Euroliga
Respiro a costa de Bartzokas
Un gran último cuarto permite al Barça ganar por fin fuera y romper la racha de 6 derrotas
Crónica
El Barcelona se tomó un respiro en Moscú a costa de Bartzokas, el técnico del Khimki que pudo hundir aún más a los culés en Euroliga de lo que lo hizo la pasada temporada. Los azulgranas lograron vencer por fin lejos del Palau en Europa y rompieron una racha de seis derrotas consecutivas. Mostraron dos caras pero cimentaron su triunfo en el primer y último cuarto, sobre todo en este último en el que anotaron 14 puntos más que los rusos, mientras que Bartzokas basó sus opciones en el factor Shved (22 puntos). El base fue el máximo anotador del encuentro pero no fue suficiente.
El inicio del partido fue una declaración de intenciones de Sito Alonso, que antes de viajar a Moscú reclamó compromiso a sus jugadores. El técnico prescindió de sus dos bases puros (Heurtel y Pressey) y apostó por un cinco inicial atípico pero conformado por los mismos jugadores que lograron remontar 25 puntos en la pista del Baskonia la pasada semana. Ribas, Navarro, Hanga, Moerman y Tomic protagonizaron un arranque ilusionante. La maquinaria azulgrana parecía engrasada y afinada por los discursos de Alonso. Durante el primer cuarto disfrutaron de un buen juego colectivo, haciendo circular muy bien el balón y defendiendo con garra, muy pendientes de Shved. Once asistencias y el dominio en el rebote desconcertaron al Khimki. Ribas y Tomic se bastaban ante los rusos.
El segundo cuarto no pudo arrancar mejor. Un espectacular mate de Seraphin disparaba a los azulgranas a su mayor ventaja, doce puntos. Pero fue un espejismo y el Barcelona retornó a la imagen que ha ido ofreciendo durante toda la temporada. Escasa fiabilidad en ataque, excesivas pérdidas de balón, desacertado en el tiro y frágil en defensa. Honeycutt (18 puntos) empezó a convertirse en la pesadilla catalana. La prueba es que Vezenkov acertó un triple tras seis minutos y medio en los que los culés solo habían anotado cuatro puntos.
La ventaja del primer cuarto se esfumaba y la imagen se diluía. El Barcelona ofrecía la yugular ante un Khimki que empezaba a oler la sangre. Pero Hanga pudo salvar momentáneamente los muebles con un triple sobre la bocina. La jugada fue un reflejo de lo que está siendo el equipo este año, una carrusel de aciertos, errores, precipitación y suerte.
Último cuarto espectacular
Alonso debió pensar que si algo funciona, mejor no tocarlo, así que volvió a salir a pista tras el descanso con el mismo quinteto inicial. Y se cargó de razones. Un balón recuperado, una asistencia de Tomic y una canasta de Hanga colocaban un parcial de 0-5 y algo de aire en el marcador. Y los nervios invadieron Moscú. Los rusos contagiados por los catalanes, que transitan por la competición con la espada de Damocles sobre la cabeza. Shved, cómo no, apareció para poner por primera vez al Khimki por delante con un triple. El base ruso abrió la veda y el tercer cuarto acabó con un festival de triples por parte de los dos equipos y el partido más vivo que nunca (57-57). Pero en el último cuarto, un parcial de 2-19 dejó groggy al Khimki, que acabó deambulando por el parquet, y un poco más vivo a un Barça que sigue en la UCI.