España-Australia
Joe Ingles, el padre ejemplar que guía a Australia
Volcado en su hijo, que tiene autismo, el alero de los Jazz es el faro de la selección oceánica
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Una pieza de puzle asoma en la cara interna del brazo de Joe Ingles (31 años, 2,03 metros). El australiano no es un tipo muy dado a los tatuajes y, quizá por eso, el dibujo llama más la atención. Lo luce orgulloso, porque encierra una carga emotiva única que le impulsa en cada entrenamiento. En cada partido. Se lo hizo junto a su mujer hace unos meses, pocos días después de que a su hijo le diagnosticaran autismo. Una enfermedad que se ha convertido en el motor de sus vidas hasta tal punto de que el australiano se ha erigido en el rostro más popular de la lucha contra el autismo en Estados Unidos.
La NBA y los Jazz se volcaron con la familia Ingles nada más conocer el diagnóstico . Lo hicieron público ellos mismos a través de una emotiva carta que dio la vuelta al mundo. Desde entonces, Ingles aprovecha casi cada aparición pública para visibilizar este problema, pero sin dejar de lado el baloncesto.
En la cancha, el alero nunca ha sido un 10 en nada, pero es de ese tipo de jugadores que todo técnico quiere tener en su equipo. «Es un hermano», apunta Ricky Rubio . «Él no es sólo un compañero de equipo –jugaron juntos en el Barça y en los Jazz–». Las palabras de Rubio dejan clara la buena relación que les une. El catalán conoce muy bien a Ingles y ha compartido alguno de los secretos del australiano con sus compañeros.
« Algo nos ha contado Ricky, sí. Ingles es un jugador que domina el juego desde una posición que no es la de base, jugando de alero, y desde ahí es capaz de dominar el ritmo del partido . Hay que intentar que no pueda tomar buenas decisiones y atacarle, porque es un jugador que juega muchos minutos y puede acabar el choque un poco fatigado», expresaba ayer Pau Ribas.
En este Mundial, Ingles está siendo una de las piezas destacadas de Australia, invicta en el torneo . El alero, que jugó en la ACB durante cuatro temporadas –en el Granada y en el Barcelona–, promedia 10,5 puntos, 5,7 rebotes y 5,8 asistencias, pero juega casi 32 minutos por partido. Muchísimo, lo que revela la falta de relevo para un jugador especial que resulta imprescindible para Andrej Lemanis, el seleccionador australiano.
Cerca de la historia
Ante Senegal, en la primera fase, el jugador de los Jazz se quedó muy cerca del triple doble (17 puntos, 10 rebotes y 9 asistencias), algo que nadie ha conseguido en la historia de los Mundiales . Al ser preguntado por ello, respondió que no se había dado cuenta. Porque Ingles no está en China para hacer historia individual. «No me importa el pasado, me importa lo que está ocurriendo aquí», asume el alero, determinado a darle a su país su primera medalla en un gran campeonato.
Australia lleva años creciendo como equipo. Un país que adora el baloncesto y cuyo talento tiene gran acogida en la NBA. Aun así, nunca se ha subido al podio ni en el Mundial ni en los Juegos. Estuvo a punto de hacerlo en Río 2016 , y España le apartó del bronce en un final ajustadísimo. «Fue una moneda al aire», recuerda Scariolo, que conoce bien al rival. Un conjunto que apenas ha cambiado sus rostros en estos tres años, pero que es mucho mejor. La experiencia les hace ser más peligrosos. Ya lo demostraron venciendo a Estados Unidos en la preparación y también a Francia en el último partido de la segunda fase. « Llevamos años luchando por esto. Veía a otros equipos crecer y jugar partidos como este y solo pensaba en ser como ellos . Ahora estamos aquí y siento que podemos conseguirlo», explicaba Ingles. Padre ejemplar y un jugador clave para Australia.