Euroliga: Real Madrid-Barcelona
No hay Mirotic que gane en Madrid
Tras acumular dudas en el segundo cuarto, los de Laso vuelven a ganar al Barcelona en el WiZink
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Crónica
Dos de dos, no hay liderato que valga, al Barcelona se le atraganta el Madrid . Cedió el cuadro azulgrana en la Supercopa y volvió a hacerlo ayer, después de un intercambio de arreones tremendo que dejó a la noche sin dueño hasta que Campazzo sacó el hielo y Tavares alzó los brazos.
No hubo forma de que el partido virase hacia otra cosa distinta a una lucha encendidísima, el fruto maduro de una rivalidad perfecta, dos equipazos y un tipo, Nikola Mirotic , convertido en un supervillano de talla histórica. Y eso que no lleva más que dos partidos en Madrid sin la camiseta blanca. Randolph le hizo en los morros la primera de la noche, el personal se vino arriba y él, lejos de amilanarse, respondió con un triple provocativo, mano arriba y gesto para el fondo de animación local, empecinado en poner en riesgo la salud auditiva de los 12.500 espectadores que vistieron al WiZink con galas de cena en la que toca sacar la cubertería de plata.
El Madrid encarriló entonces un parcial de 15-0 que le abrió paso ante las dudas que de primeras pudiera tener en el cuerpo. A fin de cuentas, enfrente estaba el líder de esta Euroliga y los de Laso, pese a que lo han ganado todo en casa y no saben hacer otra cosa en ACB, están zozobrando cuando les toca viajar por el Viejo Continente. Conscientes de que en los inicios se les estaban yendo las últimas grandes citas, salieron firmes los blancos, prestos, con un gran Randolph a la cabeza, a amarrar al toro azulgrana desde el primer balón.
Cambió el quinteto entero Laso y el resultado seguía siendo el mismo, un apaleamiento que estaba dejando al Barça sonado. Finiquitado el primer cuarto, los visitantes estaban a los pies de una montaña de 18 puntos (32-14) .
Le valió la pena a Pesic dejarse un par de cuerdas vocales por el camino, porque los suyos volvieron a pista con un parcial de 21-5, suficiente para volver a hacer del partido justamente eso: un partido. De pronto, el Barcelona ya estaba ahí (37-35). El mismo aro que minutos atrás absorbía con gozo todo lo que le caía medio cerca parecía un paredón ante el que no cabía más que lamentarse.
Con el descanso acechando, a la par que Rudy rescataba un triple del marasmo Llull se atragantaba en un mar de malas decisiones . Tampoco llegaban desde el banquillo señales de tranquilidad. Había cundido la desesperación. Restaban tres minutos y lo que hasta el momento estaba siendo una remontada se convirtió en un meneo. Otro más, pero con los papeles cambiados. Además, fue volver a sonar el «Niko Mirotic, eres una rata» y encenderse el ex de los Pelicans, 12 puntos al descanso (48-50). Suerte para los de Laso que Higgins, que llegaba al clásico con un 13 de 16 en triples en sus últimas dos tardes, no comparecía. Por más que las dinámicas estuviesen siendo afiladas, la sensación era que se decidiría al final.
Al reloj le dio la vuelta Campazzo, termómetro emocional de los de Laso. Cogió la pelota y la movió como tocaba. Un apretón de dientes bajo el aro en defensa, con Tavares a la cabeza, puso el lazo a un parcial de 13-0, roto, cómo no, por Mirotic, al que hasta el speaker revestía de un aire tenebroso cada vez que debía mentarlo. Habría guerra (71-64).
Como si los protagonistas estuviesen extasiados por el esfuerzo, la anotación cayó en picado. Llull falló más que nadie y el Madrid cogió las vendas y las volcó sobre su gran herida. Se sucedieron los dos contra uno sobre Mirotic, de lo más meritorio el afán del novato Garuba. El Madrid tenía todo de cara (80-68 y 3:42 para el final) y se encontró con el broche: dos tapones consecutivos de Tavares . Una noche más, y ya van dos este curso, el Barça de Mirotic se va del WiZink con las manos vacías.