CSKA-Olympiacos
La fe del Olympiacos sepulta al CSKA
Otra remontada histórica del conjunto griego le lleva a la final de la Euroliga a costa del campeón
Crónica
Si hay un equipo en Europa que mete miedo al CSKA ese es el Olympiacos . Verdugo de los rusos en tres de las últimas Final Four, los griegos buscaban jugar ese baza mental frente a uno de los favoritos al título, en un intento por igualar una semifinal que a priori tenía claro color rojo.
El actual campeón, presupuesto más alto de la Euroliga , trató de evitar sorpresas con un inicio serio en el que De Colo comandó las primeras ventajas de su equipo (18-12). La defensa sobre Spanoulis secó la imaginación ofensiva del Olympiacos, cuyos lanzamientos exteriores se estrellaban una y otra vez contra el aro.
Aún así, el choque se mantuvo igualado hasta que Teodosic hizo su entrada en la cancha . El base serbio, que tiene hechas las maletas para jugar en la NBA la próxima temporada, emergió para romper el partido con tres triples casi consecutivos (15 puntos al descanso) con los que el CSKA comenzó a soñar con la final (40-27, min. 18). Solo el corazón de Printezis y la leve mejoría en el triple dio alguna esperanza a los griegos, que se marcharon felices a los vestuarios tras una canasta lejana de Agravanis sobre la bocina del descanso (40-33).
La tímida reacción helena la sofocó el CSKA con otro buen arranque de partido tras el parón. Seguía echando de menos Olympiacos a Spanoulis, aunque en ausencia de su estrella eran Printezis y Papanikolau los que mantenían a flote el barco a duras penas (60-49, min. 28). Sonreía la grada rusa, feliz por avistar una nueva final en la que revalidar el título. Se olvidaron de la fe del Olympiacos, esa que en 2014 les dejó sin el trofeo en la final tras una remontada histórica , y el conjunto de Sfairopoulos comenzó a creer que la victoria era posible.
Los triples de Mantzaris encendieron la grada, donde los seguidores del Fenerbahçe eran ya un griego más, y los sudores se apoderaron de las muñecas del CSKA. De Colo, desaparecido en combate, dejó la responsabilidad en la espalda de Aaron Jackson y Teodosic, que aguantaban como podían las acometidas del Olympiacos.
Para entonces, el rebote ofensivo era una pesadilla para los rusos, incapaces de contener las segundas oportunidades de su rival (65-62, min.33). Quedaban siete minutos para que Spanoulis resucitara . Ahora o nunca. El base entró en la cancha con cuatro puntos, fruto de otros tantos tiros libres, y apenas tardó unos segundos en anotar su primera canasta en juego. Un aviso de lo que estaba por llegar. Festival anotador y de dirección que acabó con la resistencia de su rival. Fue un triple suyo el que le dio la primera ventaja a los griegos en todo el partido (73-74) . Canasta que abrió una herida mortal en el CSKA. Teodosic, el único asidero fiable del equipo ruso, trató de contener la hemorragia con un triple que no calmó el ansia de victoria de Spanoulis. Al contrario. El hachazo del serbio encendió aún más al base heleno, desatado y clave en el desenlace final. Lección magistral que condujo al Olympiacos a otra victoria increíble , plena de fe, que apea al campeón de la final y manda un aviso para el rival del domingo.