Mundial de Baloncesto femenino
«Este bronce sabe a sacrificio y trabajo, los valores de este equipo»
Mondelo presume del núcleo formado por seis jugadoras que le acompañan desde 2013
Llora Laura Nicholls con la medalla de bronce colgada al cuello. Aún en las entrañas del pabellón, tras haber derrotado a Bélgica en la final de consolación del Mundial, la cántabra echa la vista atrás y recuerda con emoción los últimos años en la selección. Es la sexta alegría consecutiva desde que Lucas Mondelo se hizo cargo de la selección y se rodeó de un núcleo de jugadoras que nunca le ha abandonado. Seis luchadoras que encarnan a la perfección el espíritu que caracteriza a este equipo y que han sabido perpetuarse para alargar los éxitos a pesar del paso del tiempo. «Sabe muy bien este bronce. Sabe a trabajo bien hecho y a sacrificio. A los valores de este equipo. Un conjunto que ha sabido siempre levantarse en los malos momentos apoyadas unas en otras», señala Nicholls sobre aquella última decepción, la que les dejó sin ir a los Juegos de 2012, todavía sin el «gurú» de los banquillos al frente.
Fue entonces cuando todo comenzó. Lucas Mondelo tomaba por primera vez las riendas del equipo nacional. Un técnico especial que había llevado al Perfumerías Avenida de Salamanca a lo más alto de Europa y que no tardó en trasladar esa filosofía ganadora a la selección. Su «revolución» consistió en dar continuidad a un grupo que ya había triunfado en el Mundial 2010 y dotar de confianza a los jóvenes talentos que comenzaban a surgir a la estela de las Valdemoro , Aguilar o Palau . De hecho, ha sido esta última la que ha canalizado como ninguna este periplo de siete años en los que España se ha convertido en un equipo de leyenda. La generación de oro del baloncesto femenino español. «Para hacer lo que hacemos, hay que tener mucho carácter y este equipo lo tiene», explica la capitana, que se resiste a decir adiós a pesar de sus 39 años.
Ella es la más veterana de las seis que han acompañado a Mondelo en todos estos últimos campeonatos con premio final. Junto a ella han estado siempre en la foto Laura Gil , Silvia Domínguez , Alba Torrens , Marta Xargay y Laura Nicholls . El núcleo duro del vestuario. El corazón de la selección. «Somos una familia. Hace muchos años que estamos juntas. Empezamos como compañeras de una selección y ahora somos un grupo de amigas. Nos sentimos parte de una familia. Es una de las cosas más bonitas que me ha pasado dentro del baloncesto y esto es una fuerza que tenemos dentro y fuera de la pista. Cuando todo va bien lo necesitas menos, pero cuando las cosas no van bien como en este torneo ese sentimiento es mucho más importante y ayuda», explica Alba Torrens, feliz por haber logrado un bronce que a mediados de torneo pocos esperaban.
Porque el camino de España en este Mundial no ha sido sencillo. «Ésta es una medalla que nos sabe casi a oro». Las palabras de Marta Xargay nada más subir al podio reflejaban el sentir de toda la selección. Un equipo que ha atravesado renglones torcidos para acabar vestida de bronce en el Mundial de Tenerife. Nada más comenzar la concentración, Silvia Domínguez y Alba Torrens tuvieron dudas. Sendas lesiones que les pusieron en la lista de descartes, pero que no pudieron con ellas. Antes había tenido que renunciar Sancho Lyttle , la pívot americana, que no pudo ir a la Copa del Mundo por una lesión grave. «Nos han faltado dos partidos más para que las jugadoras que llegaron muy justas hubieran estado al nivel», reconocía Mondelo, contento por el bronce, pero al mismo tiempo triste porque sabía que este equipo valía más.
A muerte con Mondelo
Esa ambición es una de las señas de identidad del técnico catalán, que ha sabido imprimirla en la selección. «Tiene una forma de ver el baloncesto absolutamente increíble. Nos ha sabido aunar como equipo y encontrar las virtudes de cada una para ponerlas al servicio del equipo», afirma Laura Nicholls . De hecho, son las jugadoras las que más le defienden. Mueren por él, porque ha sido él el que las ha llevado a lo más alto.
Lejos queda ya aquella primera concentración de 2012 para un preeuropeo. Tan mal habían ido las cosas el año anterior que había que empezar casi de cero. Sin los focos que alumbran hoy al baloncesto femenino español, Mondelo y sus chicas comenzaron una aventura que seis años después atrae las miradas. «La esencia del grupo lleva muchos años ahí. Gente como Laia (Palau), que sigue aquí, nos ha intentado transmitir esos valores y nosotras ahora hacemos lo mismo con las más jóvenes. Eso se contagia. Sabemos que esto no es un grupo cerrado. Las que vienen siempre suman y las más veteranas las tratamos bien», señala Xargay sobre esas nuevas que llegan y que han sido claves al igual que Anna Cruz, que se perdió el Europeo de 2013, aún sin sitio por su juventud.