelto en pesadillas de cifras, algo preocupante en persona de letras, y lo voy a combatir hablando de números. Desde hace casi un siglo, la puntería en caza mayor se realiza con anteojo óptico en vez de punto y alza, y esta modalidad exige algunas aclaraciones.
La primera advertencia es que en una lente, anteojo o binocular hay que mirar a ‘través’ del mismo y no a la lente. Parece una perogrullada, mas, si no se realiza ese esfuerzo, el ojo, que es muy comodón, se queda fijo en el foco de la lente.
La segunda es que nuestra retina es un diafragma que se cierra según la luminosidad: con 20 años puede expandirse hasta unos 7 milímetros, pero se pierde 1 milímetro cada decena. Conocer esto es fundamental para limitarse en monterías y caza de montaña a ópticas de 40/30 mm de objetivo, porque, siendo cacerías que se realizan a plena luz, nuestra retina se cerrará hasta los 2,5/4 milímetros según haya sol o esté nublado y no dejará pasar más luz que la correspondiente a ese diámetro.
Sin olvidar la pupila de salida de cada óptica, o cociente del diámetro del objetivo dividido por los aumentos, que es la limitación del aparato.
La tercera: los aumentos ayudan a definir mejor, pero recordando que por encima de 10x, y a pulso, no puede estabilizarse la imagen.
Los grandes objetivos aumentan la luminosidad: al amanecer y en el crepúsculo se ganan 20 minutos, cierto en comparación con miras abiertas; pero ¿respecto a lentes menores? Se lo digo gustoso: unos 4 minutos según estudios realizados por técnicos preocupados por la exactitud.
¿Compensa cargar con un suplemento importante de peso y un volumen de anteojo desequilibrante por esos pocos minutos? Con 10 aumentos (que permiten ver la presa que está a 300 metros como si estuviera a 30) y un objetivo de 40 milímetros tendremos 4 mm de pupila de anteojo, la abertura de nuestra retina con 60 años.
Es verdad que son muy aparentes los anteojos de gran diámetro y que podemos parecer roñosos con uno de 30 milímetros; pero ver, ver, ¡lo mismo!