NBA
Anthony Davis, el pívot de cristal ya acaricia el anillo
Deja atrás las lesiones para ser decisivo en unos Lakers que están a un triunfo del título de la NBA
Antes de dar luz verde a la operación que debía traer a Anthony Davis a los Lakers, a Rob Pelinka le entraron las dudas. En el paquete exigido por los Pelicans iban buena parte de las apuestas de la franquicia en el último lustro. Jugadores como Brandon Ingram, Lonzo Ball o Josh Hart . Talento joven a punto de explotar. Era una apuesta arriesgada y, por eso, el general manager del conjunto angelino no podía fallar. Sus dudas no estaban tanto en la capacidad de Davis para complementar a LeBron, sino en su fortaleza para llegar a la meta en condiciones físicas aceptables. Le daba miedo que el pívot de cristal volviera a romperse en el momento clave de la temporada, pero esta vez Davis ha sabido cuidar su cuerpo para convertirse en el escudero perfecto de «King» James y llevar a los Lakers a la antesala del título, del que les separa solo un triunfo tras ganar ayer (102-96) a los Heat con 22 puntos del pívot, incluido un triple decisivo en el último minuto .
Los temores de Pelinka parecían sepultados tras una temporada impecable en la que Davis apenas se había perdido un puñado de partidos por dolencias menores. Todo caminaba sobre el plan previsto hasta que un fuerte golpe en el ojo en la víspera del reestreno oficial de la NBA en Orlando hizo saltar las alarmas . Otra vez una lesión. Otra vez en el momento más importante de la temporada. Por fortuna, la gravedad no fue tanta como parecía en un principio y Davis pudo llegar sin problemas a los playoffs, donde ha sido –junto al omnipresente LeBron James – el gran argumento de los Lakers camino del anillo.
El pívot ha sabido acaparar el protagonismo ofensivo del equipo, descargando de esa responsabilidad a James y convirtiéndose en el máximo anotador de la postemporada, con un promedio de 28,2 puntos por encuentro. Su asociación es la más productiva de la «burbuja» de Orlando y una de las más efectivas de la historia. Su dominio de las finales obliga a echar la vista atrás, a aquel 2002 en el que Kobe y Shaquille O’Neal arrollaron a los Nets para lograr su tercer título consecutivo . «Cuando estaba en el instituto veía a la pareja formada por Kobe y Shaq y puedo decir que era el dúo más dominador que he visto en mi vida. Que se nos compare con ellos es un honor», reconoce estos díasLeBron, a un paso de su cuarto anillo.
El «23» de los Lakers apostó personalmente por la llegada de Davis . Tenía claro que era el perfil de jugador que necesitaba a su lado para devolver la gloria a la franquicia angelina. Cuando le preguntaron por su posible fichaje, él no tuvo dudas y ayudó a despejar las de Rob Pelinka.
En septiembre, antes de comenzar la pretemporada, James se reunió con Davis para expresarle una confianza que se ha extendido por el vestuario. «Es imparable. No hay nadie en la NBA que pueda pararle en el uno contra uno . Si quisiera, en cada partido anotaría 75 puntos», señala Rajon Rondo sobre el pívot, cuya regularidad en los playoffs solo se vio alterada en el tercer partido de la final. Su noche gris le costó la derrota a los Lakers. Único borrón hasta el momento de una final modélica que podría acabar mañana si los angelinos logran vencer a los Heat en el quinto partido de la serie ( 3.00 horas, Movistar+ ). Por el momento, Davis ya atisba el anillo, más fuerte que nunca y sin miedo a romperse de nuevo.