Al pie de una encina
La berrea
«Cumplí con el rito en tierras de Tábara, entre cerros chatos y valles amplios, sin cercas y libres como fue la Creación»
Con las Navidades a la vista, el tiempo de la berrea y los calores de septiembre quedan muy alejados, sin embargo permanecen en mi memoria.
Cumplí con el rito en tierras de Tábara , entre cerros chatos y valles amplios, sin cercas y libres como fue la Creación; de guía a Javi, joven veterano cazador y buen amigo.
Había llovido los días anteriores y los ciervos iniciaban sus cánticos aunque todavía solo trompeteaban con las sombras de la noche.
El tercer día recorrimos un antiguo camino de concentración parcelaria que dejaba a ambos costados el monte cerrado de jara y chaparras en lo que habían sido parcelas de cultivo en años de aislamiento que obligaron a labrar pedrizas. Al final remontamos un cortadero y quedé apostado en lo más alto mientras Javi se apartó para dominar otros terrenos.
Monté el trípode y me armé de paciencia. No me importa la quietud y me entretengo con menudencias: una liebre que se presenta, los mirlos que retozan entre chaparras, la luz en su declinar…
Se queja el monte y aparece Javi, que ha descubierto un magnífico venado, palmero y rodeado de hembras , en la espesa franja que transcurre entre el camino y el valle. «Una cuerna elegante». ¡Qué bien hablan los castellanos!
Repetimos el recorrido anterior en sentido inverso. Llegamos muy cerca del ciervo, que berrea puntual contestando a nuestras turutas, pero la altura de las encinas nos impide ver lo que oímos. Con poca luz descendemos al valle y entrevemos unas sombras; la oscuridad nos manda a casa.
A la mañana siguiente entramos por lo hondo con la esperanza de sorprenderlos antes de que se refugien en el espesar. Las hembras van de retirada ; y junto al arroyo seco, el venado como una estatua. No es el mismo y Javi reconoce al que vinimos a buscar ayer. Un disparo y cae, se rehace, trastabilla y vuelve al suelo.
El ciervo tiene un puntazo reciente, seguramente ha sido más fuerte que el palmero y se ha apoderado del harén de aquel. Me quedo con la imagen de la cacería y regalo a Javi la cuerna como recuerdo.