Euroliga | Final Four
El Fenerbahçe gana su primera Euroliga
Los turcos, con el apoyo de la grada, derrotan en la final a Olympiacos. Obradovic aumenta su palmarés personal a nueve coronas
Crónica
Euforia desatada en Estambul . El Fenerbahçe ha cumplido las expectativas y se ha coronado rey de Europa, en casa, ante su público. En un partido en el que simplemente fueron mejores que su rival, aupados por una afición que no dejó de animar durante los 40 minutos, el conjunto que juega sus partidos como local en Asia finalmente ha inscrito su nombre en la historia dorada del baloncesto europeo.
Los jugadores amarillos no decepcionaron en el arranque del partido a los miles de aficionados que abarrotaron el estadio Sinan Erdem. Ya a los pocos segundos del salto inicial, Ekpe Udoh y Jan Vesely se marcaron un ‘alley-oop’ que hizo las delicias de la marea amarilla, que rugía desde la grada. Una posesión después Nikola Kalinic anotaba el primer triple del partido.
La presión era inmensa, quizá mayor que la ejercida contra el Real Madrid en semifinales, pero el Olympiacos no se dejaba intimidar y Vassilis Spanoulis se ponía los galones de comandante desde el principio.
Con un Kalinic que no fallaba ni un tiro desde la línea de tres y una defensa que apenas dejaba espacios, los de Zeljko Obradovic consiguieron colocar un colchón de ochos puntos en el marcador al final del primer cuarto. Todo iba según marcaba el guion soñado por los turcos. La primera Euroliga ganada por un equipo del país eurasiático se empezaba a rozar con la punta de los dedos.
Pero el Olympiacos nunca se rinde. El CSKA Moscú , equipo al que eliminó el viernes después de ir todo el partido por detrás, lo sabe bien. Con más corazón que juego, los griegos soñaban con que Estambul volviera a ser Constantinopla por una noche. Con un error defensivo de Udoh, al perder un balón que Spanoulis había regalado, el Fenerbahçe se quedaba solo con cinco puntos de ventaja en el descanso (44-39). Quedaba mucho partido.
En la segunda parte, el partido iba a ganar en intensidad y perder en calidad. Bobby Dixon y el griego Vangelis Mantzaris intercambiaron triples nada más arrancar el tercer cuarto . Era un espejismo. Los nervios aumentaban, el juego se embarraba. Dos faltas técnicas, una a cada equipo, evidenciaban lo que se esperaba: la final de la Euroliga de este año no se iba a ganar con técnica, sino con garra.
Y los miles de turcos que llenaban hasta la bandera el estadio Sinan Erdem daban una marcha extra al equipo de Obradovic, que seguía sin sacar a la cancha a ninguno de los dos jugadores turcos convocados. El italiano Luigi Datome , que cumplió con la promesa de cortarse el moño si ganaban el torneo, anotaba todo lo que tiraba y aumentaba la brecha. Para rematar el cuarto, Udoh ponía dos tapones seguidos que hicieron las delicias del público. El americano había enmendado el error anterior y enfilaba para cumplir un partido de ensueño. El tercer cuarto terminó 60-48; algunos empezaban a pensar que el encuentro estaba visto para sentencia.
El técnico Yanis Sfairopoulos necesitaba un revulsivo , una manera de romper la barrera del Fenerbahçe, que se había vuelto infranqueable. Prefirió echar mano de los pesos pesados del equipo, Mantzaris, Printezis y Papanikolau, pero no había manera. La inspiración desde la línea de tres se había terminado y Spanoulis, sobre el que se posaban todas las miradas de los aficionados griegos, hacía tiempo que andaba desaparecido.
Además, era demasiado tarde, el partido ya se había roto. Kalinic y Bogdan Bogdanovic, quien a pesar del discreto partido sumó 17 puntos, destrozaban el aro sin piedad lanzando desde todas las distancias. Udoh, mientras, se multiplicaba en ataque y en defensa para sentenciar el encuentro . El americano, que estuvo en pista durante 36 minutos, finalmente fue nombrado mejor jugador de la Final Four.
El trofeo se queda iba a quedar en casa. La policía hacía acto de presencia para evitar una posible invasión de pista y dos bengalas iluminaban una de las abarrotadas gradas. La euforia turca. La Euroliga, por fin, después de las derrotas de los dos últimos años en Madrid y Berlín, iba a teñirse de azul y amarillo .
Con solo un minuto y doce segundos jugados, Melih Mahmutoglu estaba descansado para levantar el primer trofeo continental en la historia del baloncesto turco. Calmado, ligeramente apartado, rodeado de su equipo técnico, Obradovic observaba, la única persona del mundo con nueve Euroligas en su palmarés, tantas como las que tiene el Real Madrid.