Al pie de una encina

Una desconocida joya científica

La dehesa de Valsemana, propiedad de la Comunidad de Castilla y León, es un bosque de encinas y pino silvestre dedicado a la cría y estudio científico del corzo

Marqués de Laserna

En León y junto al Porma, río de llanura que conserva sus truchas ajeno a toda industria contaminante, se extiende la dehesa de Valsemana, propiedad de la Comunidad de Castilla y León. Es un bosque de encinas y pino silvestre dedicado a la cría y estudio científico del corzo gracias a un ingeniero de montes enamorado de su profesión: Juan Carlos Peral Sánchez, responsable de este milagro.

En 1980 entró allí el primer Capreolus y hoy campean 250 que se estudian individualmente ejemplar a ejemplar. Parte de las crías que nacen se dedican a repoblación y, siendo esta actividad tan interesante como novedosa, resulta más trascendente la investigación sobre la vida y condiciones del duende del bosque.

En el edificio principal está montada una exposición permanente en la que se muestran las colecciones científicas conseguidas durante 40 años de trabajo: series completas de desmogues de los numerosos ejemplares estudiados, anormalidades y pelucas, cuadros divulgativos de conclusiones y multitud de curiosidades entre las que se cuenta el esqueleto completo de un prehistórico oso de las cavernas.

Las conclusiones a que han llegado en Valsemana son, a veces, revolucionarias: se ha comprobado que no desmogan primero los machos de más edad, cada individuo tiene su fecha que se mantiene a lo largo de la vida; otra particularidad inesperada es que los corzos mantienen desde la tercera muda un trofeo de calidad parecida (si bien las rosetas continúan creciendo), que solo disminuye cuando llega la senectud sobre los ocho años de edad.

El campo de estudio es extenso: la patología, el celo, la cría, el manejo y un asunto interesantísimo para los cazadores, que es la relación entre la primera cuerna y el posterior trofeo.

Si lo conseguido es apasionante y meritorio, todavía es más ilusionante el futuro cuando haya financiación para analizar y estudiar científicamente la ingente cantidad de datos que atesora Valsemana, cuyo archivo contiene además miles de fotografías. Malas excusas como crisis económicas o pandemias no pueden ser un muro para que los científicos trabajen sobre este extraordinario archivo y desvelen los secretos del más común y desconocido cérvido europeo.

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