Mundial de baloncesto 2019
Una final «blindada» contra la reventa
Con parte de Pekín cortado por los preparativos para el desfile del Día Nacional, las entradas estaban personalizadas para que no se vendieran por un precio superior
![Pabellón del Cadillac Arena](https://s2.abcstatics.com/media/deportes/2019/09/15/pabellon-k4v--1248x698@abc.jpg)
Estaba la ciudad blindada por los preparativos para el desfile del Día Nacional de China , que celebra el 1 de octubre su 70º aniversario, y la final del Mundial de Baloncesto no podía ser menos. Por la mañana, escuadras de cazas sobrevolaban el este de Pekín mientras tanques y tropas llegaban en tren para participar en los ensayos de la gran parada militar prevista para ese día. En la otra punta, en Wukesong , el estadio Cadillac Arena se preparaba para la gran final de este Mundial de Baloncesto que, tras los Juegos Olímpicos de 2008 y antes de los de Invierno de 2022 , ha vuelto a lucir a China organizando un gran evento deportivo internacional. En un país bastante difícil para los visitantes extranjeros, que tienen problemas para entenderse en inglés y para quienes puede ser una pesadilla hasta tomar un taxi, el Mundial ha puesto de manifiesto muchas de las carencias que todavía sufre China.
Para llegar al estadio, donde España pescó la plata olímpica hace once años al caer ante Estados Unidos, estaba cortada parte de la avenida que atraviesa la ciudad y pasa por la plaza de Tiananmen , escenario del desfile dentro de dos semanas. Por seguridad, se habían cerrado también varias estaciones de metro en la línea que conduce al recinto deportivo, donde todavía quedaban entradas a la venta. Por unos precios que iban desde los 1.080 a 8.080 yuanes (de 138 a 1.020 euros) , muy altos para China, comprar una entrada era otra de esas «aventuras» que solo pueden ocurrir en este país.
Con el fin de evitar la reventa, la organización copió el mismo sistema que los billetes de tren y las entradas estaban ligadas al carné de identidad de su comprador. Helen Wang , una ejecutiva que le compró una entrada a su amigo Charles Ru , tuvo que enviarle por WeChat un enlace de internet con un código QR donde este registró sus datos personales y hasta hubo de colgar una fotografía. A continuación, se lo devolvió a su amiga para que esta escaneara en la taquilla el código QR y pudiera recoger su entrada. Y todo en menos de un minuto porque, de lo contrario, pasaba el plazo para imprimir la entrada y había que repetir el proceso.
Una vez superada la prueba, tocaba disfrutar del partido y del ambiente alrededor del pabellón, plagado de restaurantes y tiendas deportivas donde se vendía todo tipo de «merchandising». Los artículos más demandados eran las camisetas con el logotipo del Mundial, que representa una máscara de la ópera china, y los peluches de la mascota. Con las pequeñas hinchadas de Argentina y España haciendo más ruido que el resto de la grada, los aficionados chinos vibraron con sus estrellas, Ricky Rubio y Luis Scola , pero pitaron y abuchearon los tiros libres de Marc Gasol en los minutos finales conscientes de que el espectáculo se acababa.
«España ha jugado mucho mejor que contra Australia y ha estado todo el equipo muy tranquilo y relajado, disfrutando de su superioridad», valoraba Charles Ru, empresario que ha estado varias veces en nuestro país y también vibró con el éxito del Mundial de Fútbol en 2010. «¡Ha sido un partido estupendo y España ha hecho un trabajo perfecto. Me ha encantado!», se congratulaba su amiga celebrando este segundo Mundial, logrado en China, tras el de Japón en 2006. Asia le trae buena suerte a España.
Noticias relacionadas