Real Madrid-Baskonia
El corazón encarga otra final para el Real Madrid
Los blancos superan al Baskonia en la prórroga tras remontar ocho puntos en los últimos tres minutos del partido gracias a un gran Llull
Crónica
Era día de fiesta en Vitoria, epicentro del baloncesto nacional en un fin de semana soleado de esos que allí se cuentan con los dedos de una mano durante el invierno vasco. La capital alavesa relucía multicolor, con aficionados entrelazados con un enemigo común que no era el frío. La hegemonía del Real Madrid en la canasta española ha endurecido el habitual enconamiento de la grada contra el campeón, reflejado en esta edición en un canto que se ha convertido en himno oficioso de la Copa. La melodía - «era campo atrás, era campo atrás...» - resuena dentro y fuera del Buesa Arena. Antes y después de cada encuentro. Soniquete omnipresente nacido de la polémica clasificación del conjunto blanco para semifinales.
Ahí esperaba ayer el Baskonia, en una especie de final anticipada que obligaba a un esfuerzo prematuro en los dos principales aspirantes para levantar el título. Dos equipos que se conocían muy bien después de haberse visto las caras en tres ocasiones esta temporada con un par de triunfos para los vascos y solo uno, el más reciente, para el Real Madrid. Estaban tan estudiados, eran tan previsibles, que Laso lanzó un órdago de salida dejando a Taylor en el banquillo y encargando la defensa de Larkin a Carroll . Fue un farol, porque el sueco ejerció luego de sombra del base americano durante todo el choque, dificultando la salida del balón del Baskonia y limitando la aportación ofensiva del exjugador de la NBA.
La intensidad de la grada se trasladó a la pista en esos primeros minutos en los que los puntos llegaban con cuentagotas. El partido estaba enredado, con la atención centrada en los silbatos sin que ninguno de los dos equipos se encontrara realmente cómodo. El Baskonia sobrevivía desde la línea de tres con un inesperado Bargnani, tan inspirado en el perímetro como débil en defensa , mientras que en el Madrid tenía su asidero principal en la zona. Iban y venían los puntos, con el duelo equilibrado hasta que Doncic hizo acto de presencia en la cancha. El esloveno cambió la cara al encuentro, imprimiendo un ritmo más alto que permitió al Madrid aumentar su ventaja y rebajar la euforia del Buesa Arena por un momento (33-44, min. 19).
Beaubois, que ya se había mostrado efectivo en la primera parte, se destapó en la segunda con una actuación colosal que enjugó la distancia con un parcial de 11-0 (48-50, min. 24) que elevó los decibelios otra vez antes de un último cuarto eléctrico en el que el Baskonia soñó con la victoria. Tres triples consecutivos de los vascos pusieron patas arriba la eliminatoria (87-79) con apenas tres minutos por jugarse.
Al igual que en cuartos, el Real Madrid estaba contra las cuerdas. Un momento en el que la mayoría de los equipos bajan los brazos y que es cuando más le gusta jugar a los blancos. Sobre todo a Llull, feliz en la dificultad . Decisivo cuando más falta hace. El balear anotó ocho puntos consecutivos que igualaron el partido y Nocioni -que no había jugado hasta ese momento- fue clave para mandar el choque a la prórroga. Tiempo extra en el que los blancos fueron mejores ante la impotencia de un Baskonia superado por otra remontada exprés que llevó el sello de Llull.