Barcelona-Real Madrid
Remontada incompleta en el Palau
El Madrid, que llegó a ir perdiendo por 25 puntos, logró darle la vuelta al marcador pero acabó desfondado
Crónica
El Barcelona adelanta un paso más hacia cuartos de final y hace retroceder esa misma distancia a un Real Madrid que salió sin alma al Palau, pero que rozó luego una remontada histórica. La tocó con la yema de los dedos antes de ver cómo Satoransky y Perperoglou terminaban con sus esperanzas y les obligaban a mirar al futuro con la necesidad de ganar en Vitoria o Atenas los próximos dos partidos para seguir vivos en la Euroliga.
La puesta en escena del Real Madrid fue horrorosa. La peor del curso. L a peor, quizá, de la era Laso. Los blancos fueron un pelele en manos del Barcelona , que manejaba a su antojo el ritmo del encuentro y que encontraba facilidades inesperadas en la defensa del Madrid. Tiros cómodos que Satoransky y Doellman aprovecharon para ir abriendo una brecha en el marcador que llegó a ser sonrojante al final del primer cuarto (25-4).
Diez minutos infames del campeón , que tenía que apelar a la épica para remontar un partido que se le había puesto muy cuesta arriba. Tocaba sacar el orgullo y no bajar los brazos para evitar una derrota mayúscula que dejara tocado al equipo. Así lo entendió Laso, que buscó igualar fuerzas desde el físico. Dio entrada a Lima y Taylor y por ahí comenzó a recuperarse el Madrid , demasiado magullado para entonces como para pensar en la victoria (31-6, min. 11).
El primer paso consistía en recuperar la confianza y encontrar el camino hacia la canasta. Algo que en once minutos sólo habían conseguido Reyes -con un palmeo- y Lima en sendos mates liberados . Un bagaje escaso para el segundo mejor ataque de la Euroliga, enredado por enésima vez en la tela de araña tejida por Xavi Pascual. Disfrutaba el técnico azulgrana, satisfecho porque su máquina defensiva funcionaba como nunca y porque en ataque fluía el lanzamiento exterior. Los triples de Satoransky y Ribas ahogaban cualquier atisbo de remontada blanca, con Rudy perdido en su regreso a la Euroliga, aún sin sensaciones positivas en su primer contacto con el Palau.
Un fogonazo final del Real Madrid, abrió una mínima esperanza para el campeón antes del descanso. El parcial de 12-1 -con triples de Llull y Taylor- devolvía cierta emoción, aunque tenía que cambiar muchas cosas si quería soñar con la victoria . La primera fue la actitud, lo que tradujo en el choque en un duelo más equilibrado, donde el Barcelona vivía ya solamente de la inspiración de Perperoglou y Satoransky. Poco a poco, casi sin avisar, el Madrid fue limando la distancia en el electrónico. Un triple de Carroll por aquí, un tiro libre de Felipe por allá, un robo con mate de Ayón... Y así, hasta un parcial brutal de 26-3 que le dio la vuelta al marcador (52-58, min. 31).
El Madrid había hecho lo más difícil, remontando 25 puntos en el Palau y poniendo al Barça contra las cuerdas. Enmudecida la grada azulgrana, Satoransky tomó el mando para anotar un triple y sellar un mate en la cara de Ayón que reavivó el nivel ambiental . La jugada sacó del partido a los blancos y eso que aún estaban por encima en el marcador (57-58). A partir de ahí, solo existió un equipo en el Palau. Perperoglou, agazapado en los últimos minutos, emergió como un gigante para liquidar al Madrid y acercar al Barcelona a cuartos de final, donde, a pesar de perder ayer ante el CSKA (90-78), está practicamente metido también el Caja Laboral.
Previa
El Real Madrid y el Barcelona se juegan esta noche (20.45 horas, C+Deportes) buena parte de sus opciones de estar en la siguiente fase de la Euroliga. Un clásico que será el primero de la temporada con Rudy Fernández, después de que el balear regresara a las canchas el fin de semana pasado tras casi cuatro meses de baja por su operación en la espalda.
Hasta que Trevor Ariza decidió pagar su frustración con Rudy Fernández en un partido ante los Lakers , el balear había sido siempre una roca sobre la cancha. A pesar de su aparente fragilidad, el alero español apenas se había perdido un puñado de partidos en una carrera exitosa que apuntaba alto en la NBA, pero que el golpe propinado por el excompañero de Gasol frustró para siempre. En su caída, Rudy aterrizó bruscamente sobre su espalda, produciéndose una lesión crónica que arrastra desde entonces y que le ha impedido rendir con regularidad.
Rudy ha aprendido a convivir con el dolor, llegando a disputar partidos infiltrado con el único objetivo de ayudar a sus compañeros. El pasado Eurobasket, tras un choque con Gobert, Rudy volvió a recaer y, aunque llegó a disputar la Intercontinental , acabó pasando por el quirófano para tratar de solucionar de una vez por todas los dolores. Mitigarlos, al menos, para alargar su carrera y volver a disfrutar del baloncesto. Por primera vez desde que sufre esta dolencia, Rudy ha estado parado durante más de tres meses. Demasiado tiempo para un jugador acostumbrado a vivir pegado a una canasta desde que tenía 10 años. Cansado de las recaídas, el balear se ha tomado más en serio que nunca su recuperación . Ha extremado los cuidados de fisioterapia, utilizando técnicas nuevas y recurriendo, incluso, al yoga. Todo lo necesario para volver mejor y más fuerte. Semanas para para descansar su cuerpo, alejarse en lo posible del baloncesto y disfrutar de su familia.
El Real Madrid ha sabido sobrevivir a su ausencia, ganando incluso la Copa del Rey y llegando a la parte final de la temporada con opciones en todas las competiciones. «El equipo ha sido competitivo durante estos meses y no creo que tenga que ser Rudy ahora el que nos saque las castañas del fuego. Su llegada es un soplo de aire fresco para el vestuario, pero esto es una cuestión de equipo», resumía ayer Laso, que por primera vez este año tendrá a su disposición a los quince jugadores que forman la plantilla blanca.
Con Rudy de nuevo en el vestuario como uno más, el técnico tiene más opciones en ataque y gana para la causa a su mejor defensor. Un jugador que contagia al resto en esa tarea de frenar al rival, pero que también es importante en el día a día del grupo. «Rudy es un gran apoyo dentro del vestuario y estamos felices por todo lo que él puede aportar al equipo tanto dentro como fuera de la cancha. No solo es importante en los partidos, Rudy es una pieza clave en los viajes y en la rutina diaria y es una alegría que pueda estar de vuelta, compitiendo con to dos y sano», afirma Nocioni, uno de los jugadores más en forma del equipo y una de las preocupaciones de Xavi Pascual .
El clásico europeo, decisivo para la clasificación de ambos equipos, lo es más para un Barcelona que necesita ganar si no quiere verse a un paso de la eliminación. Perperoglou y Navarro son duda por problemas físicos.