Waterpolo
El alcalde pasa del waterpolo
Las quejas de los padres de los niños que practican este deporte no cesan de pedir explicaciones, sin éxito, a la falta de atención del ayuntamiento
El pasado 18 de enero de 2022, un pequeño grupo de los padres de los menores de edad que practican waterpolo en las instalaciones municipales formalizaron un «recurso potestativo de reposición», previo a la vía contencioso-administrativa, contra el Acuerdo dictado por la Junta de Gobierno local con la aprobación de las Bases de la Convocatoria Anual para Reserva de Instalaciones de uso ordinario periódico, para Deporte Base y Federado, que regula la asignación de horas e instalaciones para la temporada 2021-2022.
La ausencia de notificación correlativa al recurso equivale a la desestimación de los argumentos expuestos por la vía del silencio negativo. Los afectados hubieran agradecido, desde luego, una resolución expresa, siquiera para ratificar sus razonamientos, y que denotaría sin duda cierto interés en torno al problema que durante años se viene exponiendo y que se le ha hecho llegar por vías diversas. No ha sido así, y ello era lo previsible, según unos padres que no paran de ser ignorados por la política local.
Una vez más, los padres insisten en que no tienen intereses ajenos a la defensa de los menores que hacen uso de la piscina, cualesquiera que sean los colores de la equipación que vistan o la disciplina que practiquen en el agua. Todos los menores tienen idénticos derechos y para todos ellos reclaman un trato igualitario y conforme a la legalidad vigente. En un escrito, los padres recuerdan que «todos los clubes y secciones cuyos deportistas son menores de edad federados merecen para ellos el mismo respeto».
«Pretender introducir argumentos que desvíen la atención es sin duda una vía de escape, pero no la más honesta. Recalcan que “esa no es su lucha», denuncian antes de dejar claro que «nunca abogarían» por propuestas en las que la mejora de sus propios hijos supusiera el quebranto de los derechos de los pertenecientes a otras entidades o modalidades deportivas.
De la misma forma, quieren rechazar de plano interpretaciones según las cuales pretendieran obtener un trato especial o privilegiado, y menos aún asumir que los menores estén insertos en una suerte de conflictividad en la práctica del deporte diario en sus relaciones con otros compañeros de agua. No lo asumen porque tienen claro que no es así, y no lo será. Precisamente, porque valoran la educación integral de los niños como un bien supremo más allá de los problemas administrativos que sólo a los adultos competen. Entienden que son pequeños deportistas que constituyen el presente y el futuro del deporte en nuestra ciudad, que son felices practicando la disciplina que han elegido y porque todos ellos tienen derecho a gozar de una protección por parte de los poderes públicos que consideran que no están recibiendo. Insisten en que las decisiones municipales «deben priorizar los horarios más favorables a las necesidades de los menores de edad que practican deporte base federado en la ciudad de Jerez, y no amparar derechos adquiridos de adultos que disfrutan de los horarios más beneficiosos».
Para terminar el escrito, lanzan una pregunta al aire. Los políticos del equipo de gobierno local «no llegan a comprender qué sensaciones tendrán éstos a diario cuando coinciden con menores y adolescentes que cubren los horarios más desfavorables. Quizás si fuesen sus propios hijos…. ¿se replantearían sus argumentos?».
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