Fase Final de la ACB
Pablo Aguilar: «Lo del Burgos no es un milagro»
Tras meses lesionado, el Burgos le rescató para completar su plantilla antes de viajar a Valencia, donde hoy buscan el pase a la final frente al Barça

«Volver es ganar». El lema de esta fase final de la Liga Endesa cobra todo su sentido en la figura de Pablo Aguilar (Granada, 1989), que tras muchos meses alejado de las pistas por una lesión en la muñeca recibió a principios ... de mes la llamada del San Pablo Burgos para unirse al equipo antes de viajar a Valencia. El internacional, campeón de Europa con España en 2015 y bronce en 2013, vuelve a sonreír estos días sobre una cancha de baloncesto, algo que no recordaba después un proceso de recuperación que pensó que nunca acabaría.
¡Quién le iba a decir hace unos meses que estaría jugando las semifinales de la ACB!
Nadie. Pero ni hace unos meses ni hace solo unas semanas. Era inimaginable, pero el baloncesto es así. Un día me llaman, al día siguiente estaba en Burgos y dos semanas después estamos a dos partidos del título. Un viaje alucinante, la verdad.
¿Cómo fue aquella llamada?
Pues yo estaba en Zaragoza, pasando el confinamiento. Llevaba ya unos cuantos días entrenando por mi cuenta, pensando en la temporada que viene y a la espera de alguna oferta, y me llegó la llamada del Burgos. Fue todo muy rápido, porque al día siguiente ya estaba pasando el reconocimiento y después nos vinimos todos juntos para Valencia.
¿Qué se encuentra en ese vestuario?
Sobre todo, un grupo humano muy bueno. A nivel personal ya conocía a varios compañeros, pero el ambiente que me encuentro es fenomenal. Eso me ha ayudado mucho a integrarme rápido y creo que es una de las claves del rendimiento del equipo. Es un conjunto muy trabajado, con los roles muy definidos y eso me ha facilitado mucho las cosas. Yo no quería venir como salvador de nadie, sino a echar una mano y es lo que estoy intentando hacer.
¿Le recuerda de alguna manera al vestuario de la selección?
La selección es algo que está por encima de todo, pero sí que es cierto que el ambiente que me he encontrado aquí, el buen rollo y la diversión que hay es similar y ayuda a que los nuevos como yo se integren mucho más rápido.
Después de eliminar al Madrid y estando a dos partidos del título, ¿se ponen límites?
Por supuesto que no. Tenemos que salir a hacerlo lo mejor posible contra el Barcelona. Es un partido y ya hemos demostrado que podemos competir contra cualquiera. La presión es toda suya y nosotros solo tenemos que salir a disfrutar del momento. No es un partido ni un torneo normal, pero tenemos muchos alicientes para salir a ganar y darlo todo para estar en la final.
¿Se imaginaba formando parte de esta historia tan bonita que está protagonizando el Burgos?
Para nada. Lo que está haciendo el Burgos es muy grande. Que en tan solo tres años en la ACB haya alcanzado este nivel y esté jugando unas semifinales habla muy bien del club y de su afición. Aun sin haber pisado el Coliseum, los seguidores ya me han mostrado su cariño en las redes y me han hecho sentir uno más. Ser especial.
¿Es un milagro lo que está logrando el club?
No, no lo calificaría así. Como le decía, este grupo es un equipo que está muy trabajado. Que se nota que lleva mucho curro detrás. Tienen las ideas muy claras y por eso no puede hablarse de milagro o de suerte, sino de trabajo, de implicación y de sacrificio. Con paciencia, corazón y confianza, los sueños pueden hacerse realidad. Yo solo he intentado acoplarme a esa filosofía.
¿Y cómo sería su final feliz para esta historia?
Pues ganar al Barça en semifinales y encontrarnos al Valencia en la final y tomarnos la revancha contra ellos, que nos ganaron el otro día en un partido que nos dolió mucho (se ríe).
Antes de fichar por el Burgos, usted venía de unos meses muy duros por una lesión de muñeca que le dejó sin equipo y le obligó a emigrar a Japón. ¿Cómo de mal lo ha pasado?
No ha sido fácil, no le voy a engañar. Han sido meses muy duros y muy complicados. Meses en los que se te pasa de todo por la cabeza y tienes que estar fuerte para seguir trabajando en la recuperación. Han sido muchas horas de entrenamiento, de viajes y de opiniones. Gracias a los más cercanos he podido llevarlo bien a pesar de los momentos de bajón. Creo que he salido más fuerte mentalmente y estoy en el lugar perfecto para volver a disfrutar del baloncesto.
¿Llegó a pensar en la retirada?
Cuando ves que a la mano le cuesta avanzar o que sigues teniendo molestias que crees que ya deberían haber desaparecido, la cabeza le da muchas vueltas. Yo no llegué a pensar en la retirada, pero sí en si podría volver a jugar a mi mejor nivel. Si mis mejores años habían quedado ya atrás. Poco a poco ves que eso va cambiando, pero sigue el miedo a recaer. A que te den un golpe en un entrenamiento y muchas veces esa parte mental es mucho peor que la física en una recuperación. Siempre he sido muy positivo y en este caso lo he sido mucho más.
Al quedarse sin equipo, decide emigrar a Japón. ¿Qué ha encontrado allí?
Pues un lugar donde recuperarme anímicamente. He cogido confianza en la mano, he recuperado las sensaciones de estar en contacto con un grupo y entrenar con ellos. Me he ido olvidando de todo lo malo y eso está siendo clave ahora. Es cierto que no pude jugar mucho, porque estalló la pandemia y me tuve que volver, pero ha sido un periplo positivo en mi vida.
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