De gamberro de la NBA a estudiante modélico y promesa del golf a los 36 años

A J. R. Smith (Nueva Jersey, 1985), desde que desembarcó en la NBA hace 17 años, siempre le ha perseguido esa fama de agente del caos, un hombre tan capaz de ganar un partido con la más bella de las canastas como de presentarse a un entrenamiento con pocas horas de sueño en la mochila. Al escolta, uno de los jugadores más espectaculares de la década pasada, le llegó la paz al proclamarse dos veces campeón de la NBA, una con los Cleveland Cavaliers en 2016 y otra con Los Angeles Lakers en 2020. Tras el título con los californianos, el jugador, reformado, campeón y con la cartera llena (amarró cerca de 85 millones de euros en cinco equipos diferentes), decidió retirarse y, el pasado verano, sorprendió al anunciar que se había matriculado en la universidad para jugar a su nueva pasión, el golf. Contra todo pronóstico, cumplió con su promesa.

A los estudiantes de la Universidad Estatal de North Carolina ya no les sorprende ver a un campeón de la NBA por el campus. Smith, de 1.98 metros de estatura y tatuado hasta las cejas, se ha convertido en uno más en la institución. Acude a grupos de estudio, haces sus deberes de Lengua y se conecta a las tutorías por videoconferencia para preguntarle las dudas a sus profesores. Al menos así lo relata en su cuenta de Twitter, donde narra su nueva experiencia universitaria (ya había estado en North Carolina pero con 18 años y solo estuvo un curso antes de saltar a la NBA). Incluso saca buenas notas: su media en el último semestre ha sido de cuatro sobre cinco. «No puedo ni describir lo que siento. He puesto mucho trabajo duro en esta mierda», dijo orgulloso tras recibir sus calificaciones.

Sin embargo, es el golf el motor principal de esta nueva y extraña aventura. Smith ingresó en el equipo como un reclamo mediático pero ha acabado por convertirse en toda una estrella universitaria pese a sus 36 primaveras. Incluso ha firmado varios (y jugosos) patrocinios con reconocidas marcas de golf en los últimos meses. Tras sus actuaciones sobre el verde, esta semana fue nombrado atleta del año por la institución del estado sureño. «¡Si señor! Orgulloso de ti, chico. Te quiero hermano», escribió tras la noticia la estrella de los Lakers LeBron James , uno de los máximos valedores de Smith en la NBA y con quien compartió vestuario en los campeonatos en Cleveland y Los Angeles.

La nueva vida de Smith cobra mucho más valor si uno es seguidor de la NBA. Pese a su talento, el jugador siempre ha estado en el ojo del huracán. Polémicas y más polémicas que en muchos momentos amenazaron con sepultarle. Multado por destrozar el móvil de un aficionado rival, denunciado por un joven de 19 años que en 2015 aseguró que le intentó estrangular a la salida de una discoteca, sancionado por tatuarse una marca de ropa (la NBA no permite que los jugadores utilicen su cuerpo para promocionar productos), grabado mientras le daba una paliza a un manifestante durante las marchas del Black Live Matters (ya estaba retirado)... A veces, simplemente, la gente cambia.