Baloncesto

La NBA abraza el legado de Kobe Bryant

Ejemplo dentro y fuera de la pista, la filosofía del escolta se extiende por la liga una semana después de su muerte

Kobe Bryant, en un partido ante los Knicks de 2011 REUTERS
Emilio V. Escudero

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El Staples Center se rindió el viernes por la noche a la figura de Kobe Bryant . Cinco días después de su muerte en un accidente de helicóptero, los Lakers volvieron a disputar un partido y lo convirtieron en un tributo a la leyenda del exjugador. Un duelo a flor de piel, en el que las lágrimas ocuparon un papel protagonista antes, durante y al final del partido. Imposible disfrutar del espectáculo como si fuera un encuentro más, porque no lo era. Significó la puesta en escena del legado del jugador, que siempre ha estado presente en la franquicia angelina y que en los últimos días se ha extendido a lo largo de toda la NBA.

La liga ya ha anunciado que el All Star se convertirá en un monográfico a la figura de Bryant, al que homenajearán de diferentes formas durante todo el fin de semana. Pero más allá de ese tributo y otros que puedan anunciarse en las próximas semanas -se habla del cambio del logo de la NBA para colocar en él la figura de Kobe-, han sido los gestos espontáneos de muchos jugadores los que han puesto de manifiesto el auténtico legado de Bryant. Todos los que hasta la semana pasada lucían el dorsal «8» o el «24» lo han cambiado de manera voluntaria como recuerdo al exjugador fallecido. Guiño que podría extenderse de manera oficial si las franquicias acuerdan, como se está pidiendo, que se retiren esos dos números en memoria de Kobe.

Al igual que él creció imitando a Michael Jordan , muchos de los que hoy brillan en la liga americana lo hicieron viendo los partidos del escolta de los Lakers. Tratando de imitar sus tiros imposibles sobre la bocina, memorizando su dribbling en el uno contra uno o el «fade away» que resultaba imparable para sus rivales. Movimientos todos ellos que llevaban su sello personal y a los que fue añadiendo muchos otros. Porque cuando Bryant veía algo que podía ayudarle a mejorar su juego, se encomendaba a la tarea de forma obsesiva hasta que conseguía añadirlo a su repertorio. Así, el joven Bryant que llegó a la NBA casi de puntillas, fue ganando peso y mejorando sus registros a medida que iba cautivando a seguidores de todo el mundo. Un jugador especial que ha dejado huella en todos los que le conocieron y en aquellos que disfrutaron con sus canastas.

Amistad con Pau Gasol

En el primer entrenamiento con los Lakers tras el verano de 2008, Pau Gasol (que apenas llevaba en el equipo unos meses) abrió su taquilla y se encontró un oro olímpico. Kobe Bryant, el dueño de la medalla, la había dejado allí para recordarle al español la derrota en la reciente final de los Juegos de Pekín, pero no como una forma de restregarle el encuentro perdido, sino en un intento por sacar la mejor versión del pívot en la temporada que comenzaba. «Perdimos contra los Celtics en las Finales de la NBA y luego caíste ante Estados Unidos en la final olímpica. ¿Quieres ser el eterno perdedor?». Aquella conversación transformó a Pau, que se convirtió en el escudero ideal de Bryant. Entre ambos fabricaron dos anillos consecutivos para los Lakers, en la última época dorada de la franquicia, que desde entonces no ha vuelto a ganar el título. «Estaré desconsolado durante mucho tiempo, pero siempre estaré agradecido por haber compartido tanto juntos. Me inspiraste y me empujaste a ser una mejor versión de mí mismo cada día. Como lo has hecho con muchos otros», reconocía hace unas horas Pau Gasol, devastado por la muerte repentina del que consideraba un hermano.

El episodio entre ambos sirve para ilustrar la ambición de Kobe, obsesionado desde que era un niño con ser el más grande de la historia. Soñaba con ello mientras crecía en Italia, donde su padre jugaba al baloncesto, y también cuando comenzó a despuntar en el instituto, de donde saltó a la NBA en un episodio de precocidad que quedó justificado con el paso de los años. Una carrera plagada de éxitos en la que consiguió cinco anillos y dos oros olímpicos entre otros muchos galardones individuales. Premios que, no obstante, no son su gran legado. Ese que ha abrazado la NBA desde que se conoció la inesperada noticia del accidente.

«Mamba Mentality»

Su instinto competitivo le convirtió en un villano para las aficiones rivales , a las que conquistó con el paso de los años. El tiempo fue aplacando su ímpetu y soberbia para dar paso a una versión más humana y humilde. «Lo más importante es intentar inspirar a las personas, para que ellos puedan ser grandes en lo que sea que quieran hacer», resumía Kobe en su famosa «Mamba mentality». Su filosofía de vida. La que abrazó hasta su muerte en todo aquello que se proponía.

Tras colgar las botas, Bryant trabajó para ser el mejor en sus nuevas tareas. Aprendió para ser un gran inversor -«me llamaba a cualquier hora del día para comentar los libros y los consejos que le daba», explicaba Chris Sacca , uno de los gurús americanos de la inversión- y lo logró haciendo millonaria su empresa «Bryant & Stibel», cuyo capital subió por encima de los 2.000 millones tras haber invertido en «Epic Games», la creadora del fenómeno «Fortnite». Ese fondo es parte de la herencia millonaria que deja a su esposa Vanessa y a sus tres hijas, desoladas por el prematuro adiós de Kobe y Gianna. Ellas serán parte fundamental para perpetuar el legado de Bryant, al que todos se abrazan estos días, incluida una NBA aún en shock por la muerte del mítico jugador.

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