Un pormenorizado viaje de 75 años por el baloncesto sevillano

Miguel Gallardo habla del libro que repasa la historia de este deporte en la ciudad

ABC

Sergio A. Ávila

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Periodista, abogado, empresario y escritor, Miguel Gallardo es historia del baloncesto sevillano y español . Ha sido jugador, entrenador y directivo. «Sólo me ha faltado ser árbitro», suelta con humor cuando atiende desde Chipiona la llamada de ABC de Sevilla para hablar del libro « 75 aniversario del baloncesto, del Sevilla al Betis », del que es autor junto a José Antonio Ruiz, Leo Chaves y Sara Gallardo. La obra, imprescindible por su profundidad, extensión, profusa documentación y amplio archivo fotográfico (más de 300 imágenes), ahonda en el origen del baloncesto en la capital hispalense y su provincia, así como en su desarrollo desde que lo introdujera el teniente de Infantería Plata, que era profesor de gimnasia en el instituto San Isidoro de la calle Amor de Dios, en pleno corazón de la Alameda de Hércules.

«Era una deuda que teníamos con las generaciones anteriores, a quienes les dedicamos el libro, que pusieron su tiempo y su dinero durante muchos años, cuando aún no era nada profesional, para que el baloncesto sevillano haya llegado a ser lo que es hoy», subraya el autor, reivindicando la labor de muchas personas, en especial « Luis Armengou , Gerardo Íñiguez , Ignacio Villa , Miguel Rodríguez y José Luis Sáez , éste como el último exponente, en tanto que presidente de la Federación Sevillana y también de la Española cuando la selección logró su primer mundial, en Japón».

Obviamente, los orígenes nada tienen que ver con los tiempos actuales. « Se jugaba en campos de tierra , al aire libre, con balones de cuero cosidos por fuera, a semejanza de los primitivos de fútbol», desgrana Gallardo, destacando que «el tramo intermedio», antes de que se creara el Caja San Fernando a finales de la década de los ochenta, «es de gran importancia porque es el que de verdad hace popular el baloncesto en Sevilla, se construyen pabellones y se crea toda la base que después posibilita la fundación del equipo de ACB».

No sólo fútbol

El subtítulo, «del Sevilla al Betis», se justifica en la importancia e influencia que han tenido los dos principales equipos de la ciudad en el desarrollo, consolidación y arraigo del baloncesto en la capital hispalense. El primitivo Betis, de hecho, nació vinculado al Colegio Claret a finales de los cincuenta y llegó a competir en la segunda división nacional. La sección baloncestística del Sevilla surgió después, a principios de los sesenta, y llegó a militar en la máxima categoría. Fue el primer club de la ciudad en lograr este hito. Jugaba en Piscinas Sevilla. «En un partido contra el Barcelona podía haber más de mil personas en un campo al descubierto y con gradas supletorias. Cuando llovía, como aún no había pabellones en la ciudad, se marchaba a jugar al taller de la Seat del Porvenir. Se apartaban los coches, se instalaban las canastas y aunque había grasa en el suelo y el balón resbalaba, el partido podía jugarse».

A propósito de la implicación del Sevilla y el Betis en el baloncesto, que sigue vigente desde que el club verdiblanco rescatara al Club Baloncesto Sevilla en 2016 para convertirlo en el actual Coosur Betis, señala el autor que, «aunque durante muchos no han estado involucrados con el baloncesto, en los dos momentos claves sí». Ignacio Villa, por cierto, ha sido uno de los tres jugadores, junto a Eladio González y Manuel Alonso, que han jugado en el Betis y el Sevilla.

Villa fue uno de los fundadores, junto a Luis Armengou y Gerardo Íñiguez, del Club Amigos del Baloncesto , que tuvo una gran trayectoria y, «como antecedente del Caja, fue el más importante durante al menos 25 años y el de más prolífica cantera sin menospreciar desde luego a otros de gran actividad como el Militar, el Mercantil, el Náutico, el Natación y el Labradores, así como clubes de la provincia como el Coria, del que salió Raúl Pérez, y el Carmona», apunta el autor, quien llegó a jugar con el Club Amigos en Primera B, «que era la segunda división nacional pero se le denominó así para que los patrocinadores apoyaran más al baloncesto».

A Gallardo, directivo de la Federación Sevillana con 17 años y entrenador nacional, se le presentó la oportunidad de dirigir desde el banquillo en la máxima categoría al Medicina femenino por la imposibilidad para ejercer el cargo aquella temporada de Pepe Rojo, al que el periodista sevillano otorga todos los méritos del crecimiento de ese club, en el que cuando estaba en Segunda llegó a jugar Wonny Geuer, una de las mayores figuras que ha dado el baloncesto hispalense junto a Andrés Jiménez. «Pepe Rojo era el alma máter del Medicina, el que lo fundó, el que buscaba el dinero y el que lo entrenó y subió a Primera», destaca Gallardo sobre un equipo mítico que inauguró y jugó en el pabellón de Arquitectura, en Reina Mercedes.

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