Panathinaikos-Real Madrid
El Madrid se hace gigante en el OAKA
Vence al Panathinaikos e iguala la serie antes de viajar a Madrid, donde la próxima semana buscará sellar su pase a la Final Four
Crónica
Si hay algo que ha dejado claro este Real Madrid de la última década es que, pase lo que pase, siempre vuelve. No hay mazazo que derribe su resistencia y ayer, en Atenas, volvió a demostrarlo. Tras encajar una de sus derrotas más duras de la temporada, los blancos emergieron como un gigante en el OAKA para empatar la eliminatoria frente al Panathinaikos y recuperar el factor cancha. Fue Felipe Reyes el que acaparó los focos, con una actuación memorable, pero el triunfo fue colectivo. Porque Rudy lo encargó con su pundonor y Carroll lo sentenció desde el perímetro . Porque no falló la defensa y porque todos pusieron de su parte para devolver la serie igualada al WiZink Center, donde la próxima semana el Madrid tratará de sacar el billete a la Final Four ganando los dos partidos que se disputarán en la capital.
La puesta en escena del Real Madrid fue mucho mejor que en el primer partido. No era difícil. Tras el bochorno inicial del martes, los blancos salieron dispuestos a pelear cada balón como si fuera el último. Ano dejarse avasallar y a dar la cara. Lo mínimo exigible a estas alturas de la temporada. Esta vez, los blancos sí consiguieron contener el corajudo arranque del Panathinaikos, manteniendo equilibrado el choque durante muchos minutos . Laso situó a Taylor sobre Calathes y el sueco cumplió en la medida de lo posible. No secó el talento del base griego, pero limitó su producción y obligó a los verdes a buscar alternativas en ataque.
La intensidad era tan grande en la pista que hasta las defensas se celebraban a lo grande. Puños en alto. Fue Rudy Fernández el que sofocó el primer intento de escapada del Panathinaikos (15-7, min. 5). El balear, poco acertado en el lanzamiento, se dejó la piel en cada acción, cazando rebotes imposibles y contagiando ese espíritu de lucha a sus compañeros. Randolph, Causeur, Carroll... y Felipe Reyes , el que más se empapó, al que nunca se espera pero que siempre termina apareciendo. El capitán, inédito en la serie, se hizo gigante ayer cuando el equipo más lo necesitaba. En sus brazos creció el Real Madrid durante un segundo cuarto en el que los blancos mantuvieron el tipo antes de lanzarse a por el partido (40-36).
Porque tras el descanso, la muralla que parecía inabarcable hace un par de días, fue poco a poco mostrando grietas por las que se colaron sin pedir permiso Reyes y Carroll . Entre los dos sumaron 24 de los 32 puntos de su equipo en ese tercer cuarto en el que se sentaron las bases de la victoria (61-68, min. 30).
El Panathinaikos se sostenía en Payne , inabarcable por arriba para los pívots madridistas, y en la muñeca de Mike James . El americano aprovechó el celo que Laso puso en Calathes para meter el miedo en el cuerpo a los blancos con un parcial de 7-0 que igualaba de nuevo el partido (68-68, min. 31).
Era el momento de los valientes y fue entonces cuando Doncic , que jugó toda la segunda mitad sin descanso, se quitó los miedos de encima y empezó a repartir juego y anotar sin fallo ocho tiros libres clave. Decisivos para que la victoria viajara a Madrid, donde el Palacio espera para cumplir su parte y encargar un sitio en la Final Four.