Euroliga
Derrota agónica del Madrid
Los blancos, que cedieron por un triple en el último suspiro, afrontarán el choque decisivo ante el Khimki cargados de moral
Crónica
Ganar o ganar. El futuro europeo del Real Madrid pasa por un triunfo el próximo jueves en el BarclayCard Center ante el Khimki. Si lo consigue estará en cuartos de final –salvo catástrofe en forma de cuádruple empate con Barcelona, Olympiacos y el propio Khimki– y si no dirá adiós de manera definitiva a la Euroliga. Un cara o cruz al que ha quedado reducido el destino del campeón.
En Vitoria, donde poco o nada se jugaban los blancos, el Real Madrid volvió a exhibir su mejor cara a pesar de la derrota. Esa que aparece en las grandes ocasiones y que esta temporada solo ha mostrado con cuentagotas. Una puesta en escena que abrumó a los vitorianos como en ningún partido europeo hasta el momento en su casa y que le hizo soñar con la victoria hasta el último suspiro, donde Bertans decidió con un triple casi sobre la bocina.
El mazazo fue menos, ya que poco o nada había en juego. Lo importante para el Madrid está la próxima semana y en eso pensaba ya Laso incluso antes del partido. En su plan para recuperar al mejor Rudy, el técnico dio un sitio al balear en el cinco titular. Aún lejos de su nivel habitual, son estos minutos los que deben ir ayudando al escolta a ser el de antes, una pieza clave si el Real Madrid quiere volver a reinar en Europa. La presencia de Rudy en el cinco inicial elevó el nivel defensivo de los blancos, lo que maniató al Caja Laboral en esos primeros minutos. El acierto exterior le dio las primeras ventajas al Madrid, que se fue al descanso con un botín de 10 puntos (36-46) que hacía justicia a lo visto sobre la cancha.
Fue James –18 puntos en el tercer cuarto y 27al final– el que se empeñó en devolver al Caja Laboral al partido en un abrir y cerrar de ojos (57-55, min. 25). Una exhibición que espoleó al Madrid, que mantuvo el tipo gracias a Ayón (75-69, min. 32). Salió al rescate el de siempre. Un Sergio Llull que se echó al equipo a la espalda y que contagió con su acierto al resto de sus compañeros (82-87), mientras Bourousis trataba de mantener a flote al Caja Laboral. Esfuerzo titánico del griego que permitó a Bertans convertirse en el héroe de la noche. La derrota deja al Madrid tocado, pero le carga de moral para la final del jueves ante el Khimki. Un ser o no ser. Ganar o decir adiós.