Real Madrid
El secreto del éxito estaba en casa
Tras dos décadas de proyectos fallidos, el Real Madrid se reencontró con sus orígenes para volver a dominar el baloncesto
Hay veces que la solución está tan cerca, que cuesta verla. Como esos problemas matemáticos de apariencia enrevesada y que luego solo necesitan de un poco de sentido común para resolverse. Era ese el caso de la canasta blanca, a la deriva durante dos décadas, y cuyo secreto del éxito estaba escondido en casa , rescatado para la causa por Pablo Laso y entendido a la perfección por un grupo de jugadores hambrientos de éxito con los que el Madrid ha concluido la mejor temporada de su historia. Esta afirmación baladí en muchos grandes clubes de Europa, cobra importancia cuando se habla del conjunto blanco, el más laureado del continente. Superar los éxitos del Real Madrid de Ferrándiz o de Lolo Sáinz eran palabras mayores, pero hasta los veteranos están rendidos al juego y la efectividad de este equipo campeón de todo.
La llegada de Pablo Laso en 2011, casi por casualidad tras la negativa de otros técnicos, sentó sin saberlo las bases del futuro más brillante de la historia de la sección de baloncesto del Real Madrid. El entrenador vasco, que había sido jugador del club durante varios años, tenía claras sus ideas y la forma de devolver al equipo al lugar de privilegio en el que lo había situado el esfuerzo de tantas generaciones anteriores. La fórmula, sencilla, acuñada por Santiago Bernabéu y Raimundo Saporta , se había olvidado entre los millones gastados en proyectos fallidos y las decenas de jugadores que llegaron a lucir el escudo del Real Madrid sin tener, en muchos casos, la calidad que por su historia debía haber exigido el club. Por el camino, además del fracaso deportivo, se perdieron muchas otras cosas . Una de las más importantes, el prestigio diluido que ya no atraía a las grandes figuras del panorama europeo.
En lugar de empezar la casa por el tejado, Laso optó por echar la vista atrás. Rebuscó en el pasado glorioso del Madrid y encontró las mismas raíces con las que él se había proclamado campeón de la Recopa en 1996, justo un año después de la que era la última Copa de Europa del club blanco. «Cuando llegué, lo primero que quería era recuperar la marca Real Madrid en el baloncesto . El espíritu de siempre de la sección». Las palabras de Laso en ABC suenan a objetivo cumplido cuatro años después.
Vestuario en clave nacional
Al hablar de la marca Real Madrid, el técnico se refería a un esfuerzo sustentado en el mejor talento nacional, con dos o tres pinceladas extranjeras. La fórmula tradicional que tantos éxitos le dio al club en la década de los 60 y los 70, cuando el núcleo fuerte del vestuario estaba formado por jugadores españoles. En lugar de revolucionar el vestuario, Laso lo transformó . Cambió el rol de Llull y le dio la manija del equipo; restañó las heridas de Felipe Reyes, al que devolvió los galones de capitán; y se afanó en que la libertad de Sergio Rodríguez en la pista fuera un hecho y no una mera declaración de intenciones.
Al mismo tiempo, el club se puso a trabajar para que el talento nacional en la NBA recalara en el Madrid y por ahí se fichó a Rudy Fernández , otra pieza clave del resurgir blanco. Otrora, el balear hubiera terminado en el Barcelona (que también lo intentó esta vez sin éxito) o en uno de los clubes europeos con mayor potencial económico, pero algo había cambiado en Madrid. Hasta la cantera comenzaba a dar sus frutos con la irrupción de Nikola Mirotic , aunque todavía era pronto para atisbar el éxito que las categorías inferiores iban a dar en el futuro, reflejado este año con los títulos en todas las categorías de formación. Hubo incluso salidas dolorosas y difíciles de comprender como la de Ante Tomic, aunque el paso del tiempo también le ha dado en eso la razón a Laso.
Llenar el Palacio
Formado el puzzle del vestuario, quedaba por reconstruir lo más importante. « Ganar no era mi primer objetivo. Los títulos estaban ahí, porque siempre quieres ganar, pero ni lo pensaba cuando llegué . Si solo hubiera pensado en eso, me hubiera dejado otras muchas cosas por el camino. Había que volver a llenar el Palacio», reconocía hace pocas semanas Laso, que cuando aterrizó en Madrid, apenas veía a público en las gradas. Aquellos fieles de la Caja Mágica, se multiplicaron con la mudanza al Barclaycard Center , acunados por el juego ofensivo y sin complejos que comenzaba a desplegar el equipo.
«Al ver jugar a este equipo, me vienen a la mente momentos de cuando yo era jugador. Tienen ese hambre y ese baloncesto rápido y de improvisación que nos permitió que el Real Madrid se hiciera un nombre en el baloncesto mundial », señala Emiliano a ABC, tetracampeón de Europa de blanco y una de las grandes figuras del baloncesto español. Él ya atisbaba que el camino diseñado por Laso iba por buen camino y como él, muchos volvieron a disfrutar de su mano del baloncesto. El Palacio se llenó poco a poco. Entradas agotadas en los grandes partidos y buenos registros en la mayoría. Un apoyo fundamental para afrontar el reto de los títulos.
El resto, ya es historia. La del regreso por la puerta grande del mejor club de baloncesto de Europa . Una versión mejorada con un origen común. El secreto del éxito, que residía en casa.
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