El eslabón perdido

El cultivo de las ciencias naturales, y más concretamente de la ornitología, fue inducido en España por deportistas británicos

Javier Hidalgo

Que el cultivo de las ciencias naturales, y más concretamente de la ornitología, fue inducido en España por deportistas británicos –sportsmen– parece algo asumido hoy en día por nuestra sociedad. Pero quizás sea menos conocido el hecho de que esta introducción tuvo lugar principalmente en el extremo suroccidental de la península y ello fue debido a la relación de estos súbditos de Gran Bretaña con dos puntos de vital atracción para ellos. Por una parte, ese «bastión del Imperio», como ellos llamaron a la roca de Gibraltar, destino de muchos oficiales de la marina y el ejército de aquel país en el siglo XIX. Por otra, la zona de producción de los vinos más universales de España, tanto en el tiempo como en el espacio, el jerez y la manzanilla, patrimonios exclusivos del triángulo Sanlúcar-Jerez-Puerto de Santa María.

Estos personajes, Saunders, Lilford, Irby, Verner, Chapman, Buck, cazaron y ejercieron el estudio de las aves escopeta en mano y generaron una sucesión de crónicas y volúmenes sobre la avifauna de espacios naturales emblemáticos como Doñana y las sierras andaluzas. Sin embargo, nos faltaba la conexión entre ellos y los primeros españoles que siguieron sus tendencias: había una laguna entre Chapman y Buck y Mauricio González-Gordon Díez hacia la primera mitad del siglo XX.

Ahora, gracias a la documentación conservada en el castillo de Arcos de la Frontera por los marqueses de Tamarón, se acaba de desvelar que el eslabón perdido era el famoso pintor, naturalista, cetrero y cazador William Hutton Riddell (1880-1947), tío abuelo del presente marqués de Tamarón y amigo de Abel Chapman, con quien colaboró ilustrando algunos de sus libros. Pero Riddell fue también amigo personal y mentor naturalista de un joven Mauricio González-Gordon (1923-2013), quien posteriormente acogiera a las Doñana Expeditions, fundara la Sociedad Española de Ornitología, tradujera al español la primera guía ilustrada de aves que se publicó en España e influyera tan favorablemente en la conservación de Doñana para la posteridad.

Este hallazgo, esta conexión dentro de la mencionada lista de cazadores-naturalistas, aparece brillantemente explicado en un libro de reciente aparición, Aves desde un castillo en el sur de España, basado en un manuscrito inédito del propio Riddell y editado por Juan Carlos Rodríguez y Javier Ruiz (Palitroque, noviembre de 2019).

Un libro cuya lectura recomiendo a los anticaza.

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