Baloncesto
La NBA tira de reliquias y becarios para sobreponerse al Covid
Ante la avalancha de positivos de Covid y cuarentenas de sus jugadores, franquicias de la NBA firman contratos de diez días a veteranos y jóvenes sin equipo para poder seguir compitiendo
La NBA es un absoluto caos. Si la liga de baloncesto fue pionera al expulsar el coronavirus de las canchas en verano de 2020, la pandemia, en plena sexta ola y con la variante Ómicron sobre el terreno, ha vuelto a golpear con fuerza a la canasta más famosa del planeta. Hasta ayer, más de cien jugadores se habían perdido partidos esta temporada (más de 70 solo en diciembre) por entrar en los protocolos de sanidad impuestos por la organización. Un escenario desolador y opresivo que en algunos casos ha derivado en una especie de psicosis colectiva dentro de los vestuarios de las franquicias, como es el caso del base de los New York Knicks Immanuel Quickley , que afirmó que ante el temor de contagiarse se estaba duchando tras los partidos con la mascarilla puesta. En menos de 24 horas, entró en los protocolos sanitarios. La temporada está en entredicho (cinco partidos aplazados desde el viernes) y una de sus fechas más importantes, la jornada del día de Navidad, donde se disputan varios de los duelos más esperados del calendario, es una incógnita a día de hoy. Pero, como casi siempre, la NBA ha propuesto una alternativa.
Ante la avalancha de bajas y tras la negativa de la patronal de suavizar los controles sanitarios (los más estrictos de las grandes ligas estadounidenses), Adam Silver , máximo responsable de la liga, con el apoyo del sindicato de jugadores, ha dado luz verde a una nueva regla: los equipos pueden fichar con contratos de diez días a jugadores que estén sin equipo para sustituir a aquellos que permanezcan en cuarentena. Una medida a modo de parche que en cierta manera desvirtúa la competición, pues los conjuntos ganan y pierden con hasta siete u ocho de sus mejores jugadores viendo el partido desde casa, pero que evita a la competición tener que recurrir a un parón, una palabra que la organización no quiere ni oír.
Este contrato temporal siempre ha sido habitual en las ligas estadounidenses, pero estaban limitados y solo se recurría a ellos para sustituir a un lesionado o para probar a un jugador sin comprometerse por un sueldo mínimo. Ahora hay barra libre.
Pese a que los aficionados no han podido disfrutar a lo largo de las últimas jornadas de estrellas de la talla de James Harden, Giannis Antetokoumpo, Kevin Durant o LeBron James , el panorama ha dado una segunda oportunidad a hombres que hasta la fecha permanecían a la sombra o en el anonimato. Gracias a la nueva normativa, las 30 franquicias han desempolvado sus agendas a toda velocidad y han firmado a veteranos olvidados o que estaban en la liga de desarrollo para salir al paso.
Estrellas olvidadas
Seguramente, uno de los casos que más ha ilusionado a los aficionados es el de Isaiah Thomas , protagonista de una de las historias más trágicas de la NBA en los últimos años. El base, en la temporada 2016-17, era uno de los mejores jugadores de la liga con los Boston Celtics (ese año promedió 29 puntos por partido pese a sus 1,75 metros de estatura). Pero, en uno de los últimos encuentros del curso, su hermana murió en un accidente de tráfico con solo 22 años. El golpe anímico y las lesiones llevaron al jugador a los infiernos de la liga, traspasado de manera cíclica hasta quedarse sin equipo la temporada pasada. Sin embargo, Los Angeles Lakers, uno de los grupos más golpeados por la pandemia (ocho jugadores en cuarentena a lo largo de esta campaña), anunciaron su contratación el pasado viernes. En su primer partido con los californianos, recién salido del avión, anotó 21 puntos en 19 minutos.
Curtidos veteranos como C. J. Miles (firmado por los Celtics y con 15 años de carrera), el ex All-Star DeMarcus Cousins (Milwaukee Bucks) o el dos veces campeón de la NBA Alfonzo McKinnie (Chicago Bulls) han seguido el mismo camino que Thomas y han cambiado en unas pocas horas el chandal de estar por casa por el de alguno de los equipos más prestigiosos de la NBA, donde, si su rendimiento inmediato les avala, podrán quedarse y optar a seguir en una liga que les había olvidado.
También salen beneficiados esos jóvenes en la recámara, aquellos que ocupan el último asiento del banquillo o juegan en la liga de desarrollo (G-League , competición satélite de la NBA donde se foguean los que no tienen nivel inmediato para la NBA o los que han demostrado no tenerlo en el pasado). Por ejemplo, el domingo, los Nets, que en circunstancias normales alinearían en su quinteto titular a James Harden, Kevin Durant y Kyrie Irving, tres de los mejores jugadores de la liga, saltaron a la cancha de los Orlando Magic con tres sustitutos (David Duke Jr., Kessler Edwards y Cam Thomas) con una experiencia casi nula en la liga.
Las circunstancias también han hecho dar marcha atrás a los castigos. El caso más sonado es el de Irving, vetado por su propio equipo ante su negativa a vacunarse. Tras la cascada de bajas, los de Brooklyn han decidido reincorporarlo una vez pase cuarentena, pues el jugador, a las pocas horas de anunciarse su vuelta, entró en los protocolos. Kemba Walker , fichaje estrella de los Knicks el pasado verano, llevaba tres semanas apartado del equipo por decisión de su técnico, Tom Thibodeau. El viernes, al entrenador no le quedó más remedio que convocarle y este le mandó un claro mensaje al anotar 29 puntos frente a los Celtics. «Odio esto. Solo quiero jugar», reconoció el base tras su exhibición. El deporte y sus protagonistas buscan cómo convivir de nuevo con los arreones de pandemia. Mientras, la NBA apuesta por dar una nueva oportunidad a los olvidados.