Final de la Copa del Rey
El Barcelona, campeón en una guerra
Superó al Madrid en un clásico de alta tensión que los blancos dominaron durante treinta minutos y que solo se resolvió en el último suspiro
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Mirotic, rey de la Copa ocho años después
Crónica
El Barcelona renovó su idilio con la Copa y alargó su dominio en el clásico. Campeón de Copa tras derribar al Madrid en un duelo muy intenso que llegó igualado al último minuto y que cayó del lado azulgrana por su templanza en los instantes finales. Alegría mayúscula para los de Jasikevicius , que conquistan su primer título de la temporada y que mantienen a raya a su gran rival, de nuevo superado tras haber soñado con la victoria.
Venía teñido de azulgrana el clásico, con el Barcelona triunfador en los últimos tres duelos y con la sensación de ser muy superior a su rival. Y de repente, lo impensable. Un Real Madrid aguerrido y valiente, que salió a comerse al Barcelona. Que en cada defensa tenía el recuerdo de una derrota pasada y que en cada lanzamiento escondía un puñal. De nuevo el Madrid de siempre cuando hay un título cerca. Cuando huele la gloria . Una versión que había estado escondida en las últimas semanas, opacada por un calendario infernal, pero que en la Copa volvió a exhibir todo su esplendor. El primer cuarto blanco fue casi perfecto, subido el equipo a una defensa vibrante en la que el Barcelona se enredó de manera inesperada. Como nunca antes esta temporada. Los azulgranas, que habían promediado más de 100 puntos en la Copa, se quedaron en solo cinco en el parcial inicial (19-5, min. 10) . Atasco monumental, con solo una canasta en juego, que desesperó a Jasikevicius. Porque todo el trabajo realizado en la previa había saltado por los aires y tocaba improvisar para poner freno a la avalancha del Madrid. Era Abalde, valiente y ambicioso, el encargado de dirigir el ataque del Madrid. La ausencia de Alocén (lesionado) y Williams-Goss –descartado por Laso– obligó al gallego a ejercer de base y no le vino grande la responsabilidad. La asumió dando el paso adelante que hace tiempo que le exigía el club. Pocos momentos mejores que este para darlo.
A cada movimiento del banquillo azulgrana respondía Laso con otro. Como si fuera una partida de ajedrez que estuviera medida de antemano. Cambios que servían, a su vez, para mantener una intensidad altísima en la cancha. Había un ritmo endiablado a pesar de los errores , favorecido también por la decisión de los árbitros de pitar solo las acciones más claras. Dejaban jugar y en el barro se encontró más cómodo el Madrid. Solo Davies y Sanli entendieron el partido en el Barça y gracias a ellos la sangría al descanso no fue mayor para los azulgranas (29-18, min. 20).
Irrupción de Mirotic
El paso por los vestuarios le sirvió a Jasikevicius para ajustar ideas. Vista su desesperación del primer tiempo, la charla del lituano debió ser para el recuerdo. En cualquier caso, surtió efecto, porque el Barcelona salió más centrado y el partido se fue equilibrando poco a poco. No era tan buena ya la defensa blanca, que según pasaba los minutos iba acusando el esfuerzo. Aun así, le dio al Madrid para llegar al último cuarto por delante y eso que por entonces Mirotic ya había reclamado su cuota de protagonismo. El pívot, desaparecido en la primera mitad, se echó el equipo a la espalda sumando once puntos casi consecutivos que metieron el miedo a sus excompañeros (39-35, min. 28). Su tercera falta le mandó al banquillo.
Achicaba agua como podía el Madrid, rescatado por su propio orgullo y por los puntos de Heurtel. Tenía una espina clavada el galo por su mala salida de Barcelona y aprovechó ese recuerdo para mostrar su talento ofensivo. Dos canastas a las que se sumaron un triple de Rudy y la defensa de Taylor . Una exhibición en sí misma. La demostración de que los partidos no se ganan solo cerca del aro. Seguía centrado atrás el Madrid, pero se olvidó de atacar y por ahí comenzó a menguar su distancia, reducida a la nada al poco de comenzar el último cuarto (46-46, min. 32).
Le flaqueaban las fuerzas y venía el ogro. Combinación peligrosa que se comió al Madrid. No le hizo falta al Barça Mirotic, anclado al banquillo en esta fase del encuentro, porque irrumpió de repente el talento de Jokubaitis . El joven base lituano rescatado de las redes de la NBApor Jasikevicius se las apañó para dinamitar el encuentro. Nueve puntos consecutivos que desarmaron al Madrid, en los huesos ya. Desfondado a cinco minutos del final mientras veía cómo su rival iba aumentando la distancia sin encontrar respuesta (53-59, min. 38).
Estaba muerto, pero se las apañó para resucitar, como casi siempre, y empatar el partido a un minuto del final. Una copa en 60 segundos. Un título en un suspiro. Dos libres de Mirotic dejaron la responsabilidad en el siguiente ataque blanco, errado por Deck cuando lo más fácil parecía meterla . Solo, debajo de la canasta, falló el argentino, en cuyo error se esfumaron todas las opciones de su equipo.
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