Baloncesto

Miguel Méndez: «No tengo la sensación de estar aquí para curar heridas»

El nuevo técnico de la selección, sustituto del defenestrado Lucas Mondelo, se estrena mañana al frente del banquillo de España con la tarea de clasificar al equipo para el Eurobasket 2023

Emilio V. Escudero

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Tras un verano convulso en el que la selección femenina se quedó por primera vez sin medallas desde 2013, el equipo comienza hoy nueva etapa y estrena capitán. Se pone al frente del banquillo Miguel Méndez (Vigo, 1967), uno de esos gurús de la canasta que llevan años anclados al éxito y que tendrá la complicada tarea de alargar la etapa de alegrías comandada por Lucas Mondelo en la última década. Como técnico del Ekaterimburgo, desempeño que compatibilizará con el de la selección, está acostumbrado a ganar casi siempre, aunque reconoce que hacerlo con España será más complicado.

Para el que no le conozca, ¿quién es Miguel Méndez?

Pues un entrenador de baloncesto que lleva ya unos cuantos años en esto, que intenta hacerlo lo mejor posible cada día y que su equipo juegue un buen baloncesto. Además, y lo más importante, un tipo que intenta que ese equipo gane todos los partidos que dispute.

¿Y recuerda cuándo empezó a interesarse por el baloncesto?

Yo tuve la suerte de ir a un colegio en Vigo, los Maristas, donde el baloncesto era una religión, casi tanto como la de verdad. Desde muy pequeño empecé a jugar y luego enseguida me dediqué a entrenar a niños, que era una costumbre muy arraigada en el colegio para los que íbamos cumpliendo años. Creo que mi primera licencia federativa de entrenador fue con 19 años, así que ha pasado ya mucho tiempo…

¿Qué ha sido lo más complicado para llegar a este banquillo de España?

Complicado ha sido todo. Primero tienes que formarte en todas las parcelas, que son muchas, que implican a un entrenador de baloncesto. No es solo lo técnico o lo táctico. La comunicación, la gestión de recursos, el estudio técnico y científico, la parcela médica… Hay muchas cosas que son importantes para alcanzar el éxito y no hay una que tenga mucho más peso. Es, además, una formación continua, que nunca para. Hay que estar muy atento a todo.

¿O sea, que es imprescindible ser un obseso del baloncesto para ser buen entrenador?

No, no lo creo. Yo pienso que esto es un trabajo, pero hasta ahí. A mí lo que me obsesiona es que mi familia esté bien de salud y que sea feliz. Esto es mi trabajo, pero no es lo más importante en mi vida. Así que obsesión, para nada. Intento organizarme para tomar bien las decisiones y trato de aprovechar la experiencia acumulada para tomarlas lo mejor posible.

«Hay que desconectar. No se es más profesional por estar 24 horas al día pensando en baloncesto»

¿Es de los que desconecta en el tiempo libre?

Desconecto absolutamente. Este es mi trabajo y tengo muy claro que cuando acaba el día, se queda aparcado. Cada llamada diaria que hago a mi familia es para hablar de ellos y no de baloncesto. A mi mujer le gusta mucho este deporte, pero hablamos cero de eso. Sí lo hacemos de lo que han comido los niños o del tiempo. Cosas normales. Hay que desconectar y no se es más profesional por estar 24 horas al día pensando en baloncesto.

¿Le ha trastocado mucho lo de tener que compatibilizar dos tareas tan gigantes como la de dirigir al Ekaterimburgo y la selección?

Sí. No puedo mentir. Cada día pienso en ello e intento hacerlo de la mejor manera posible. Trato de apoyarme en los que tengo a mi alrededor, tanto en el Ekaterimburgo como en la federación, pero es algo que no he hecho nunca y no sé cómo hacerlo. Tengo mis ideas y las voy poniendo en práctica, pero estoy abierto a cualquier tipo de ayuda. No es fácil tener dos trabajos y mucho menos dos trabajos tan distintos como estos.

Scariolo es un experto en eso, ¿le ha pedido consejo?

Lo hemos comentado. Me mandó un mensaje muy amable cuando llegué al cargo y comentamos entonces la posibilidad de vernos y que me contara cómo lo hace. Por supuesto, él me dijo que sin problema y estoy con las orejas abiertas esperando esa conversación para cuando podamos tenerla en el futuro.

¿Y con Mondelo? ¿Ha hablado con él para hacer la transición de manera más tranquila?

No, no he hablado con él. No hablaba con él antes y no lo he hecho ahora. Nos conocemos desde hace mucho tiempo. Hemos competido mucho uno contra otro, sobre todo en los últimos años en Rusia. Hemos jugado mil partidos pero no pertenece a ese grupo de amigos que tengo. Tengo otros amigos dentro del baloncesto y con él tengo una relación educada. Me envió un mensaje de felicitación por mi cargo, que le agradecí, pero nada más. En los últimos años nos hemos comunicado más a nivel de mensajes de felicitación cuando él ganaba algo o lo ganaba yo, pero hasta ahí.

¿Qué le ha parecido desde fuera su labor en el equipo?

Ha sido la etapa más exitosa de la historia del baloncesto femenino. Nunca hemos tenido un grupo de jugadoras que pudieran, por edad, estar todas juntas en la cancha a la vez. Jugadoras especiales, con personalidad, físico y talento. Nunca había existido eso en el baloncesto español y luego han estado comandadas por un cuerpo técnico que ha trabajado muy bien con ellas durante todos estos años. Venimos de los mejores años del baloncesto femenino español.

«Con Mondelo no he hablado. No forma parte de mi grupo de amigos del baloncesto. Su etapa ha sido la más exitosa de la selección femenina»

¿Y siente en estos primeros días le está tocando hacer más una labor de psicólogo que de entrenador?

No, no he tenido esa sensación. Yo vengo aquí porque soy entrenador de baloncesto y vengo a entrenar. A hacer de este un buen equipo que gane muchos partidos. No he tenido la sensación de estar curando heridas ni nada parecido.

¿Cree que el deporte de alto nivel debe ir siempre asociado a la exigencia máxima?

Por supuesto. La exigencia que hay en los deportes profesionales es total. No es fácil en el deporte de élite mantenerse y entrenar. El trabajo que hacemos no es fácil y las jugadoras lo saben.

¿Vale todo para ganar?

No lo sé. No creo que sea una pregunta para mí. Exigencia siempre la hay y siempre la habrá. Las jugadoras y el cuerpo técnico la conocemos y la asumimos. La exigencia de la empresa hacia el cuerpo técnico existe; la del cuerpo técnico hacia las jugadoras es total y es así en todos los deportes y en todos los equipos del mundo. Pero es que esto es así también en la vida cotidiana de las personas, que seguro que en sus trabajos también tienen presión. Luego, si hablamos más de una cosa o de otra será por intereses espúreos y por hacer más ruido del que se debe.

¿Tiene algo que ver el Ekaterimburgo con la selección española?

Una selección es muy diferente a un club. Para empezar, en el club tienes seis u ocho semanas de pretemporada para conseguir que se juegue como tú quieres y, si tienes un buen presupuesto, tienes a todas las jugadoras del mundo para elegir quién forma parte de tu equipo. Eso en la selección no pasa y el tiempo es muy reducido. Esa falta de tiempo hace que el trabajo sea muy distinto. Va todo muy rápido.

«No he hablado con Anna Cruz, pero cualquier jugadora que muestre su disposición por estar aquí y que lo haga bien en su club tiene las puertas abiertas»

¿Lo peor de este trabajo es tener que elegir?

Es la peor parte, sí. Quizá todos tendríamos claro qué ocho o nueve jugadoras tendrían que venir, pero luego hay dos o tres en las que ya entra el gusto de cada uno o sus necesidades personales. Hay muchas que se merecen estar aquí, pero solo caben doce. Mi trabajo ahora es elegir no solo a las mejores, sino las que pueden hacer que este sea un mejor equipo. Muchas veces se necesita tener especialistas en el tiro o en el rebote que sirven para completar el equipo y ahí hay mucha dificultad para elegir. Para que entre una hay que sacar a otra. Es lo más difícil de este trabajo y espero no equivocarme demasiado.

¿Tenía pensado llamar a Laia Palau?

Aunque no fuera oficial, creo que la decisión de su retirada ya estaba tomada con bastante anterioridad como ella misma dijo el otro día. No hubo esa posibilidad así que no hubo pensamiento hacia ella.

¿Le gustaría tenerla cerca de la cancha en el futuro, como ella misma dijo?

Está por ver. Creo que Laia es una de esas personas que se han convertido en una referencia, una líder positiva que, no solo por su forma de jugar, sino por lo que dice cuando habla, es una referencia para las niñas que quieren jugar y para los que trabajamos en este mundo. No sé qué idea tiene o qué idea tiene la federación para ella, pero cualquier cosa a la que se pueda dedicar, lo hará muy bien. Seguro.

¿Y con Anna Cruz ha hablado? ¿Le gustaría contar con ella en otras convocatorias?

No he hablado con Anna, con la que he trabajado varias veces en el pasado tanto en la selección como en clubes. Sin personalizar en ella, lo que sí quiero decir es que todas las jugadoras españolas que muestren su compromiso de estar con el equipo nacional y que lo hagan bien con sus equipos tendrán las puertas abiertas tengan la edad que tengan.

O sea, que estaría encantado de verla en futuras convocatorias si ella se pone de nuevo a disposición de la selección…

Más claro no lo puedo decir.

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