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El agua ya espera a los F50
Los equipos de SAILGP pasan revista un día antes de comenzar las pruebas sobre el campo de regatas gaditano
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Ya no queda nada y se nota en el muelle de Cádiz, que este jueves ha abierto sus puertas a los medios de comunicación para presentarles lo que es el circo de la Fórmula Uno de los mares. Por segundo año consecutivo, SailGP regresa a Cádiz, la sede española que disfruta de la evolución de estos monstruos marinos.
Desde comienzos de semana, el equipo técnico de SailGP trabaja en la puesta a punto de las nueve embarcaciones que desde este viernes se echarán al campo de regatas gaditano que este fin de semana augura unos más que buenos partes.
A diferencia de la Fórmula Uno, SailGP comparte todos los datos de sus embarcaciones para que sea únicamente la maestría humana la que desnivele la balanza a la hora de la verdad. Tal y como señala Elvira Llabrés, ingeniera informática del equipo español, sobre los nueve F50 de SailGP «van 650 sensores a bordo capaces de sacar 50 datos por segundo que analizados en su conjunto se le pueden sacar mucho partido para la mejoría de todos ellos y del espectáculo».
Igualmente, señala que «hay un equipo técnico común que lleva el mantenimiento de los barcos y su puesta a punto que garantizan que todo son iguales». En este sentido, y «dependiendo del parte del viento, se pueden cambiar dos series de Foilds, la pala de timón y hay hasta tres alas diferentes; es la organización la que marca la configuración de los barcos para que sean los atletas los que marquen la diferencia».
Además, y dentro de la igualdad técnica que se garantiza, todos los equipos comenzarán a entrenar el mismo día y a la misma hora para que no haya ninguno que tenga una ventaja por haber llegado antes. El primer día de entreno es este viernes, una vez acabe la rueda de prensa de los capitanes, que será a las 9 de la mañana.
La prueba en Cádiz se celebra dos semanas después de la francesa celebrada en Saint-Tropez, donde el F50 Victoria español no hizo un mal papel aunque no llegó a alcanzar la final, algo que no han logrado en el presente circuito.
Dentro del circo montado en el puerto de Cádiz se ven a los más pequeños disfrutando de las explicaciones y nociones que le dan monitores integrados en el Proyecto Inspire, una idea proyectada para que los niños y las niñas vayan haciéndose con estos gigantes del mar bajo un sistema de becas.
Los barcos, que comparten la telemetría para que la igualdad sea la misma, tienen tres alas que se pondrán según la fuerza del viento. A menos viento, más altura de una vela que está hecha de plástico y fibra de carbono. El peso de la vela, la grande, ronda los 400 kilos y se mueven con sistemas hidráulicos que giran bajo un estímulo eléctrico que hacen mover los regatistas gracias a su fuerza humana.
Cádiz no defraudó el año pasado y no parece que lo vaya a hacer este fin de semana. Sobre todo el domingo, día de la segunda prueba y la gran final en la que se espera un fuerte viento de poniente que haga descargar sobre los F50 olas tan espectaculares como peligrosas. Ya saben, a menos viento, floids más grandes
A bordo de los F50 van cinco componentes, de los que uno debe ser por fuerza y normativa una chica. SailGP es ante todo un movimiento deportivo ecológico, sostenible y a favor de la integración de la mujer en el deporte profesional. En el caso de que no haya mucho viento se podrá caer un integrante del equipo para rebajar peso y el barco pueda elevarse con algo más de facilidad en los días complejos para ello. La idea de meter a una chica «no es otra que vayan cogiendo experiencia y que con el tiempo vayan dándose más y más mujeres a diferencia de antes, donde no había sitio para ellas a partir de la vela profesional», recuerda Llabrés.
En la edición del pasado año 'volaron' ocho embarcaciones, pero a diferencia de 2021 en la presente edición serán nueve dadas las altas de Suiza y Canadá y la baja de Japón. De hecho, España compite por segundo año consecutivo gracias a la baja hace dos años del equipo chino.
Australia fue el ganador en Cádiz del año pasado, una regata que se recuerda por el accidente del F50 Victoria que impidió a los españoles optar a la final cuando mejor estaban.
Explica Llabrés que las embarcaciones «están hechas de aluminio, carbono y titanio; materiales duros y resistentes pero construidos al límite para que puedan alcanzar los 100 km/h, una velocidad que podría alcanzarse en la Bahía durante este fin de semana».
Por su puesto que cada año se modifican los barcos en la búsqueda de una evolución. Por ejemplo, este año se están usando unos nuevos floids y cuatro configuraciones nuevas de ala que dependiendo de la fuerza del viento se irán usando. Además, los equipos están más entrenados.
¿Y dónde va el circo de un día para otro? Pues cada equipo desmonta sus barcos y materiales y los introducen en cuatro contenedores que son movidos por el equipo de tierra del circuito. Desde la organización, preocupada en la naturaleza sostenible y ecológica, se insiste en que el personal de trabajo de los muelles sean gente local para evitar desplazamientos innecesarios.
Un año más, y van dos, SailGP estaciona en Cádiz y ya tiene todo listo para que este viernes comiencen los entrenamientos previos al fin de semana, donde ya no habrá tiempo para el error.