real madrid 83 - 93 joventut
Kyle Guy es un diablo
Una actuación estelar del estadounidense (30 puntos) da ventaja a los catalanes en las semifinales
Estadísticas del partido

'Este chico es un diablo' sería un buen título para resumir el partido de Kyle Guy. El norteamericano, con una actuación de leyenda, 30 puntos nada menos, dio ventaja al Joventut en las semifinales de la ACB. Lo intentó el Madrid pero, al final, no le quedó más remedio que aplaudir al de Indiana, porque cuando está en trance, hay muy pocos jugadores que se le asemejen.
Un puñetazo sobre la mesa fue lo que inauguró el duelo entre Madrid y Joventut. Los blancos, liderados por un Hanga impecable, quisieron dejarle pocas opciones a los sustos. Potente presentación coronada por un mate de concurso de Yabusele, aderezada con buenas circulaciones y una decisión casi mesiánica. Aceleraba el Madrid y los visitantes sobrevivían a duras penas a la embestida.
No conseguía entra en juego Kyle Guy tras su imponente actuación ante el Baskonia en cuartos de final, acorralado el estadounidense por las pegajosas defensas blancas. Pese a todo, los catalanes se mantenían a flote, bien liderados por Andrés Feliz, muy creativo el base dominicano en el WiZink, y mortíferos desde la larga distancia gracias a la puntería de Busquets. Guillem Vives, con otro triple, dio la primera ventaja a los visitantes y a Chus Mateo no le quedó más remedio que meter el bisturí.
El Madrid se desinflaba por la defensa, algo perdido, un poco confiado en su superioridad técnica para sacar adelante un partido que no debía menospreciar. Se encontraba cada vez más cómodo el Joventut, con un Tomic al alza tras un frío inicio de encuentro. Guy le robó el protagonismo a Llull en el filo del descanso y, con un triplazo que bien podía haber firmado el balear, puso por delante a los suyos.
Guy seguía con sus diabluras, imparable, los narradores catalanes se volvían locos ante la facilidad del escolta para silenciar al WiZink. Tres triples seguidos del de Indiana pusieron patas arriba el partido y el Madrid, por primera vez en mucho tiempo, comenzó a agobiarse. Tomic y Parra se unieron a la fiesta, por qué no, y el Joventut cogió velocidad de crucero.
Una vez más fue Tavares la única certeza en un mar de dudas. Los blancos se encomendaban al pívot y la grada comenzó a vibrar con los mates del caboverdiano. El duelo derivó en un bonito intercambio de canastas, no había quien le bajase las revoluciones a su guion. En el caos, Musa se hizo líder blanco y la resolución se antojaba asfixiante.
Kyle Guy fue quien le quitó la intriga al final. Poseído, un diablo con pantalones cortos, fue él quien cerró el duelo con ocho puntos impresionantes, indefendibles, legendarios. Vuela el Joventut, le toca remar al Madrid.