Caza o resultados
Hoy cobra más importancia el fruto de las cacerías que las emociones vividas
En los últimos tiempos, se vienen produciendo con frecuencia debates en los medios y las redes sociales respecto de algunas formas de practicar la caza. Vivimos en una sociedad que está inmersa en la inmediatez, en la que se valora todo en función de la imagen que se proyecta en un momento determinado de uno mismo, de lo que está sucediendo en ese instante, del resultado, lo demás no importa.
El mundo de la caza no está siendo ajeno a esto, de tal forma que ahora lo que cobra importancia no son las emociones y las experiencias vividas en el campo, en la naturaleza y con los amigos, sino los resultados. Se disculpa, cuando no se justifica, que el medio para conseguir esos fines no es lo relevante. Lo importante es solo conseguir el trofeo soñado, rápida y fácilmente ; y claro, sobre todo contarlo, publicarlo y difundirlo en las redes sociales para que todos nos vanagloriemos y alabemos las virtudes del cazador por haberlo conseguido. Con ese único objetivo se ofrecen jornadas cinegéticas en las que se garantizan los resultados, que es de lo que se trata; además no solo los cuantitativos, sino los cualitativos también. Esto es ya lo habitual y ha traspasado nuestras fronteras. Así, nos encontramos hace unos días con una nueva polémica respecto del abate de leones de bote o de peluquería, es decir, leones criados artificialmente y en cautividad y que cuando llegan a determinada edad y han desarrollado una gran melena son liberados en un área cercada para ser abatidos. Al que realiza esa práctica lo único que le importa es poseer un magnífico trofeo, por otra parte casi imposible de encontrar en la naturaleza salvaje y, eso sí, por mucho menos dinero que en una cacería auténtica, en muy poco tiempo y sin ningún esfuerzo. Una mínima reflexión nos hace preguntarnos si eso es realmente caza o no, si eso ayuda a defender la caza y a la conservación de las especies . La respuesta nos la han dado hace ya tiempo las instituciones, clubes y asociaciones más importantes del mundo de la caza y la conservación, rechazando y condenando rotundamente estas prácticas.
Para resumir mi propia opinión al respecto, me autocito, anticipando disculpas por la pedantería, de un artículo publicado en estas mismas páginas hace unos meses. La caza es realmente caza auténtica cuando se practica sobre animales salvajes y libres , en territorios abiertos, donde se contrapone al esfuerzo y habilidad por parte del cazador la posibilidad cierta de la presa de rehuir la acción de este, determinando pues un resultado incierto.
El abate de un león de bote, como tantos otros trofeos así obtenidos, no cumple ninguno de los requisitos que yo considero imprescindibles para calificar una caza como auténtica y verdadera. La difusión y promoción de este tipo de prácticas intentado hacerlas pasar por caza nos hace un daño enorme a los cazadores y a la caza.