El Washington Post suspende a una periodista por sus tuits sobre Kobe Bryant

Pocas horas después de conocerse la muerte de Kobe Bryant en un trágico accidente de helicóptero, con medio mundo conmocionado por el suceso y dejando constancia de su desolación en las redes sociales, la periodista del Washington Post Felicia Sonmez tuiteó una noticia de 2016 en donde se recordaba y se analizaba el caso de violación en el que se vio envuelto el exjugador de los Lakers en 2003.

Kobe fue denunciado por la agresión sexual a la camarera de un hotel de Colorado. El jugador negó los hechos, y aunque se libró de una demanda penal, acabó pagando cerca de dos millones de dólares en el juicio civil para evitar la condena. Más tarde, Kobe reconoció que su percepción de lo que era una relación consentida difería de la de la camarera, a la que pidió disculpas. Fue, sin duda, el capítulo más oscuro de la biografía de la estrella de la NBA.

Con su tuit, Felicia Sonmez , especialista en política y antigua corresponsal en Pekín del Wall Street Journal, acababa de destapar la caja de los truenos. Una hora y media después volvía a poner una publicación: «A las 10.000 personas (literalmente) que me han escrito con insultos y amenazas de muerte, tomen un momento para leer la historia, que fue escrita hace tres años y no por mí. Cualquier figura debe ser recordada en su totalidad».

Sonmez añadía otro tuit con una captura de pantalla de uno de las miles de respuestas recibidas a su tuit en la que aparecía la dirección del remitente.

Más tarde, la periodista borraba todos los mensajes relacionados con el asunto. Poco después se conocía que su periódico había decidido suspenderla de sus funciones mientras estudiaba si los tuits habían violado su normativa interna. «Los comentarios mostraron un juicio pobre que minó el trabajo de sus colegas», aseguraba Tracy Grant, editora gerente del Washington Post.

Lo que vino después es una nueva ola de solidaridad, en este caso de los periodistas del Post hacia su compañera. El Comité de Empresa publicó una extensa carta, firmada por 308 profesionales, en los que mostraban su consternación por la decisión del periódico: «Pedimos al Washington Post que tome las medidas necesarias para garantizar la seguridad de nuestra colega. El Comité recuerda que Felicia recibió «una avalancha de mensajes violentos», incluidas amenazas que contenían la diercción de su casa, por lo que tuvo que pasar la noche en un hotel. «En lugar de proteger y apoyar a una periodista ante los abusos, el Post decidió su suspensión».

El Comité entiende que la muerte de Bryant era un momento díficil, pero que la responsabilidad de los periodistas es contar toda la verdad tal y como la conocen: «Sobre figuras populares e impopulares, y en momentos oportunos e inoportunos».

La parte más dura del comunicado de los trabajadores del Washington Post llega a continuación, cuando recuerdan la reacción del periódico a un episodio personal que le tocó vivir a la propia Sonmez, quien denunció por agresión sexual a otro periodista de Los Angeles Times tras una noche de borrachera en Pekín. «Cuando se publicaron artículos que la atacaban en otros medios, The Post no emitió una declaración en apoyo de uno de sus reporteros políticos más respetadas. En cambio, la gerencia emitió una carta de advertencia contra Felicia por violar las vagas e inconsistentes reglas de medios sociales del periódico».

El Comité termina criticando al periódico por su «absoluto desprecio» a los supervivientes de la violencia sexual.

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