Final ACB
Mirotic quiere mucho más
Un sensacional partido del montenegrino permite al Barcelona igualar la final antes de viajar a Madrid
Crónica
Mirotic quiere más. Un genial partido del montenegrino da vida al Barcelona tras un sufrido partido en el Palau. El Madrid vendió muy cara su piel y tuvo a los azulgranas en el precipicio, pero los pupilos de Jasikevicius, con mucho sudor y saber sufrir, supieron romper la igualdad en un final de infarto. La serie viaja a Madrid y la lucha por el título está muy viva. Para eso es una final.
Potente inicio del Madrid, todo músculo, todo malas intenciones. Sanli recaía de sus problemas físicos y los de Jasikevicius volvían a entregar la zona sin los centímetros del turco. Buscaban los blancos el interior, entrar en contacto con el aro, mientras que el Barcelona parecía estar todavía atrapado en el primer partido de la final. Desconcertados y sin acierto, los catalanes miraron impotentes como el Madrid confeccionaba un 0-8 de parcial en los primeros minutos. No reaccionaron hasta la salida del Laprovittola y Jokubaitis, dos hombres que pueden convertir hasta a un asno en el campeón del derbi de Kentucky con su eléctrico empuje.
Reaparecía Llull tras su lesión en las semifinales ante el Baskonia y el Barça igualaba la balanza, se quitaba los complejos. El encuentro se convertía en un duelo de polos. El virtuosismo técnico de los locales contra el físico de los visitantes. Poirier era una pesadilla con patas, minutos de oro del pívot francés, no daba una pelota por perdida, pero el Barcelona conseguía cerrar recovecos y aumentar su anotación con los bailes de Davies en la zona. Abalde, con problemas físicos, mantenía el pulso del Madrid con canastas de alta factura y Mirotic, algo desaparecido en la primera parte, levantaba al Palau con un triple complicadísimo, desde la esquina, con Yabusele encima. Las sensaciones eran más positivas para el Barcelona pero el Madrid, incluso con un baloncesto algo espeso, conseguía mantener la igualdad al descanso.
Tras la reanudación, toda acción tenía una reacción. Concurso de canastas, algunas bellas y otras muy trabajadas. Mirotic, suministrado por Calathes, comenzaba a marcar la diferencia, era un fantasma, Yabusele nunca llegaba. Calathes y Davies se golpearon mutuamente en la cabeza. La sangre del griego no fue suficiente para que ellos árbitros parasen el juego y un mate de Hanga encendió al Palau, desatado y silenciado con un gran triple de Taylor poco después. La dominante igualdad la rompió Llull, siempre Llull, con cinco puntos consecutivos, pero Mirotic, Laprovittola y Kuric, con más fe que cualquiera de sus compañeros, consiguieron evitar el desarme emocional de los azulgranas, que llegaron al último acto con dos puntos de ventaja.
Tras estar en el precipicio, el Barça supo levantarse con mucha personalidad. Mirotic golpeó sin piedad desde el triple aunque el Madrid no perdía el rumbo. Los detalles, la pillería y los errores definían la partitura, les costaba a ambos bandos agujerear el aro, incluso el crono del marcador se encasquillaba. Entre tanta oscuridad, luz. Fue Mirotic quien rompió el hielo con un golpe de autoridad. Dos canastas del montenegrino y los tiros libres de Higgins en las últimas posesiones dieron el triunfo y una vida extraen la final al Barcelona.