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Los trece trabajos de Pablo Laso
Cuestionado durante gran parte de la temporada, concluye su obra maestra con este equipo cincelado a lo largo de cuatro años
Actualizado: GuardarCuestionado durante gran parte de la temporada, concluye su obra maestra con este equipo cincelado a lo largo de cuatro años
1234Pablo Laso, el diálogo por bandera
Pablo Laso, entrenador del Real Madrid - AFP Pablo Laso aterrizó en Madrid en el verano de 2011 por la puerta de atrás. Su nombre no era el primero de la lista. Ni siquiera el segundo. Por entonces, el banquillo del Real Madrid quemaba y hubo varias respuestas negativas que desembocaron en el ofrecimiento al vasco, cuya aventura en el club blanco cumple ya cuatro temporadas. En ellas ha habido más alegrías que decepciones, con un trabajo personalizado a la sombra que ha convertido a sus jugadores en los mejores de Europa.
El técnico ha sabido sacar lo mejor de cada jugador, elevándolos al estatus de estrella cuando el talento rebosaba, o conviertiéndolos en piezas deseadas por media Europa a pesar de sus limitaciones. Hacemos un repaso a su trabajo individualizado con cada uno de ellos, que ha desembocado en un Real Madrid campeón.
Los bases, a su imagen y semejanza
Campazzo (#7), pequeño gran jugador
Llegó de la mano de Nocioni, aunque con tarjeta de visita propia. Su baja estatura no ha sido un handicap en su adaptación a Europa. Le costó entrar en la dinámica del equipo, pero cuando entendió su rol defensivo y de revulsivo aportó cosas importantes. La gran temporada de Llull y Sergio Rodríguez le ha impedido disfrutar de muchos minutos, pero Laso le ha mimado pensando en el futuro.
S. Rodríguez (#13), el descaro escondido
El base canario volvió de la NBA sin confianza y la presencia de Messina en el banquillo del Real Madrid en su primer año no ayudó a recuperarla. Su juego de fantasía se vio perjudicado con el italiano, pero con Laso eso cambió. Desde el primer día, el técnico vasco le dejó claro que no le importaban los errores. Que jugara sin presión. Como lo había hecho desde que era un niño. De su mano se convirtió el año pasado en el mejor jugador de la Euroliga y, a pesar de las lesiones del inicio de campaña, este año ha vuelto a ser decisivo para el título. Un jugador diferente como no existe en Europa, que ha mejorado exponencialmente en su lanzamiento y ha reducido sus errores.
Llull (#23), escolta que aprendió a ser base
«¿Hay que fichar a un base? Tenemos a dos de los mejores: Sergio Rodríguez y Llull». Así se presentaba Pablo Laso ante los medios como entrenador blanco. Hasta entonces, Llull había desempeñado labores de escolta, pero el técnico le ha convertido en uno de los mejores bases de Europa. Ha sabido aprovechar su explosividad y su defensa, al tiempo que le ha ayudado a contener su ímpetu y reducir las pérdidas. Un jugador que tendría un hueco en cualquier equipo de Euroliga... y en muchos de la NBA. Veremos si se decide a dar ese salto después de conquistar la Copa de Europa.
Un perímetro de muchos quilates
Rudy Fernández corta la red de la canasta tras ganar al Olympiacos - AFP Rivers (#4), trotamundos con el gatillo preparado
Tras frustrarse su sueño en la NBA, Rivers probó fortuna en Italia, Francia y Rusia, antes de volver a Estados Unidos para jugar en la liga de desarrollo. Mientras esperaba una oportunidad en alguna de las franquicias de la NBA, el Real Madrid llamó a su puerta y no lo pensó. Laso le encomendó una labor concreta: estar listo. Le preparó para asumir un rol secundario y el americano le ha respondido con actuaciones clave en algunos partidos, como el primero de cuartos ante el Efes, en el que anotó 6 triples.
Rudy (#5), recuperar a una estrella
Rudy aterrizó en Madrid después de un paso irregular por la NBA. Allí se marchó siendo una estrella y volvió a Europa para recuperar ese estatus. Laso le entregó los galones del equipo desde el primer día, sabedor de que el talento del balear haría el resto. Con él, el técnico solo ha tenido que canalizar sus ansias de triunfo y dosificar sus esfuerzos para evitar lesiones. El resto, venía de fábrica. Un jugador especial, de los pocos que quedan así en Europa, con el que el Madrid dio un salto de calidad definitivo en 2013 y, de paso, evitó que acabara en el Barça, que luchó hasta el último momento por cambiar el rumbo inevitable de la historia.
Maciulis (#8), la fe en el rebote ofensivo
Un clásico de la Euroliga que llegó para poner esa experiencia al servicio del grupo. Poco o nada tuvo que trabajar Laso con él, consciente de sus funciones dentro del equipo desde el primer minuto. Uno de esos «gregarios» que brillan poco y dan mucho. Imprescindibles en todo equipo ganador. Aprobado alto por su aportación en defensa, en el rebote ofensivo y su certero lanzamiento de larga distancia. Además, se ha acoplado muy rápido al vestuario a pesar de la barrera del idioma.
Carroll (#20), la estrella a la sombra
Aunque le costó un mundo hacerse a Madrid y a su rol en el equipo, Carroll entendió al fin que no podía ser la estrella que era en otros equipos menos importantes. Su esfuerzo se puso al servicio del equipo merced al trabajo de Laso y su regularidad de blanco se ha hecho más patente que nunca esta temporada. Aportación clave en momentos importantes. Una amenaza constante para el rival desde el perímetro, a lo que ha unido un interesante movimiento de penetración que le hace más imprevisible. Capaz de lo mejor, tuvo un día memorable ante el Nizhny, al que le hizo 32 puntos en 21 minutos y, por supuesto, con sus tres triples consecutivos en la final contra el Olympiacos.
Los pívots, veteranos con espíritu joven
Andrés Nocioni (#6), espíritu indomable
Una de las carencias del «Real Madrid» de los récords era su falta de lucha y su inexperiencia. Para ponerle remedio, Laso dio su visto bueno al fichaje del argentino, decisivo en diferentes tramos de la temporada. En el recuerdo colectivo está su actuación en la final de Copa ante el Barcelona, justo cuando más feas estaban las cosas. «Tiene un corazón muy grande y lo transmite al equipo y eso es algo que ya sabíamos cuando pensamos en él para el equipo», señala Laso.
Reyes (#9), capitán sin fecha de caducidad
El caso Reyes es tan atípico que cuesta entenderlo. Cuando Laso llega a Madrid, muchos le piden la salida del pívot, que a las órdenes de Messina había perdido protagonismo y parecía encarar la recta final de su carrera. Tres años y mucho trabajo psicológico después, el capitán ha sido elegido en el cinco ideal de la Euroliga, firmando los mejores números de su carrera. Entre medias, una confianza fundamental. Un diálogo para recuperar la mejor versión de Felipe Reyes, al que nadie discute y al que el club ha puesto delante de la mesa un contrato sin fecha de caducidad.
Ayón (#14), un «Titán», el último en llegar
La dirección deportiva del Real Madrid esperó al mexicano hasta el final. Las ofertas de la NBA no convencieron a Ayón, que prefirió al Real Madrid antes que al resto de equipos que le pretendían en Europa. Una lesión sufrida en el Mundial obligó a Laso a tener paciencia con él. Le mimó hasta el límite, consciente de que era la pieza ideal para construir un equipo campeón. Un pívot dominante como hacía tiempo que no tenía el Real Madrid. El «Titán de Nayarit» ha sellado las fisuras blancas en la zona y ha devuelto con juego la paciencia que Laso tuvo con él a principio de temporada. Clave en la Final Four, ya nadie duda de él.
Bourousis (#30), sentirse importante
Laso le rescató para la primera línea del baloncesto europeo. Un pívot atípico, al que el técnico ha sabido extraer todo su jugo y evitar por más tiempo sus períodos de desidia. Ha ido de más a menos en el Madrid y en los últimos meses apenas ha entrado en la rotación del equipo.
Slaughter (#44), el especialista defensivo
«Es el mejor defensor de Europa». Laso no se ha cansado de defender al pívot americano, un especialista que empezó contando muy poco y sin entrar en las convocatorias, pero que ha terminado por ganarse el puesto a base de trabajo. Laso siempre confió en él y frenó su salida. El tiempo le ha dado la razón con él, un jugador que además «hace vestuario» y que se ha identificado con el escudo del club.
Salah Mejri (#50), intimidación en la zona
Aún joven y con futuro, Mejri ha evolucionado mucho en las manos de Laso. Sus movimientos limitados cerca del aro y su falta de coordinación en defensa han mejorado desde que llegó. Ya no es el jugador que cometía faltas sin control y ha aumentado su rango de lanzamiento, aunque aún está verde y debe evolucionar.