SailGP
Las bambalinas de un circo por explotar
La zona de prensa, la VIP y los hangares de los equipos destilan un glamour que sólo toca de refilón a la ciudad
Cádiz estaba este fin de semana hasta la bandera . Lo decían desde la organización del SailGP, lo decían los índices hoteleros, las reservas de terrazas y restaurantes. Y lo más importante, lo decían las calles. Más allá de eso lo cierto es que el circo del SailGP debe haber venido para quedarse. De momento, está confirmada la edición del año próximo, la de 2022, donde ahí sí las instituciones, empezando por el ayuntamiento, debe esforzarse una mijita más. Ya saben, que el carnaval está muy bien en febrero y eso, ahora también en junio, pero tampoco hace falta a echar a los regatistas y turistas con el tres por cuatro más viñero y chirigotero. Y ni que decir tiene la musiquita que llegaba al muelle proveniente de los conciertos situados en la vieja estación.
El caso es que el aroma de las regatas empapó a Cádiz y a su gente, que se dejó engatusar con el ambiente que nacía del muelle, donde reina un glamour no muy acorde a lo que sonaba en el castillo de Santa Catalina y la vieja estación. Lo mejor sin duda es que en la calle reinaba un ambientazo del quince, coincidiendo también con el fin de las restricciones y el puente, que todo ayuda.
El muelle tiene lo suyo. Es donde están los patrones, los empresarios, los que sueltan la tela. Y los regatistas, claro. Unos deportistas que se han mostrado encantados con Cádiz. La disposición, en su primer año, puede resultar mejorable pero es sin duda un espectáculo para el aficionado, el profesional que acude a trabajar o el político que va a representar a la ciudad, como el alcalde José Maríz González, que disfrutó de las acrobacias de los veleros subido al barco VIP. También se le pudo ver en la carpa VIP junto a amigos y familiares. Qué mejor que el alcalde para representar a una ciudad que se quiere abrir con todo su esplendor a una cita que hay que perseguir para que no se vaya a otra sede en próximos años.
En la misma zona VIP también estuvo su majestad el Rey Felipe VI, que vibró con el barco español y también disfrutó del ambiente reinante en la zona para los más privilegiados una vez visitó el campo base o paddock del equipo español el sábado por la mañana.
El set de prensa está muy conseguido, más allá del aire acondicionado que congeló a más de uno o los potentes sonidos que salían de la carpa de los conciertos, que fastidió a todos. Desde allí se puede seguir la regata a través de dos grandes televisores y la conexión wifi es fabulosa para que todos los medios de comunicación acreditados trabajasen con todo lujo de detalles.
Además, el periodista que lo requiera se puede embarcar en un barco de la organización para seguir en el agua las carreras, igual que muchos aficionados que sacasen con previsión sus entradas. Dentro de dicho catamarán se encuentran a varios aficionados a los barcos, como a las pinturas, como el gaditano José Miguel Pellicer, que siguió con su paleta una regata de la que dejó su propio recuerdo estampado.