Baloncesto

La NBA se moviliza contra el asalto al Capitolio

La liga de baloncesto, con un 83% de jugadores afroamericanos, vuelve a erigirse como contrapunto político, esta vez ante las protestas en Washington y la resolución del «caso Blake» en Wisconsin

Los Boston Celtics, ayer durante el acto de protestas contra el asalto al Capitolio Reuters

Pablo Lodeiro

En menos de 48 horas, Estados Unidos ha mostrado sus dos rostros, al menos los más mediatizados y visibles, porque el país es «héroe de mil caras». El pasado miércoles arrancaba con la noticia de que Rusten Sheskey, policía que disparó siete veces por la espalda en septiembre a Jacob Blake, afroamericano de 29 años, en el condado de Kenosha, Wisconsin, no afrontará cargos criminales por su acción. Rápidamente, los comercios locales se cerraron y la guardia nacional saltó a las calles por miedo a que los disturbios volviesen a tomar la ciudad. Hubo protestas, pero sin grandes incidentes. Un día después y a casi 12 horas de coche hacia el este, en Washington D.C., un contingente de seguidores del aún presidente Trump, conglomerado difícilmente clasificable, portadores de símbolos tan dispares como la bandera confederada (bando proesclavista en la Guerra Civil del país) o como tatuajes de la mitología nórdica, asaltaron el Capitolio de la nación en un hecho histórico. Una infinidad de personalidades políticas se pronunciaron en contra del acto pero solo una «organización» deportiva, la NBA, con un 83% de jugadores afroamericanos en sus filas, se ha posicionado de forma generalizada contra ambos hechos.

Donald Trump y la liga de baloncesto mantienen un pulso constante desde que el neoyorquino llegó a la Casa Blanca en 2016. No le sentó bien al magnate que los campeones de ese año, los Golden State Warriors, declinasen la tradicional invitación de visitar la Avenida Pensilvania, algo que no ha vuelto a pasar hasta la actualidad, y quién sabe si Los Ángeles Lakers, último equipo en levantar el trofeo Larry O'Bryan, rendirán pleitesía al nuevo presidente, Joe Biden, una vez tome posesión el día 20 de este mes. Pero con Trump, el punto de enemistad fue tal que mientras los jugadores se arrodillaban durante el himno estadounidense y saboteaban partidos a causa de la violencia policial contra personas afroamericanas, el mandatario tildaba a la liga de “organización política” mientras achacaba las bajas audiencias a estos posicionamientos. «Igual en China os ven, pero lo dudo», dijo el político y empresario en octubre.

Tras los acontecimientos en Wisconsin y Washington han sido muchas las voces de la NBA que se han alzado de nuevo. Doc Rivers , uno de los entrenadores más respetados de la competición y que actualmente dirige a los Philadelphia 76'ers, fue claro en la previa al partido que enfrentaba a su equipo a los Washington Wizards: «Lo diré porque no creo que mucha gente quiera hacerlo. ¿Te imaginas si los que hoy han asaltado el Capitolio fuesen personas negras ?¿Qué habría pasado?», explicaba el también exjugador, mientras aseguraba que la NBA y todos sus estamentos utilizarán sus voces para luchar por una «América más igualitaria y justa». Desde la tribuna de los jugadores, Stephen Curry , base de los Golden State Warriors y tres veces campeón de la NBA, mencionó directamente a Trump en su Twitter, donde le dedicó la siguiente frase: «Literalmente siempre tienes un tweet para todo. ¿Hoy te ha comido la lengua el gato?». Steve Kerr, entrenador del equipo californiano, también tuvo palabras hacia el presidente. «Las mentiras del robo de las elecciones que salieron de su boca han influido directamente e incitaron el asalto al edificio del Capitolio», dijo ayer el estadounidense.

Vuelven las rodillas al suelo

Lo que empezó como un hecho aislado, el arrodillarse durante el himno nacional, personificado por el quaterback Colin Kaepernick de la liga de fútbol americano y que le valió un veto que aún dura hasta hoy, se ha generalizado en los últimos tiempos. Si durante la burbuja de Orlando, donde la fase final se jugó en el complejo de Disneyworld para poder rematar la competición sin la injerencia del coronavirus, los jugadores se inclinaban y levantaban el puño en todos los partidos (salvo contadas excepciones como la del jugador de los Magic Jonathan Isaac), este gesto volvió a hacer acto de presencia en la última jornada.

Los integrantes de los Boston Celtics y los Miami Heat, que se enfrentaron finalmente la pasada madrugada, plantearon suspender el encuentro, algo que al final no sucedió, pero retomaron el gesto de protesta, el de arrodillarse mientras los acordes más sagrados del país retumbaban en el pabellón. También emitieron un comunicado repudiando lo acontecido en la capital: « 2021 es un año nuevo, pero algunas cosas no han cambiado . Jugamos el partido de esta noche con el corazón apesadumbrado después de la decisión ayer de Kenosha, y sabiendo que los manifestantes en la capital de nuestra nación son tratados de manera diferente por los líderes políticos». Esta última parte hace referencia, según los jugadores, a que en las protestas llevadas a cabo por el movimiento Black Lives Matter en la pasada primavera, también en Washington y contra la violencia de las fuerzas de seguridad a ciudadanos afroamericanos, la seguridad en los alrededores del Capitolio era muy superior a la de la manifestación de ayer. Los Ángeles Clippers también se arrodillaron y en el enfrentamiento entre Phoenix Suns y los Toronto Raptors, los jugadores de ambos equipos formaron un círculo abrazados los unos a los otros antes del pitido inicial.

Reflotan las audiencias

Trump, hace unos meses, achacó la caída de las audiencias de la NBA, las más bajas de los últimos años, a su fuerte posicionamiento político y social. Pero lo cierto es que, tras la conversión definitiva de liga deportiva a ente multidisciplinar durante el verano, no ha repercutido en ellas en esta nueva temporada, iniciada el 23 de diciembre. De hecho, han aumentado. La primera semana de partidos fue la más vista desde 2012 y las cadenas TNT, ESPN y ABC, que retransmiten a nivel nacional, aumentaron su visionado un 67% respecto a las de la temporada anterior. Además, según la web de la NBA, los vídeos colgados en las redes sociales de la liga se vieron un 36% más que hace un año.

Lo cierto es que esta asociación, en el entorno estadounidense, siempre se ha posicionado a favor de causas sociales, por negocio, pero lo ha hecho, no como la NFL o la MLB, más reacias a la adhesión a estos movimientos. Por ejemplo, hace unos años, Isiah Thomas, líder de los temibles Detroit Pistons de los años 80, que por su agresivo e incluso a veces antideportivo baloncesto se ganaron el apodo de «Bad Boys» (chicos malos en inglés), encabezó una de las marchas en el día del orgullo gay en Nueva York. Jaylen Brown, escolta de los Boston Celtics, condujo más de diez horas desde la ciudad hasta su localidad, en el estado de Georgia para abanderar las protestas contra el racismo en verano. Ejemplos de una liga que desde hace tiempo dejó de cruzarse de brazos ante la injusticia.

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