Baloncesto
Vuelve la NBA: entre las viejas estrellas y el relevo generacional
Grandes figuras en la sombra y esperanzadores proyectos liderados por europeos inician el asalto a la aún candente corona de LeBron y los Lakers
Vuelve la NBA, y se dice pronto, porque hace poco más de dos meses que LeBron James, Anthony Davis y Los Ángeles Lakers silenciaron la ciudad de Orlando y levantaban un anillo con tantos tintes deportivos y sentimentales como sociales. El reciclaje veraniego habitual de la liga ha hecho que los bloques, casi bélicos, se posicionen con renovaciones, traspasos o cambios radicales de rumbo con el objetivo de desbancar de su trono a los californianos, todo ello comprimido por un calendario que pretende «empujar» a sus estrellas a participar en los Juegos Olímpicos de Tokio, por lo que se ha reducido el número de partidos por equipo, de 82 a 72. Pese a que se duda de su futuro como producto deportivo, la NBA ya ha construido sus tejemanejes narrativos, y la temporada 20-21 augura batallas por ciudades, regresos de emblemas algo oxidados y esperanzadores proyectos liderados por europeos privilegiados. La cosa promete.
Como presentación, la competición comenzará en la madrugada del martes al miércoles con un duelo «fratricida». Los Golden State Warriors, última gran dinastía de la NBA con cinco de las últimas seis finales disputadas, viajarán al barrio más famoso de Nueva York, Brooklyn, hogar de unos Nets que este año estarán comandados por Kevin Durant y Kyrie Irving. De fratricida tiene que el primero, gran prodigio anotador de la última década, se enfrentará a Stephen Curry , una pareja que, cuando compartía vestuario en los Warriors, fue capaz de doblegar, casi de una manera humillante, a todo un LeBron James y sus Cleveland Cavaliers. Ahora separados, ambos jugadores se enfrentan a unas tareas titánicas. Curry debe devolver el brillo a una franquicia asolada por las lesiones (su segundo mejor jugador, Thompson, es baja para toda la temporada) y que el año pasado obtuvo el desprestigio de ser el peor equipo de la competición . Eso sí, sus creyentes aún mantienen la fe en el base, expectantes de un despliegue de talento individual de un jugador que aún ostenta el honor de ser el único «MVP» unánime de la historia.
Mientras, a las orillas del río Hudson, Durant e Irving, que ya ficharon por los Nets el año pasado pero que no compartieron minutos sobre la cancha por las lesiones, tienen tantas papeletas para ser el nuevo gran binomio de la liga como la estrepitosa decepción de la campaña. Firmes en su juego y débiles fuera del parquet, ambas estrellas estarán amparadas por una seria estructura deportiva pero, al final del día, todo dependerá de ellos. Y de Steve Nash , el legendario base, ahora entrenador novel en la franquicia.
La batalla de Los Ángeles
En el «Opening day», a las cuatro de la mañana, los focos irán desde Nueva York hasta las calles de Los Ángeles, que por segundo año albergarán una batalla eternamente esperada pero que no termina de eclosionar de manera definitiva. Los Lakers campeones , bien reforzados en la agencia libre con nombres como Schröder, Harrell y Gasol, jugarán contra sus vecinos, los Clippers, con una gran plantilla, dirigidos por Kawhi Leonard y Paul George, pero continuos en su falta de química y que el año pasado fueron eliminados por los Denver Nuggets . Con nuevo entrenador y algún fichaje con miga como el de Serge Ibaka, los Clippers buscarán hacerse un hueco a empujones en una ciudad construida sobre los éxitos de los Lakers. Quizás encuentren la motivación el miércoles, pues serán testigos en primera fila de cómo LeBron y los suyos reciben el anillo de campeones y la decimoctava bandera que se despliega en el Staples.
Entre la crisis económica y la falta de agentes libres atractivos, la mayoría de equipos aspirantes han sido continuistas en la confección de sus plantillas. Ha habido firmas desorbitadas, como la del francés Rudy Gobert con los Utah Jazz por 205 millones de dólares (167 millones de euros), tercer máximo contrato de la historia de la liga. Europeo y multimillonario es también el griego Giannis Antetokoumpo, mejor jugador de las últimas dos temporadas, que decidió tirar de «lealtad» y permanecer en los Milwaukee Bucks por 220 millones (180). Lo cierto es que en la actual temporada se prevé un cambio generacional y los grandes aspirantes a ello, a recoger el testigo de los veteranos, comparten haber nacido a este lado del Atlántico.
La amenaza vino de Europa
Al ya mencionado Antetokoumpo se le suman los talentosos eslavos Nikola Jokic, de los Denver Nuggets, y cómo no, Luka Doncic . El primero, con gestos de jugador de waterpolo en sus pases y amante de los caballos, es la epifanía definitiva de que el físico no es del todo determinante en el baloncesto. O al menos eso transmite el pívot serbio, único jugador que humanizó a Anthony Davis en la pasada temporada y que estará amparado por Jamal Murray y Facundo Campazzo. A Doncic ya se le conoce de sobra. Como dijo Iturriaga, «uno de los nuestros». El esloveno inicia su tercera temporada en la NBA entre críticas por su peso y totalmente consagrado como uno de los mejores jugadores de la misma. Su equipo, los Dallas Mavericks, no se ha reforzado en exceso, insomnes por los problemas de salud del letón Kristaps Porzinguis, ya que de ella dependerá en buena medida el recorrido de este equipo, porque Doncic, pese a promediar más de treinta puntos la pasada campaña, no obra, de momento, milagros .
Pero la desintegración más sonada del verano ha sido la de los Houston Rockets, que se despidieron de director general, entrenador y estrella en escasas semanas. Con Westbrook en Washington, solo queda James Harden, perdido en clubes nocturnos en las últimas semanas, en busca de tensar la cuerda lo suficiente para marchar hacia un nuevo proyecto. Este podría ser el de los Sixers de Philadelphia ahora que parecen haber accedido a incluir en el trato al prometedor Ben Simmons.
Será importante mantener vigilados a los Blazers de Lillard, amantes de la fricción; los Hawks de Young, repletos de joven talento; o a los Boston Celtics, que desde 2009 no consiguen el anillo pero que sí coquetean con él en los últimos tiempos, gracias al buen hacer de Jason Tatum y Jaylen Brown. Un ente coral que tendrá su primera gran noche el día 2 5 , con un horario asequible para el aficionado español y partidos desde las seis de la tarde hasta las seis de la mañana.
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